La guerra no trajo más que tristeza y desgracias, pero también te trajo a ti Tom, y tu me diste el regalo más preciado que alguien pudo darme, y tengo que darte gracias por ello.
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El vestido se ajustaba a mi cuerpo, la fría brisa de la noche erizaba mi piel, la agradable voz de la mujer llenaba todo el lugar, el humo del cigarrillo se agolpaba en el techo del lugar, la noche estaba en su punto máximo, las personas reían y bailaban por todo el lugar, la mesa de los hermanos Jaramillo estaba justo enfrente de mí, sus perros guardianes lo rodeaban, una hermosa rubia se encontraba sobre las piernas de Aurelio, sus manos se paseaban por todo su cuerpo sin pudor alguno.
8 Hombres de guardia, 4 capos de cartel sobre la mesa, mi corazón golpeaba fuerte contra mi pecho, deje caer la ceniza del cigarro sobre la copa de whisky, Abraham, hombre de Alfie, se encontraba junto a mí, su mano derecha se encontraba dentro de su abrigo, volví a darle una calada al cigarro en mi mano, la comezón en mis manos comenzaba a molestarme
-Debemos actuar lo antes posible, señora, o las cosas no saldrán como lo planeamos
-Hay que esperar el momento justo, no podemos ir en contra de todos ellos, ten un poco de paciencia, Abraham
Sus ojos oscuros me mantenían intranquila, parecían dos grandes posos de muerte sobre su rostro. —Algo anda mal, madrina, debemos salir de aquí
Ron se encontraba junto a mí, su aliento caliente golpeo contra mi oreja, al parecer no era la única intranquila esta noche. —Solo esperemos un momento más
Volví a darle una revisión a la sala, aquel hombre de cabello blanco llamo mi atención, lo conocía de algún lugar, reconocía aquellos ojos oliva, la hermosa mujer de cabello negro perfectamente peinado colgaba de su brazo izquierdo, dos hombres altos de traje perfectamente negro entraron detrás de él, no pertenecían a la organización, aquellos ojos oliva se posaron sobre la mesa enfrente de mí, Jaramillo se removió incomodo en su silla, la rubia salió de su regazo, las cosas se pusieron calientes en segundos, dos de los hombres de Jaramillo dispararon a los hombres detrás de aquellos ojos oliva, sentí un gran tirón sobre mi brazo, Abraham me arrastro con él, intente soltarme en busca de Ron o Regginald, no podía verlos en ningún lugar
-¡Suéltame, perro desgraciado!
Su arma apunto a mi cabeza, con una sonrisa cínica hablo. —Perra estúpida, Jaramillo tiene mucho más dinero que tú, y el jefe lo sabe muy bien
La sangre comenzó a bombear rápidamente en mi cuerpo, no podía morir en este momento y mucho menos en las manos de un perro sarnoso como este maldito judío, la botella de champagne brillaba junto a mí, sentía la sangre caliente en mis manos, la comezón dejo de molestarme la sangre mancho el suelo, Abraham tomo su cuello por inercia, sus manos se cortaron por el filo sobre saliente de la botella, su cuerpo cayo hacia atrás y de su boca comenzó a emanar sangre, la gente corría en busca de resguardo, varios cuerpos estaban esparcidos por el piso, tome el arma que se encontraba escondida debajo de mi vestido, moví el cuerpo de Abraham hacia el costado, tomando la ametralladora Thompson que cargaba en su espalda, me arrastre entre las mesas en busca de un buen punto de vista, las mesas formaban una barreras entre los hombres de Jaramillo y el hombre de ojos oliva, la mujer se encontraba echa un pequeño bollo detrás del cuerpo de los guardias, no iban a ganar este tiroteo, los hombres que lo acompañaban recargaban sus armas, mientras de que la gente de Jaramillo disparaba a diestra y siniestra hacia ellos.
