Su infierno fue demasiado para nosotros, no supimos cuidarla.
Creímos que la teníamos, pero no fue así y en un segundo nos demostró que no le pertenecía a nadie.
Lily se fue sin mirar atrás.
¿El problema?
Ya habíamos probado de su infierno y no q...
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Lily...
Dos semanas después me encontraba en una habitación gigantesca, ellos habían planeado hasta el ultimo detalle de esto para que yo no la pasara mal. Hayami y Gianna estaban a mi lado como mis damas de honor y ellas me contaron que los hermanos les llamaron preguntándoles todo sobre mi y que me gustaba.
Gianna fue la encargada de elegir el vestido con ellos, ella se había separado de sus chicos y se escapo pero siempre nos manteníamos en contacto.
La rubia que había visto en las fotos ese día entro acompañada de varias mujeres y un par de niños que corrían con trajes. Ella se acerco a mi y me extendió la mano -Un gusto, soy Victoria-
-Hola- sonreí tímida.
-Eres mas hermosa de lo que pensaba. Esos jodidos rusos se sacaron la lotería-
-Gracias-
-Bueno, veamos tu vestido ¿si?-se volteo a buscar una gran caja que acomodo sobre la cama
-¿Me quedara?-
Ella sonrió volteando a verme -Cariño, mis primos te tomaron las medidas mientras dormías. Creo que lo hicieron como cinco veces- soltó una risilla -los tienes jodidos-
-¿Es bonito?-
-Esos idiotas lo catalogaron como "Sexy" cuando les envié la foto, pero quiero decirte que la diseñadora se encargo de que fuera lo mas cómodo posible para tu embarazo, además. La tenemos presente por si queremos arreglar algo ¿lo quieres ver?-
Me acomode en una silla que alguien de su equipo coloco para mi y asentí ansiosa.
-Aquí lo tenemos- me lo mostro y mis ojos se llenaron de lagrimas. -¿Te gusta?-
-Es... hermoso-
-No llores- mi amiga pelirroja me limpio las gotas que traicioneras que caían -serás la novia mas bonita de todas-
-¿No seré fea?-
Hayami negó -eres jodidamente hermosa, y te mereces lo mejor-
-Bueno- Victoria chasqueo los dedos -iniciemos, primero las damas de honor. Maquillaje y peinado, la novia tendrá su propia maquilladora y estilista. Vamos señores- empezó a mover personas -tenemos una boda que celebrar-
Cuatro horas mas tarde, estaba frente a un gran espejo, colocándome el vestido, el cual subió sin problemas. La modista lo arreglaba mientras yo veía el reflejo. Esa era yo, me veía feliz.
Tal vez ese era mi final feliz, y yo si lo merecía.
Alguien golpeo la puerta y la organizadora se acerco a abrir, en el umbral apareció Dorian con una pequeña caja en sus manos, él vestía un esmoquin negro con un moño verde, como el color de mis ojos.
Camino hacia mi con una sonrisa boba y se detuvo a esperar que me diera vuelta, me colocaron el velo y baje del pequeño escalón en el que estaba subida.
