Armadura

1 0 0
                                    

No, nada es para siempre.
Y quizá es mejor así.
Quizá es mejor alejarse, despedirse y olvidar.
Quizá algunas personas estén tan solo destinadas a ser un momento, a ser una historia efímera, un cuento sin final.
Y ese abrazo termina siendo el último y esa despedida que no pretendía ser el fin es el adiós definitivo.
Porque a veces necesitas un choque de realidad, darte cuenta de la verdad.  Y cuesta despedirse, cuesta decir adiós. Obviamente no quieres dejar ir a alguien a quién quieres. Pero mucho menos quieres mantenerte atada a alguien a quien no haces feliz.
Y has sido tan egoísta durante tanto tiempo pero no te habías dado cuenta. Y has sido tan egoísta que has cerrado los ojos para no ver lo que estaba pasando. Te crees con el derecho de hacer lo que quieras, pero no, solo eres una persona más. No tienes derecho de tratar a nadie mal.
Y un acto, tan solo un acto, ver cómo intentan alejarse, te vuelve a abrir los ojos porqué está pasando otra vez. Otra vez se alejan de tu lado. Está claro que el problema está en ti. Pero no va a volver a pasar. Esta vez te vas tú. Porque ya eres suficientemente valiente para soltar el pájaro que tienes amarrado. Tienes que dejar que vuele. Nadie quiere ser asfixiado.
Y así es la vida. Muchas veces se pierde. Muchas veces se olvida.
Despedirse es de valientes. Es mi turno de ponerme la armadura y comenzar esta lucha.

CONFESIONES DE UN CORAZÓN QUE NO LATE - TLPDonde viven las historias. Descúbrelo ahora