Capítulo 12: Gloria a los trajes de conejita.

2.6K 216 267
                                    

Je, lo censuré al estilo de los dioses XD

Ah, si quieren la imagen completa vayan a discord. También hay más en el transcurso del capítulo. 

Ahora, oh, sí, les traje este nuevo capítulo gente :3

Me puse a pensar y, realmente, desperdicié mucho potencial en este fic. 

Como sea, eso se debió a que nunca pensé en hacerlo una historia, estaba pensado para ser un simple one-shot. 

Ahhh, pero de arrepentimientos nadie vive, así que haré lo mejor que puede de aquí en adelante. 

Che, lo sabe

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Che, lo sabe.

.

.

.

Pasaron 3 días desde la caída el <Distrito del Placer> y el retorno de Ishtar a los cielos.

Hubo estragos e incongruencias con los rumores, pero todo terminó con la culpabilidad de la <Familia Freya>.

Recibieron una sanción monetaria como castigo, sin embargo, no era algo que a la diosa le preocupara.

La deuda se pagó al instante.

En lo alto de la <Torre de Babel>, piso 50.

Sentada sobre su cómoda con apariencia de un trono real, Freya mantuvo una expresión neutral mientras observaba la ciudad desde las alturas.

Sosteniendo en su mano derecha una copa de vino, estrechó sus ojos con molestia por los pensamientos que la inundaban.

"¡Y tiene novia, él mismo lo dijo!"

Las últimas palabras desesperadas que había dicho Ishtar no dejaban de rondar sus pensamientos, hasta el punto de ser molesto.

-- Así que estos son celos, ¿huh?

Incluso su hermosa voz, tan refinada y suave, estaba impregnada por la irritación de la posible veracidad de esas palabras.

-- Fufu... Bell, tantas emociones que causas en mí, ¿tenía que ser esta una de ellas?

Sus labios de curvaron en una sonrisa, asimilando los sentimientos que inundaban a su divino ser.

-- Ahh... no, no debo, si me dejo llevar podría hacer una tontería como robarte ahora mismo.

El rubor en sus mejillas aumentó su visibilidad, y mientras sus ojos se llenaban de emoción, ella susurró.

-- Solo debo matar a la que me robó tu corazón, Bell. Tú no tienes la culpa, nunca la tendrías, mi lindo y precioso conejito.

El brillo que destelló de sus ojos plateados, tan peligroso y letal, se dirigió hacia la sede de cierto dios.

-- Es tu hija, ¿cierto, Hermes?

Danmachi: Amante del misterio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora