Su infierno fue demasiado para nosotros, no supimos cuidarla.
Creímos que la teníamos, pero no fue así y en un segundo nos demostró que no le pertenecía a nadie.
Lily se fue sin mirar atrás.
¿El problema?
Ya habíamos probado de su infierno y no q...
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Maxim...
-Este medicamento cada 8 hs- el pediatra me escribió una receta -y este por si tiene fiebre-
Asentí.
-¿Alguna otra pregunta?-
-¿No le hará daño tanto?- fruncí el ceño.
El doctor sonrió-¿Es su primer hijo?-
-¿Se nota mucho?- pase una mano por mi nuca mientras veía a mi pequeño.
-Es totalmente normal estar preocupado, pero los niños son mas fuertes de lo que nosotros pensamos- le toco la cabeza a Milo - que tenga buen día-
Iba conduciendo con él sentado en su silla detrás cuando vimos una plaza.
-Plaza- gritó animado -plaza, plaza-
-Luego campeón- recordaba que por mi culpa lo habíamos perdido esa primera vez, aun me culpaba por ello. -Vamos con mami y luego vendremos-
No dijo nada por suerte, al llegar a casa baje con él y entramos agarrados de la mano, porque Milo decía que ya era grande, caminamos hacia la sala donde encontramos a Lily dormida en el sofá, su cabeza reposaba en las piernas de Nikolay mientras él acariciaba su cabello.
-¿Cómo les fue?- hablaba del pediatra.
-Esta bien, peso y altura correcta- solté su manita y corrió a donde estaba su madre -los antibióticos serán suficientes para su congestión.-me quede viendo como tocaba su mejilla y le daba besitos suaves sin despertarla.
-Mami esta dormida- Nik se estiro un poco y lo sentó a su lado -¿La dejaremos descasar?-
-Shi- asintió colocando su cabeza en la otra pierna de mi hermano -como mami-
Rei -¿no quieres ir a tu cama a tomar una siesta?-
Nik sonrio viendome bien -¿Cuanto llevas limpio?-
-Desde que regresamos con ella- la señale -6 meses-
-Vamos- Lily se despertó, sus ojos verdes se posaron en mi -¿Qué paso con el medico?-
Camine hasta ella y me arrodille corriendo unas hebras de cabello -Estará bien, dos medicamentos. Uno para la congestión y otro por si tiene fiebre ¿Cómo están ustedes?- apoye mi mano en su vientre.
-Bien- curvo sus labios -pero quiero algo-
-¿Antojo?-
Asintió mordiendo su labio.
-¿Qué quieres comer?-
-A ti-
Me tomo por sorpresa su pedido, sus ojos verdes destellaban esa lujuria que me volvía loco, sin saber que hacer. Mire a mi hermano, quien soltó una carcajada. -Al parecer, tú y yo- le hablo a Milo -iremos a comprar dulces para mami-
