A puño y letra

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Los días pasaban y no sabía cómo demonios sacar aquellas cartas de mi cabeza, no podía hablar de esto con Charly, la conversación que tuvimos la noche de mi cumpleaños me indicaba que quizás el ya estaba al tanto de la situación. 

Se lo había comentado a André, pero solo le restó importancia a todo el asunto diciendo que no era para tanto que Gina haya tenido un amante en el pasado y que las personas cambiaban y blabla. Lo que mi amigo no entendía era que me importaba un bledo los amoríos de Gina, lo único que me importaba era el contenido de las cartas y que extrañamente Ann, en lo que creíamos era un delirio de drogadicta, estaba diciendo la verdad... creo

Las opciones se reducían, no podía hablar con mi padre, honestamente lo mejor era dejarlo al margen de toda ésta situación.

Intenté hablar con Charly un par de veces, toqué el tema de su padre y aunque me contó un par de cosas, nada sin importancia. Lo malo era que en cuanto tocaba el tema de Gina y la relación con su padre se escabullía y lograba huír de todas mis preguntas. 

Él seguía siendo todo un misterio para mi... Creo que sí, estamos juntos o algo por el estilo, pero no conozco absolutamente nada del chico que duerme conmigo todas las noches y me molestaba demasiado. 

No quiero alejarlo, me dolería demasiado estar lejos de él, pero necesitaba un millón de respuesta que él no iba a darme... por eso estaba aquí hoy.

Respiré hondo varias veces, acomodé un poco mi cabello y bajé del auto, a paso lento me dirigí hasta la puerta de aquel departamento y toqué timbre

-Hola Mai- Saludó una sonriente Sam - Pasa por favor - Pidió mientras me dejaba lugar para que pasara al lujoso departamento - Cammi no está hoy - Anunció- Digo, por si venías a verla 

-Oh si, sé que Charly la llevó al cine

-Si, pensé que irías con ellos- Dijo algo extrañada mientras entrábamos a la cocina - ¿Café? - me tendió una taza de café recién echo y lo agradecí

-No Sam... de hecho estaba esperando el momento adecuado para hablar contigo sobre algo

-¿Charly está en problemas verdad?- La pregunta salió disparada de entre sus labios en un segundo, su cara de preocupación me indicaba que había imaginado los peores escenarios. 

-En realidad no es de él de quién quiero hablar..- Suspiré, dejé la taza de café sobre la mesa de la cocina y le pedí que tomáramos asientos - El día de mi cumpleaños vino a casa de mi padre Ann y fue una sorpresa para todos, ella comenzó a decirle varias cosas a tu madre, como que tuvo un amante cuando aún estaba con tu padre y que fue a pedirles a mis padres que se encargaran de ustedes cuando ella se haya fugado con ese sujeto.- La serenidad en el rostro de Sam me indicaba que tal vez, ésto no era un secreto para ella- Al principio creí que era todo un cuento de la Ann borracha, pero luego, encontré las cartas y todo tuvo sentido- tomé mi teléfono y le mostré las fotos que le había tomado a todas las cartas que encontré aquella vez. 

La chica las veía una y otra vez con un completo asombro- Maia... Yo- Su voz se quebró y de un momento a otro soltó un llanto desconsolado, no supe que hacer más que acercarme a ella y darle un abrazo - Nosotros sabíamos de ésto Maia, pero... solo habíamos visto una sola carta- Dijo al fin cuando nos separamos- Cuando estábamos hacinado la mudanza a la casa de tu padre, mamá dejó caer un papel, yo lo tomé pensando que era algún documento o algo por el estilo.. pero me encontré con una carta a mi madre, donde un sujeto le pedía que huyeran juntos y que le pida a tus padres que nos quedemos con ellos hasta  que se pudieran establecer- Suspiró antes de poder continuar hablando - Cuando le mostré la carta a Charly se molestó mucho, mi padre amaba demasiado a mi madre y no era justo que ella tan solo pensara en abandonarlo, al parecer él buscó respuestas por su cuenta y encontró más cartas, pero jamás me las enseñó- Volvió a tapar su rostro con ambas manos y quedó así un momento, hasta que al fin continuó hablando- Maia.. la fecha de la ultima carta es del 23 de noviembre.. ese día fuimos a pasar el fin de semana con mis abuelos y a la mañana siguiente, ellos nos llevaron de regreso a casa porque mi padre había fallecido- Los sollozos se intensificaron de nuevo, pero ésta vez no pude acercarme a ella para consolarla, me temo que estaba tan petrificada por las palabras que habían salido por su boca que siquiera sabía como continuar o reaccionar. 

El secreto de CharlyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora