Crush.

Capítulo 6

1

–Buenos días alegríaaaaa, buenos días, señor soooool –el albino entro azotando la puerta a la habitación de su adorado hermano menor. Abrió las cortinas de par en par viendo como el bicolor se arrebujaba aún más entre las sábanas– ¡arriba, arriba, arriba!, levántate si no quieres que Aizawa te regañe en tu primer día.

Cuatro años habían transcurrido, Touya se había posicionado como el número uno después de la caída de All Might, a sus 23 años ya se encontraba en la primera posición del billboard de héroes en japón y había logrado abrir su propia agencia de héroes a la cual se habían unido Toga y Tenko. Era difícil ser un héroe y padre soltero al mismo tiempo, si bien Fuyumi y Natsuo podían estar por su cuenta, Shoto aún era un niño, apenas tenía 16 años e iba comenzar a cursar la UA en su primer año.

–¡Shoto, levántate con un demonio! –arranco las sábanas del cuerpo del chico haciendo que se quejará.

–Ya voooy –soltó un quejido y se puso de pie– no grites tanto.

–No gritaría si te levantarás desde el primer momento –poso sus manos en sus propias caderas viéndole con los ojos entrecerrados– tu almuerzo está en la barra, tu desayuno está en el microondas y hay curry para cuando llegues en el refrigerador. Hoy tengo que doblar turno así que lo más probable es que llegué a las dos de la mañana.

–Está bien –hablo aún adormilado tomando su uniforme del closet– ¿Natsuo y Fuyumi...?

–Natsuo estará con su novia y Fuyumi dijo que irá con el viejo –se acercó a su hermano revolviendo su cabello con cariño– ten cuidado, intenta hacer amigos. Ya me voy.

–Como sea.

Touya suspiro cansado dejando a su hermano en casa. Tenko le había dicho que su hermano menor Midoriya también había ingresado en la UA, lo cual lo hacía sentir mejor pues ambos se llevaban bastante bien e incluso eran amigos, así que eso lo hacía sentir más relajado.

Poco a poco se volvía todo un padre.

–Buenos días –saludo a los demás héroes de su agencia yendo directamente a su oficina– ¿dónde está Shigaraki?

–Aún no llega –Toga entro a su lado tomando asiento frente a él– necesito los informes de la misión en Kioto.

–¿En Kioto?, creo que esas las tiene Shigaraki –comenzó a buscar entre sus carpetas revisando cada una de las hojas que había en esta– oh... ¿me los dio a mí?

–Él me dijo que tú las tenías.

–¿Enserio?, juraba que él las tenía,

Touya suspiro comenzando a teclear en su computador buscando la carpeta correspondiente. Busco por cada carpeta que tenía, revisando cada documento y después de una exhaustiva búsqueda encontró el dichoso documento. Toga había abandonado su oficina en algún momento.

–Estaba en el escritorio... Eres un genio, Dabi –se dijo así mismo después de enviar el correo con el documento correspondiente a Toga– ahora tengo que patrullar, no, debo enviar los informes a la policía, después tengo que enviarle los documentos a Aizawa y tengo que preguntarle a Fuyumi si realmente no irá a casa. Tengo que patrullar y... ¡No saqué la ropa de la secadora!, tengo que decirle a Shoto y...

–¿Me buscabas? –Shimura entro por la puerta tomando asiento frente al escritorio.

–También tengo que hacer las compras, ah, y no puedo olvidar comprarle otra carpeta a Shoto y verificar que haga su boceto de traje de héroe.

–¡Hey!, ¡Cabeza de humo!, ¿Para qué me querías?

–¿Eh? –Touya por fin alzo la mirada viendo al ahora peli celeste frente a él– oh, eres tú. ¿Para qué te necesitaba?, oh, cierto. ¿Tienes los informes de Shibuya?

–¿Shibuya?, si, ¿los quieres?

–Por favor, los de Shibuya y también necesito los de "Rider".

–Ya te los mando–se puso de pie y camino a la puerta– Touya.

–¿Si?

–Unas vacaciones no te harían mal.

–No las necesito.

2

Claramente mentía, unas vacaciones eran más que necesarias, pero no podía darse el lujo de unas vacaciones. Lo que más necesitaba era la ayuda de alguien más, claramente tenía a alguien en mente el problema ahora era convencer a dicha persona de aceptar.

–Tenko –ambos caminaban uno al lado del otro, Touya había comprado una paleta de hielo mientras Shimura bebía jugo de manzana– ¿Serías mi socio?

–¿Socio?

–Si, necesito a alguien que me ayude, y no hay nadie mejor que tú –termino lo último de su paleta descubriendo que era un canje para otra más– eres el único en el que confío y conoces todo mejor que nadie.

Shimura suspiro cansado, pensó un momento considerando la oferta del albino. Si bien Touya tenía razón en la mayoría de los aspectos siendo sincero Tenko no quería más responsabilidades, después de todo, él mejor que nadie había presenciado como Touya tenía un montón de papeles y estaba de arriba para abajo todo el tiempo sumamente estresado. Estaba seguro de que si Touya tuviera el cabello de color estaría lleno de canas.

Pero en algo tenía razón y es que si ambos trabajaban juntos el trabajo sería menos, además Tenko no era como Touya, no tenía hijos, o bueno, no tenía que cuidar de otra persona.

–Está bien. Me aumentarás el sueldo, ¿verdad?

–Eso es seguro.

–Realmente necesitas unas vacaciones –repitió el chico dándole el palito de su propia paleta, pues también era para canjear– yo podría hacerme cargo de todo.

–¿Estás seguro de eso? –el mayor se echó ambos palitos en la bolsa– digo, ¿has visto como estoy yo?

–Si... pero yo no tengo hijos.

–Yo tam... –se quedó en pausa por un momento, terminando por suspirar– ya entendí.

Shimura soltó una risa ante la reacción del chico y Touya no pudo contener una sonrisa por eso. Shimura se veía sumamente adorable a sus ojos, y verlo reír era el mejor paisaje que pudiese apreciar, extendió una mano con intención de acomodar sus cabellos, pero detuvo su mano al escuchar el tono de llamada de su celular.

–¿Qué paso? –al otro lado escucho la voz de Aizawa, al parecer necesitaba terminar de llenar papelería de Shoto– iré mañana, sí. Gracias.

–¿Agencia?

–Shoto, el viejo no fue a llenar su papelería –froto su rostro con cansancio. Terminando esa semana en definitiva tomaría vacaciones– nadie hace nada en esa casa.

–Sonaste como mamá.

–Poco a poco me convierto en una –respondió más como quejido– sálvame antes de que haga esa transición –dijo de manera dramática colgándose del cuerpo ajeno.

–Hazte a un lado–. El peli celeste empujo al ajeno el cual no hizo más que reír haciendo que un sonrojo se instalará en sus mejillas.