Capítulo 18.

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Me desperté más temprano de lo que en verdad estoy acostumbrada. Me pegué una refrescante ducha y comí un pan tostado con mantequilla antes de salir de mi departamento a un agotador lunes en la Universidad. 

El domingo se me había pasado rápido hablando con mi nana y recordando cosas de cuando era niña. La hice desistir de la absurda idea de que yo me estaba enamorando de Camila. 

Ese concepto no está incluido en el diccionario de mi vida. 

— Uno nunca sabe cuando el amor le llega, pequeña. — Me dijo Judy. — Pero de que llega, llega. Sin avisar y sin permiso, y hay veces en las que se va de la misma manera de la que vino... 

Sacudí mi cabeza y me subí a mi moto para prender marcha a las tareas del día. Llegué y me encontré con Keana y DJ. 

— ¿Qué tal Jauregui? — Me preguntó Hansen. 

— Bien, ¿Tú? — Le dije. 

— Excelente — Contestó. La miré atentamente. 

— ¿Realizada la hazaña? — Dije al ver su rostro de autosuficiencia. 

— Realizada. — Contestó. Chocamos nuestras manos. Dinah anotaba otra persona más a su lista de conquistas. Una lista larga y morbosa. Yo nunca hice una lista, y tampoco pienso hacerla. 

— ¿Y tú, Keana? — Le hablé a mi otra amiga. 

Ella estaba seria y parecía molesta. Miré a Dinah y me hizo un gesto con los hombros. 

— No sé que le pasa, así está desde que llegué. — Dijo DJ. 

Ambas nos giramos a verla. 

— ¿Qué pasa hermana? — Le pregunté algo preocupada, nunca la había visto tan seria. 

Ella terminó de fumar su cigarro y lo tiro a un costado. 

— No pasa nada. — Contestó secamente. Otra vez con Dinah nos miramos extrañadas. 

Pero mi atención fue llamada por un auto que acaba de entrar al estacionamiento. Era nuevo, pues nunca lo habíamos visto antes. 

— Un Audi 54 Cabriolet, ¿de quién es esa belleza? — Habló Dinah sin dejar de mirar el auto. 

Hasta que una pequeña figura se bajó de allí. 

— Camila. — Dije sonriente. 

— Mira como se le iluminó la cara. — Habló Keana. Me giré a verla. 

— ¿Estás viva? — Dije y palmeé su hombro. — Pensé que no. 

Volví mi vista a Camz. Ella cerró la puerta de su auto y con una sonrisa de oreja a oreja se acercó a nosotras. 

— Hola muchachas. — Nos dijo. 

— ¿Cómo estás Camila? — Le preguntó Keana. Ella la miró bien. 

— Creo que mejor que tú. — Dijo ella. 

— Si, no sabemos qué le pasa. — Dijo Dinah. 

— No me pasa nada. — Soltó exasperada. — ¿Acaso nunca tuvieron un mal día? 

— ¿Estrenando auto? — Le pregunté y logré al fin obtener una mirada fija de su parte. Sonrió mostrándome todos sus dientes. 

—Si. — Dijo contenta. — Al fin me trajeron mi auto. Ya no voy a depender de chóferes celosas y de chóferes aprovechadoras... 

— ¿Eso último fue una indirecta para mí? — Le dije. Dinah rió. 

— Más que indirecta, diría directa amiga. — Me dijo y palmeó mi espalda. 

I Want You. | | Camren.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora