-Capítulo 4-

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JEREMY

Seis meses antes de conocer a Adam...

-¿Y ahora qué hacemos?

Me giro a ver a Sam. Está temblando y llorando.

-¿Lo has matado?

Me mira con esos ojos azules, ahora rojos de tanto llorar.

-Sam, tenía que hacerlo... No puede ir pegándonos y gritándonos. Además, sabes perfectamente que esta vez no iba a quedarse solo en eso...

Sam es mi hermano pequeño y verlo sufrir, con moratones y marcas rojas por toda su piel causadas por los golpes que nos propina nuestro padre, me supera. Al final he llegado hasta tal punto que me he sentido en la obligación de coger un cuchillo a modo de defensa y he acabado asesinando a mi propio padre.

No me quedaba otra, era eso o dejar que abusara de Sam, y eso no podía ocurrir. Yo podía pararlo, pero Sam no. Mi padre se aprovechaba de esa debilidad.

Obviamente no me gusta el hecho de haber acabado con su vida, pero prefiero que la cosa haya acabado así antes que ver a Sam sufrir un día tras otro.

-Escúchame...

Me acerco a Sam. Coloco mi mano en su hombro a modo de consuelo y él me mira con cierto horror en sus ojos. Apenas tiene dieciséis años, uno menos que yo, pero para mí siempre será aquel niño pequeño que corría feliz por los pasillos. Eso nunca cambiará y nadie le hará daño mientras yo siga vivo en este miserable mundo.

-Ya está hecho, no podemos volver al pasado. Además, si pudiera volver atrás haría exactamente lo mismo.

Antes de que Sam pueda contestarme escucho unos pasos que se van acercando al lugar en el que estamos.

-¿Jeremy? ¿Sam? ¿Dónde estáis?

Nuestra madre nos llama desde la cocina, acercándose lentamente hacia la puerta que, si abría, iba a revelar todo lo sucedido. Ella vería a sus hijos, uno llorando y el otro con un cuchillo ensangrentado en la mano, al lado de un cadáver.

-Sam... -Le susurro a mi hermano para que mi madre no pueda escuchar nada- Sal por la ventana.


Él se acerca y abre cuidadosamente el cristal, dejando entrar el aire frío de la calle. Se apoya y salta. Cuando ya está fuera de la casa hago exactamente lo mismo, dejando atrás el final de lo que había sido, durante mucho tiempo, nuestra peor pesadilla.

Empezamos a correr hacía la casa de Dayn, el cual siempre nos acoge pase lo que pase. Me acerco a la puerta y toco tres veces la madera.

-Hola, ¿qué hacéis aquí?

Dayn baja la mirada hasta mi mano, con la que seguía sujetando el cuchillo.

-Que cojones has hecho...

-No te lo puedo explicar aquí...

Entro apresuradamente dentro de la casa, voy hacia la cocina, busco una bolsa de basura y meto en arma dentro de ella. Luego me acerco a Dayn.

Mariposas (Parte 1) ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora