DAYANNA

capítulo 17

DAYANNA

Cuando regresé ha casa después de su confesión estaba vacía. Si, se fueron después de lo sucedido aquel día. Por una parte, me molesta el echo de que simplemente hayan desaparecido sin decirme nada, pero por otra parte me recuerdo que ellos y yo no tenemos nada y por ende no tienen porqué decirme todo lo que hagan. Me siento algo culpable por la manera en que actúe, al principio creí que me querían ver la cara. Pues seamos realistas ¿Cómo algo así puede ser posible? Viven de una mentira, la cual claramente los mantiene vivos y más a Gabriele. Me dieron lo que pedía, pero no a tal grado, creí que me confesaría no se que son alérgicos a algo, una cuenta bancaria secreta, un lugar secreto, incluso hubiera preferido que me dijeran algo como que les gusta compartir a la misma mujer. Pero no esto, ¡Carajo! No prácticamente el secreto que mantiene con vida a Gabriele, no que son hermanos. No que me confiaran algo tan sumamente importante, sus vidas.

Aunque sigo teniendo dudas, las cuáles haré en su momento. Debo admitir que me hacen confiar un poco más en ellos, y mi confianza está sobre valorada pues solo se la doy a quien verdaderamente creo que se la ha ganado. Ah estás alturas yo ya no suelo confiar en nadie, actualmente en las personas que confío las puedo contar con los dedos de una sola mano. Recuerdo lo que me dijo Elena, y si, los eh estado juzgando sin conocerlos, pues pensaba que ya lo hacía, pensaba que serían unos hijos de puta como todos los integrantes de la mafia con los que me he topado. Pero ellos, son tan raros, diferentes. Incluyendo la personalidad de cada uno, Gabriele es más extrovertido, aunque tiene sus momentos de mal humor. Mientras que Vladimir es tan introvertido, demasiado serrado, tanto que cuando me dice las cosas que piensa o siente mi cerebro las absorbe como esponja y no dejo de pensar en ellas. Son dos mundos en uno solo, cuando veo a Gabriele puedo notar algo de libertad cuando habla de su vida en la mafia, pero cuando Vladimir habla y claro lo poco que dice, puedo notar cómo le han quitado todo, puedo ver el resentimiento en sus ojos.

Aún no los conozco por completo, ni ellos a mi. Sin embargo, eso no evitó que cuando cambié mi actitud de mierda con ellos, disfruté su compañía. Incluso descubrí que el ruso con mirada de asesino y estatura de un metro noventa tiene cosquillas. Sonrío ante el recuerdo.

Cuando dejo de lado esa actitud y me acerco a ellos, todo cambia, algo que claramente no debería hacer. Pues mi cabeza no para de recordarme lo mal que está todo esto, no puedo evitarlo, me atraen de sobre manera. Quiero saber cada vez más y más acerca de ellos, cuando hablamos el tiempo se pasa volando. Aunque claro Gabriele es el más hablador, mientras que Vladimir solo habla si le pregunto algo. Me desean eso lo sé, y lo peor de todo es que yo también lo hago. Lo único malo en esto soy yo, lo jodida que estoy no me deja avanzar, no me deja entregarme ha ellos como últimamente lo eh estado pensando.

Tengo miedo, es lo único que me detiene. El miedo de salir lastimada de nuevo.

Me prometí a mi misma, nada de distracciones, nada de sentimientos de por medio, nada que me debilite y me haga recaer en la Dayanna del pasado. Una muy sentimental y débil. Pero no, tenían que llegar dos mafiosos. Con aires de grandeza, miradas que me derriten y cuerpos perfectos. Pero eso no es lo único que me atrae de ellos, su forma de pensar es tan diferente y única que me emboban cada vez que comparten ideas y planes conmigo. Si, tanto así nos acercamos en una sola noche de conversación, tanto como para hablar de cuál es la mejor manera de matar aún oponente. Vladimir dice que con un corte en la garganta basta, a lo que yo también opte por eso. Mientras que Gabriele dijo que quemarlos vivos era otra buena opción, a lo que los tres estuvimos de acuerdo.

Somos un equipo raro.

Ellos matan y yo también lo hago, así que para que juzgarlos, para que seguir siendo hipócrita conmigo misma. ¿Para que seguirlo negando?