[Capítulo 12]

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[ MAGIC ]
Capítulo 12: "(...) déjame acompañarte".

) déjame acompañarte"

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( ਏਓ )

—¡Ponte las medias! —le lancé unas a su cabeza, corriendo por la habitación— ¿Viste mis lentes de sol?

—¿Para qué necesitas lentes de sol a plena luz de la luna? —se colocó vagamente una de las prendas mientras dejaba caer su cuerpo a la cama.

—Me quedan lindos, ¿algún problema? —lo miré de reojo y me acerqué— Vamos, Minho —le lloriqueé tirando de su brazo—... dijiste que me acompañarías.

—No recuerdo haber aceptado —se sentó—. Y si sigues haciendo ese intento de cara de perro abandonado con más razón no te acompañaré. —habló con cierto disgusto fingido.

—Que aburrido eres, Minho —cambié mi expresión a una burlesca—. Así nunca conseguirás amigos.

—Si van a ser así de bobos como tú prefiero no tener más —me miró de la misma forma.

—Te odio.

—El sentimiento es mutuo, no te preocupes —lo miré ofendida y le saqué la lengua.

Se escuchó el timbre por lo que fui hacia la ventana para encontrar el auto de Changbin estacionado frente a la casa.

—¿Vendrás o no? —le pregunté por última vez ocasionando un suspiro de su parte.

—Está bien, está bien, pero me debes un favor luego de esto, ¿entendido?

—¡Gracias, gracias! —exclamé contenta.

Tomé su muñeca y bajamos corriendo las escaleras. Volvimos con mis padres quienes estaban en la cocina junto con el par de hermanos, felicitando al que recientemente había vuelto del intercambio escolar.

—Fue totalmente una sorpresa, aún recuerdo cuando Ilana volvió de la escuela diciéndonos lo feliz que estaba por tu viaje —contó mi madre, algo que obviamente iba a recordar ya que fue hace unos seis meses.

Minho paró en seco antes de entrar a la sala, lo miré confundida y preguntó:

—¿Me veo bien para mis suegros? —lo miré sorprendida para golpear levemente su brazo.

Escuché cómo reía y caminé hacia la cocina seguida de él.

—¡Changbin, que alegría verte de nuevo! —me acerqué a abrazar a mi amigo— Los presento; Minho, Changbin, Changbin, Minho —señalé a ambos a medida que los nombraba.

Mientras ellos se saludaban entre sí, con Juri nos saludamos y fuimos a despedir a mis padres que nos acompañaron a la puerta no sin antes decirnos que nos cuidemos y que mantenga la ubicación de mi celular activada por si ocurría algo.

Los cuatro entramos al reluciente auto del hermano de mi amiga. En realidad no era de él, sino de uno de sus amigos que ya se encontraba en el complejo, explicó cuando le pregunté.

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