SEGUNDA Y TERCERA ADVERTENCIA

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EILEEN

Cada vez que se adentraba al mundo de sus pesadillas sentía bastantes deja vu. A diferencia de otras, ahora estaba acostada boca arriba, sobre la misma cama ubicada en el medio de una carretera. Los ojos verdes de Eileen miraban el cielo estrellado. Esta vez su vestimenta no era blanca sino que tenía puesto un vestido negro que emanaba olor a sangre y cenizas.

Cautelosamente se sentó y miró ambos lados tratando de comprender qué demonios pasaba, hasta que se paralizó cuando las manos de una mujer le tocaron los hombros. Eileen vio como la otra persona apuntaba con su dedo índice un charco de sangre que se extendía debajo de la cama. Tuvo que levantar sus pies antes de que se empapara del líquido espeso, y al detenerse a observar la sangre, este parecía un espejo, mostrándole el rostro de su difunta madre.  

—Es increíble como los muertos pueden tener sentimientos —confesó la mujer que la acompañaba, el rostro de la madre de Eileen demostraba intranquilidad—. Tú madre está preocupada por ti.

—¿Por qué? —Eileen volteó a enfrentar a la desconocida—. Mi madre está muerta, es imposible que esto suceda.

La mujer se tomó el tiempo de responder, primero se sentó a su lado y después miró el charco de sangre, colocando cuidadosamente sus pies en el charco para no distorsionar el reflejo. A Eileen le llamó la atención el gran parecido que ella tenía con Declan, poseía la misma gélida mirada, sus mismos ojos y el mismo color de pelo.

—Su alma no puede descansar porque tú estás en peligro.

— ¿Qué hay de mi padre? 

—Él no tiene permitido estar en este mundo porque murió dos veces —ella ahora tenía la mirada perdida en el horizonte inhóspito—. Yo era de su especie pero solo puedo estar aquí gracias a mi hijo.

—¿Usted fue madre antes de ser inmortal? —preguntó—. ¿Dónde está su hijo?

—No puedo decirte eso, tendrás que descubrirlo —cerró y abrió sus ojos—. Pero no estoy en este sueño sin razón alguna, estoy aquí para ayudarte. 

—¿Ayudarme?

—No vendrán cosas buenas para ti, Eileen —dijo con gran importancia—. Estoy aquí porque te ayudaré a soportar la soledad que se avecina en tu vida.

Después de oír la palabra "soledad", Eileen escuchó la voz de Declan clamar su nombre. 

— Él está llamándote porque estás llorando dormida. No le hables acerca de este sueño, debe ser un secreto entre las dos o de lo contrario no podré ayudarte —la fémina se paró y antes de avanzar la miró sobre su hombro—. Él hará cualquier cosa para protegerte, si eso incluye alejarte del peligro.

—¡Espera! 

Eileen trató de retenerla pero la figura de la mujer se perdió en la oscuridad. Cuando abrió sus ojos pudo cerciorarse que tenía razón, estaba llorando dormida.

Durante la mañana Declan se tomó el tiempo de prepararle el desayuno, así que mientras él  estaba en la cocina Eileen se tomó un baño con el fin de relajarse y pensar en su pesadilla. Aquella mujer le dijo muchas pistas que simulaban ser acertijos pero le preocupaba el hecho de saber que los muertos también pueden tener sentimientos, al no alcanzar la paz. 

†VAMPIRE BLOOD†Donde viven las historias. Descúbrelo ahora