¿Es algún hechicero? ¿Un mago, quizá? ¡No, es Minho tu padrino mágico! Capaz de cumplir tus deseos y hacer de tu vida más fácil... Aunque no en todos los casos.
› lee know fanfic
› fantasy + suspense + waff + au
› no acepto copias, adaptaciones y/o...
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( ਏਓ )
—Papá, ya llegué —susurré moviéndolo un poco al ya nombrado.
Repetí el mismo gesto con mi madre. Ambos adormilados, me dieron un asentimiento y volvieron a dormir.
Hace un par de minutos atrás, entré a casa con Minho, quien lucía bastante molesto debido a la situación anterior. No le di demasiada importancia a su enojo, pues yo me encontraba igual o aún más enojada que él. Sin embargo, entiendo su amargura, trata de protegerme, pero eso no significa que deba ahuyentar, con sus contestaciones y trato hirientes, a las personas que se me acerquen.
Creo que mi enfado se nota bastante. Minho no se dispuso a hablarme. En cambio, en su cara se lograba ver una mancha de arrepentimiento. Sus ojos caídos, su mirada gacha y su espalda ligeramente encorvada.
Ambos estamos en mi habitación, yo removiendo el maquillaje de mi cara en el baño y él acostado boca arriba en mi cama. Tarareo una melodía reconocible y le pongo pasta dental al cepillo de dientes. Antes de limpiar mis dientes, le doy una mirada rápida al ser que yace en mi cama. Lo veo con los brazos estirados verticalmente mientras juega con sus dedos, como si fuese un niño pequeño que está aprendiendo a controlar sus sentidos. Suelto una risa nasal que pasa desapercibida por su casi nulo ruido y comienzo a lavar mis dientes.
"¿Estoy siendo muy dura con él?" pensé hacia mis adentros. Escucho como Minho, de un movimiento brusco, se sienta en la cama y murmura suavemente.
—¿Te acuerdas de que puedo leer tus pensamientos, no? —pregunta.
—¿Te acuerdas de que tienes que respetar mi privacidad? —le respondí de la misma forma, tratando de no relajar mi rostro ni mostrar compasión.
Escucho que suspira y escupo la poca pasta dental restante en el lavabo. Seco mi boca con una toalla y apago la luz del pequeño cuarto. Me siento en la silla de mi escritorio que moví hasta quedar frente a frente con Minho, la cual dejé a una distancia considerable de la cama y espero a que hable. Originalmente iba a dejar esta charla para mañana, pero siento que Minho quiere decirme algo, y tampoco quiero ir a dormir de mal humor.
—Yo... yo lo lamento, lo lamento y mucho, Lana —suelta y mira al suelo—. Sé que odias que reaccione así, no sé como cambiarlo, no sé como reaccionar porque me sale así —escupe de golpe y da una pausa para tomar aire—. Lo hago por una sola razón, por instinto, el cual es protegerte, por eso estoy aquí contigo. Es mi instinto, es mi naturaleza, yo fui creado por esa razón, y... y —cabizbaja lo escuché trastabillar al hablar—, me odiaría si te pasase algo, porque durante todos estos años, puede que te haya tomado cariño y — exhaló por su boca frustrado—... Yo sólo quiero protegerte, Lana —finalizó alzando la cabeza y me miró firmemente a los ojos, con aquel dejo de tristeza, el cual no había terminado de disiparse.
