Year 4 - Part 1

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Ted se rascó la nuca tratando de pensar en una manera de convencer a Kara y evitar una pelea.

Cuando la chica volvió de Hogwarts, quiso ir a la bóveda de los Black y sacar oro. La final del Campeonato Mundial de Quidditch estaba a un par de meses, pero su hija quería comprar las entradas antes de que se agotaran.

Dora no se opuso a la idea y se unió a la fiebre del Quidditch. Sin embargo, su esposa estaba preocupada y se mostraba reacia a asistir a un evento masivo. Las últimas semanas se habían escuchado rumores de una supuesta reunión de los seguidores de Voldemort. Los tiempos se comenzaban a tornar oscuros, igual como hace varios años atrás. Y si bien todo transcurría con total normalidad, Ted tuvo un presentimiento.

— Quiero ir a visitar a Lena—

El mago pegó un respingón ante la voz de Kara. La chica lo había visto caminar de un lado a otro desde la cocina y decidió tomar desprevenido al adulto.

— Me escribió una carta en donde me invitó a tomar el té— explicó tranquila — ¿Puedo ir?—

— ¿Por qué no le preguntas a tu madre? Llegará pronto del trabajo—

— Me dirá que no, y tengo más posibilidades de ir si te pregunto a ti— Ted suspiró. La chica lo tenía en la palma de su mano — ¿Entonces?—

Él negó para sí mismo hasta que se le iluminó el rostro y se le acercó sonriendo — ¿Y si hacemos un trato? Solo puedes ir a un solo evento, ¿el Campeonato o la Mansión de los Luthor?—

Aquello agarró a Kara con la guardia baja y lo miró ofendida — ¡No es justo! Eso fue una sucia jugada, Ted—

Kreacher asomó su cabeza desde las escaleras y gruñó al sangre sucia — Mi señora, le advertí que él era un zarrapastroso—

— Modales, Kreacher. No insultamos en esta casa— Kara divirtió antes de dirigirse al mago — Negociemos. Si decido ir con Lena, también quiero pasar unos días con Victoria—

Los ojos de Ted se le iluminaron y rápidamente estrechó sus manos — ¡Hecho! Pero nada más—

El sonido de las llaves abriendo la puerta los alertó de la llegada de Andrómeda. Ted salió disparado a decirle las buenas noticias, aunque no lo eran tanto porque tendrían que llevar a Kara donde la vieja huraña de Lillian Luthor. ¡Por las bolas de Merlín, solo esa señora lograba sacar de quicio a su esposa!

Andrómeda lo saludó con beso, pero lo miró confundida al ver su expresión nerviosa.

— ¿Sucedió algo?—

— Es mejor que te sientes, querida—

Al escuchar esas palabras, Kara huyó junto con Kreacher y se refugiaron en su cuarto. Si bien el elfo ya no le tenía el mismo respeto a Andrómeda debido a que fue repudiada, ella si le temía a su madre. Y cuando escuchó: ¡¿QUÉ COSA?!, suspiró de alivio y soltó varias risas al imaginar a Ted calmándola.

Fue Cat quien la llevó hasta los terrenos de la Mansión de los Luthor y la recogería más tarde. Luego de despedirse de la aurora, se fijó mejor en la construcción frente a ella.

Había luz en las ventanas de cristales emplomados de la planta baja a pesar de que era de mañana. En algún punto del enorme jardín que se extendía más allá del seto había un gran rosal decorado con adornos dorados. Kara caminó por toda la entrada hasta la puerta en donde fue recibida por un elfo doméstico.

— Buenos días— saludó con una sonrisa.

El elfo solo inclinó la cabeza en un gesto de respeto — Madame Luthor la espera en su estudio. Permítame escoltarla hasta allí, señorita Black—

Toujours Pur (Supercorp)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora