Una vez conocí a una chica ojos miel, vivíamos encerradas cada una en su mundo de papel.
Ella no se atrevía a salir al mundo exterior porque tenía tanto miedo a la realidad que siempre vivía en una habitación de hospital.
Y desde que la escuché gritar de dolor supe que la tenía que ayudar.
Me pase semanas tocando a su puerta, enviándole cartas para que saliera, hablándole a través de una pared y un día me dejó entrar. Pude ver su rostro y estaba lleno de dolor.
Era un pajarito encerrado que quería salir de su jaula pero que no sabía volar.
Me prometí a mí misma que le iba a mostrar que tenía alas.
Y durante un mes entero estuvimos juntas sin separarnos ni un momento.
Conseguimos cosas asombrosas. Ella salió del nido, y por primera vez vio el cielo. Comenzó a disfrutar del aire libre y se dejó tocar, me dio su mano, su suave mano. Y nunca olvidaré cuando me llamaba Fénix porque decía que yo siempre resurgía de mis cenizas.
Estábamos las dos muy rotas y juntas nuestros pedazos encajaban perfectamente.
Ella utilizó sus alas para venir a verme, a pesar de que nos separaban kilómetros y le daba miedo salir sola.
Habló conmigo día tras día y yo descubrí lo que era el amor sincero.
La amé con todas sus imperfecciones hasta que decidió cortarse las alas y tirarse desde lo más alto.
Desapareció para siempre y ahora solo me queda uno pluma tatuada en la piel.
Del amor más bonito que he tenido nunca, solo me queda un triste recuerdo.
Estés donde estés, pajarito, siempre te querré.
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CONFESIONES DE UN CORAZÓN QUE NO LATE - TLP
No FicciónPuedes llamarme Aura. A lo largo de mi vida he aprendido a sobrevivir sola, sin ayuda de nada, creo que al final todos te fallan. Nadie quiere a su lado a una persona con TLP y con múltiples problemas mentales. Solo quiero desahogarme en algún siti...