Cosas malvadas

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La molesta alarma hizo que me quejara y enterrara un poco más mi cara en la almohada.. Odio eterno a los lunes. 

Estaba sola en la cama, lo que me sorprendió un poco, ya que no sentí a Charly marcharse.

Me lavé los dientes, cepillé mi cabello y bajé a la cocina, en cuanto puse un pie dentro el olor a café y a tostadas recién echas hizo que mi estómago rugiera.

-Buen día-saludó un sonriente Charly mientras se acercaba a mi, me daba un beso corto y dejaba una taza de café en mis manos. Aún un poco atónita por aquel gestó miré hacia todos lados con la preocupación de que alguien haya visto eso 

-Estamos solos-Avisó- Gina se fue a no sé dónde y tu padre debería estar por aquí en algún momento- Sonreí, me acerqué a el y le di un beso un poco más profundo... si que lo había extrañado

-Buenos días-Dije antes de alejarme y sentarme en la isla.

-Diablos Maia, no vuelvas a hacer eso-Dijo algo molesto 

-¿porqué?-Pregunté algo asombrada 

-Porque me dan ganas de subirte en mi hombro, llevarte a la habitación y hacerte..

-Bueno días- Dijo mi padre, entrando a la habitación con su celular en mano, completamente ajeno a la situación. 

Contuve la carcajada al ver la cara completamente roja de Charly.

Dejó un plato repleto de comida frente a mi antes de hablar- Si estás libre a la noche, Sam nos invitó a comer- Dijo mientras tomaba su chaqueta y sus llaves antes de caminar en dirección a la salida

-¿No vas a comer?-Hablé un poco fuerte para que pudiera oírme

-Ya tomé café, nos vemos-Gritó desde la puerta antes de marcharse 

-Vaya, a mi jamás me han preparado el desayuno en ésta casa-Dijo mi padre con una pequeña carcajada antes de tomar una tostada del plato - Ver ésta faceta de Charly es divertido- Confesó

-¿Que faceta?-Pregunté un poco extrañada por aquellas palabras

-Ya sabes... el Charly enamorado-Casi me ahogo con mi propia saliva en cuanto lo dijo y no supe como fingir demencia.

-¿Enamorado?-Pregunté con sorpresa 

-Si, Maia- Dijo obvio - El chico está enamorado de ti desde que tengo memoria

Aclaré mi garganta antes de hacer la pregunta que probablemente me iba a dejar en evidencia como nunca antes - Y eso... ¿sería malo?

-¿Que Charly esté enamorado de ti?-Asentí sin quitarle la mirada de encima 

-He aprendido a vivir con eso desde que tienen como quince años-Sonrió antes de robarme el café y darle un sorbo.-Hija, ven conmigo, quiero mostrarte algo- Dijo de repente, como si acabara de recordarlo mientras caminaba en dirección a la puerta 

-Papá-Lo llamé antes de que saliera, se giró depositando toda su atención en mi, suspiré y preparé mentalmente lo que diría- Tal vez... Charly también me agrade-El hombre me observó un par de segundos y analizó mi rostro, quizás buscando algún indicio de broma

Luego de una enorme pausa y un silencio terriblemente incómodo habló - Bien.. ¿Salimos?

¿Que? ¿eso era todo lo que diría? Aún un poco atónita por su no-reacción, lo seguí a paso rápido hasta la calle, nos paramos frente al garaje y me miró emocionado, parecía un niño pequeño con juguete nuevo 

-Maia, he querido darte esto desde que tienes dieciséis años, pero creo que ésto es tan importante para mi que me cuesta horrores despegarme, sé que eres una adulta y me has demostrado que eres más que responsable... por eso te quiero dar ésto-Dijo antes de la puerta del garaje comenzara a levantarse lentamente, pero lo único que logré ver fueron un par de zapatillas negras y unos jeans a juego que conocía a la perfección, cuando al fin estaba el garaje completamente abierto miré un par de veces a ambos hombre frente a mi

El secreto de CharlyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora