Estrellas fugaces

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La culpa es mía por creer en estrellas fugaces.
La culpa es mía por creer que se iban a cumplir mis deseos.
Se veía venir y aún así me dejé llevar.
La culpa es mía por admirar el cielo y creer en todas tus mentiras.
La culpa es mía por recitar todos mis deseos y decírtelos en el oído uno a uno.
La culpa es mía por ser tan ilusa, tan soñadora.
A veces la fe no mueve montañas. A veces no mueve ni  las hojas de los árboles.
Ya no puedo verte, me dueles.
Y aún así seguiría pidiéndote a las estrellas fugaces.
No sabes quererme, no sabes querer. Y aún así, la culpa es mía.

CONFESIONES DE UN CORAZÓN QUE NO LATE - TLPDonde viven las historias. Descúbrelo ahora