Me quedaré para siempre

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-¿Te quedarás para siempre tía Mai?-Preguntó la pequeña sentada en mi regazo

-Sólo si puedo dormir contigo-Dije divertida mientras comenzaba a hacer cosquillas en su estómago.

-Siiii-Gritó eufórica cuando paró de reír, bajó de mi regazo y corrió hacia su madre-Mami! Podemos decirle a tío Charly que tía Maia vivirá con nosotros?-cuestionó, Sam sólo asistió y tomo su teléfono celular.

-Bien, vamos a mandarle un audio por WhatsApp- dijo mientras buscaba en sus contactos a su hermano Charly, cuando al fin encontró su chat, tocó el micrófono y mantuvo presionado mientras ponía el móvil cerca de la niña.

-Hola tío Charly! Tía Maia vivirá con nosotros y vamos a jugar a las princesas!-Contó eufórica antes de que su madre soltara el micrófono y enviara el audio.

Esperen un segundo...jugar a las princesas nunca había entrado en el trato.

Sam es como mi hermanastra... supongo; y Cammi es su hija.. Ambas viven con mi padre y su esposa.

Por lo que sé, Sam tuvo a Cammi a los 16, pero el padre de la niña jamás quiso reconocerla.. Y de lo que se pierde, ella era una niña muy inteligente y bella, con solo 4 años era capaz de hacer cosas que niños de su edad no hacían.

Charly, por otra parte, también es hijastro de mi padre y es dos años mas grande que Sam, los tres crecimos prácticamente juntos.

Mi madre y la de los chicos fueron mejores amigas desde muy pequeñas, crecieron juntas, fueron a la misma universidad, conocieron a sus esposos casi al mismo tiempo y se casaron solo con un par de meses de diferencia... éramos una gran familia, no hubo un solo verano que no hayamos pasado en la gigantesca casa del lago.

Hasta que todo comenzó a ir de mal en peor... el padre de Charly y Sam enfermó y murió muy repentinamente, Gina estaba muy mal, por lo que mis padres sugirieron que sería buena idea que ella y los chicos vivieran con nosotros hasta que las cosas estén mejor... mi madre y Gina comenzaron a tener discusiones con mucha frecuencia y de repente un día sin previo aviso Ann tomó sus cosas y se marchó, yo viví con mi padre por un tiempo, un año quizás.. hasta que me enteré que él y Gina se casarían, ahí fue cuando tomé la estúpida decisión de alejarme de él y vivir con mi madre.

Aunque ya habían pasado muchos años desde todo éste asunto, sabía perfectamente que para Gina yo era un grano en el culo, esa mujer me odia más que a nada en ésta vida, pues cuando yo estoy con mi padre ella y sus hijos dejan de ser el centro de su atención... Agradezco a dios y todos los santos que no estuviese aquí, papá me dijo que fue a la casa de sus padres porque estaban enfermos o algo así, llegará en unos días.. Me prepararé mentalmente para cuando ese día llegue.

-Hablando de Charly.. ¿Aún no se ha levantado?-cuestionó papá entrando a la sala con una gran taza de café en las manos.

-Charly aún no volvió-Contó Sam-Se fue anoche cerca de las diez, dijo que tenía una fiesta o algo así-elevó sus hombros despreocupadamente.

-Eso si que es buena vida-Agregué divertida. Hacía ya mucho tiempo no iba a fiestas, si es que se le puede llamar fiesta a el cumpleaños número doce de tu primito, en fin. Me puse de pié y subí las escaleras, tenía que trabajar y si seguía tirada en el sofá sólo iba a lograr llegar tarde.

Tomé mi bolso y baje nuevamente las escaleras

-¿A dónde vas cielo?-Cuestionó papá frunciendo el ceño.

-Normalmente los días sábados trabajo hasta la una-dije mientras ataba mi pelo en una cola alta. Papá chasqueó la lengua en signo de desagrado.

-No deberías trabajar Maia, tendrías que estar en la universidad-Reprochó y si, claro que lo sabía, pero la universidad no es un lujo que te puedes dar cuando debes mantener a dos alcohólicos, pagar alquiler, luz, agua, gas, comida y otro tipo de cosas que Ann adeudaba en distintos lugares.

-Prometo que empezaré la universidad el año entrante- dije y sin esperar respuesta por su parte abrí la puerta y me dirigí al trabajo. Lo bueno de todo esto es que el hotel donde trabajaba quedaba a sólo 3 calles de la casa de mí padre.

-Hola Maia bebé hermosa-saludó André mientras depositaba un beso en mi mejilla.

-Buen día señor- dije divertida mientras veía como limpiaba la barra con entusiasmo. Vaya, hoy estábamos de buen humor..

Andrés es mi compañero de trabajo hace ya un año, y creo saber por que está tan feliz.

-Que pasó con Lucio?-Cuestioné inocentemente.

-ANOCHE DURMIÓ EN CASA Y NOS BESAMOS-Gritó eufórico, reí al ver su cara de felicidad.

-Te dije que le gustabas-chillé orgullosa, lo sospeché desde un principio.

-¿No deberían estar trabajando ustedes dos?- cuestionó el gerente parándose a nuestro lado.

-El Bar está vacío-Dije enarcando una ceja, Rick observó a su alrededor y luego siguió caminando. Lo detesto, tanto cómo al brócoli.

-Si hubieses aceptado salir con él aquella vez nos trataría mejor... Hasta quizás cobraríamos más- Rodé mis ojos ante aquella ocurrencia.

-No saldría con Rick aunque me aumenten el triple-Dije mientras tomaba la carta y la llevaba a una de las mesas que acababa de ser ocupada por varios hombres.

El bar estaba abierto hasta la una del medio día y cuando el reloj al fin marcó aquellos números tan anhelados suspiré con alivio.
Los sábados si que eran agotadores...

El secreto de CharlyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora