celos

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Al día siguiente el despertador sí sonó, rápidamente lo apagué para no despertar a Charly y fui directo al baño para poder arreglarme, cuando por fin estuve lista bajé a desayunar

-Buen día hermosa-saludó papá mientras tomaba una gran taza de café y leía lo que parecían ser estudios clínicos.

-Buenas-saludé dándole un beso en la mejilla, tomé una taza de café y me senté a su lado.

-Cielo, podemos hablar de algo?-cuestionó mientras se quitaba sus gafas de leer y dejaba las hojas sobre la mesa

Yo solo asentí mientras bebía mi café-He notado que Charly y tú están pasando mucho tiempo juntos.. bueno, se llevan muy bien-habló mientras rascaba su nuca con nerviosismo

-Si.. supongo que somos amigos-Susurre más para mí misma

-Claro, lo noté en estos días.. yo solo quiero pedirte un favor-suspiró- Charly es una incógnita en esta casa, el solo va y viene pero nadie realmente sabe lo que hace y estoy.. un poco preocupado-aclaró su garganta-Si él estuviese metido en algo malo.. ¿Me lo dirías?-preguntó al fin, yo solo guardé silencio un par de segundos analizando sus palabras ¿Eso era básicamente delatar a Charly? ¿Ser como su espía o algo así?

-Claro papá, no hay problema-asentí y sonreí falsamente. Si Charly en algún momento llegaba a tener tanta confianza para contarme algo así, lo pensaría muy bien antes de decirle a mi padre.

Cuando por fin terminé de desayunar, tomé mis cosas y me dirigí al trabajo

-Buenas buenas princesa dormilona-Saludó André mientras comenzaba a limpiar la barra como de costumbre

-Tu puedes llamarme bella durmientes-dije mientras le guiñaba un ojo y caminaba hacia la cocina del lugar

-No es gracioso Honey, me debes una-dijo mientras disimulaba una risilla.

Me preparé para comenzar a tomar los pedidos de algunos clientes que ya iban llegando y me dirigí a la primer mesa, en ella había al rededor de cuatro hombres y los reconocí fácilmente, eran los mismos que estaban con Charly aquella vez.

-Buen día, mi nombre es Maia y los atenderé ésta mañana ¿Puedo tomar su orden?-dije sonriente mientras observaba a cada uno de aquellos hombres, parecían señores adinerados, los Rolex en sus muñecas los delataban, todos eran muy grandes quizás cincuenta años o más.

-Traenos cuatro cafés americanos preciosa-Habló uno de ellos mientras me sonreía coquetamente. Solo sonreí y asentí antes de retirarme..

No sabía por qué, pero había algo en esos sujetos que no me agradaba ni un poco.. parecían mafiosos.

Una vez que tuve listas las cuatro tazas con café me dirigí con cuidado hacia su mesa.

-Eres muy bonita.. eres de por aquí?-habló el mismo hombre mientras les acomodaba las tazas a cada uno.

-Gracias..-respondi un poco tímida-Soy de aquí.. si- Odiaba a los viejos babosos, pero (aunque suene algo ególatra) ya estaba acostumbrada a este tipo de comentarios.

-wow, cuánta belleza tenemos en ésta ciudad, verdad chicos? habló en voz alta para sus amigos, todos comenzaron a reír y asentir eufóricamente

Yo solo sonreí un poco incómoda y coloqué la taza del sujeto delante de él, pero antes de que pueda retirar mi mano el la sostuvo con fuerza.

-Vaya, que mano tan delicada tienes.. creo que aquí falta algún accesorio-dijo mientras acariciaba mi muñeca con su pulgar-Me encargaré de eso más tarde-dijo mientras me guiñaba un ojo y depositaba un beso en mi mano.

El secreto de CharlyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora