Carta número 7

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De: Augusto Jones
Para: Emilia Frei
12/09/2019

Nuestra primera cita fue genial, pase a buscarte y tú saliste de inmediato, significa que estabas tan ansiosa que ya estabas lista, solo querías verme.

Fuimos a ese parque de atracciones, reímos, tarareamos canciones, conversamos y tuvimos tensión entre nosotros, querías besarme pero no lo hiciste, yo no quería presionarte así que tampoco adelante las cosas.

Fue tan delicioso verte, ver tus ojos de cerca y esta vez no en una foto, eras tú, podía tocarte, estabas conmigo.

Luego te lleve a una cafetería, al entrar hiciste un chiste, querías que me riera y eso hice, te di en el gusto y reí, casi nunca lo hago pero tu provocas eso en mi. 

Te lleve de regreso a tu casa y al bajar besaste mi mejilla, por unos segundos tocaste mi mano y sentí el mundo parece a mi alrededor, no quería que te despegara de mi, pero debías hacerlo, si te obligaba a quedarte te asustarías.

Ya había estado antes en tu casa aunque tu no me viste, yo si te veía.

Quisiste decir algo pero no lo hiciste, solo te despediste y te bajaste, yo se que querías que me quedara, tus padres salieron de casa hace ya una semana.

Deje el auto apartado de tu casa y volví para verte.

Caminabas por tu casa en toalla, ¿te darías un baño luego de verme? ¿Tan pronto, sin haber comido o descansado un poco antes?

Tenias la música alta y te escuchaba cantarla mientras bailabas en dirección al baño.
Te encerraste, sabia que estarías ahí encerrada al menos una hora.

Estuve dando vueltas por tu cuarto, (es muy peligroso que dejes tu ventana sin cerrar, alguien malo podría entrar). En cuanto saliste del baño me escondí bajo tu cama, vi tus piernas y me vi tentando a tocarlas, pero no lo hice.

Ya sabia que no usabas pijama pero la ropa interior que cargabas esta noche era increíble. Fuiste a por algo para comer y beber, solo volviste al baño un momento y yo salí de debajo de la cama para poner una píldora en tu jugo.

Caíste dormida pronto, te veías como un angel, pude tocar tus brazos, tus piernas, tu cara, sin preocupación alguna, esta vez tus padres no estaban así que una preocupación menos.

Me recosté a tu lado, toqué tus senos, bajé por tu abdomen a tu entrepierna, eras mía, siempre has sido mía.

No tarde en irme, quería que descansarás, me hubiera gustado quedarme a dormir contigo.

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De: Augusto Jones.
Para: Maria Davis
2030

Es un asco, no tienes que decirme, ahora lo comprendo. Entiendo lo mal que estuve y lo repugnante que suena esto.

Eres consciente de que probablemente el ya a estado en tu casa, con tu permiso o sin tu permiso, ¿cuantas veces crees que a estado allí?
Nunca olvides estar con todos los seguros, aunque sea de día,  aunque no estes sola, los padres de Emilia nunca fueron un impedimento para que yo entrara.

Como amigo tuyo, quiero que cada vez que te sientas mal de forma repentina, sin motivos que tu notes vayas al hospital y exijas un examen de drogas, si aparecen alterados ya lo sabras, eso significa que el esta más cerca de lo que piensas.

Atte: Augusto Jones.

Cartas De Una Obsesión (Maria, Reflejo De Emilia) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora