⚜
La casa era un desastre. Había ropa y zapatos por todos lados, menos en el que debían estar. Nunca creí que hacer unas maletas fuera tan caótico.
Bueno, creo yo que lo era debido a que lo estaba haciendo el día antes de partir. Tal vez debió hacerme caso cuando le dije que no había que dejar esto para último momento, pero él confiaba en que no habría problema alguno. Claramente se equivocó.
Viktor corría de un lado a otro buscando ropa mientras se quejaba de que había prendas que estaban sucias. Si no las ponía a lavar, ¿cómo pensaba que iban a estar limpias?
Yo, por mi parte, miraba a mi pareja estresarse por su equipaje mientras me reía de él. Estaba sentada con las piernas cruzadas sobre la cama, comiendo patatas del paquete.
- Para la próxima me haces caso - me burlé, sin retener una carcajada al ver la mirada que me lanzó - ¿Quieres?
Le extendí la bolsa y estoy segura de que la idea de matarme se instaló en su cabeza por unos cuantos segundos. Me encogí de hombros y seguí comiendo.
Le escuché susurrar algo en un tono enfadado a la vez que se sentaba sobre la maleta para poder cerrarla. Parece que nunca se hubiera ido de viaje.
- Viktor, cielo. ¿Has guardado doblada la ropa?
- ¿Había que doblarla? - preguntó preocupado, mirándome con algo que pude distinguir como desesperación.
Evité reírme y saqué toda la ropa que había tirado dentro de la valija. Comencé a doblarla y él me imitó, entre insultos y maldiciones de su parte hacia la poca capacidad que tenían las "trampas de ropa con ruedas".
Así nos pasamos dos horas enteras, ya que aproveché para mostrarle cómo se ocuapaba menos espacio. No pareció interesarle mucho, pero aún así escuchó cada palabra que le dije con atención.
- Así sí que se puede, ¿has visto?
- Creo que será el último viaje que haré en mi vida - me dijo, tirándose de espaldas en la cama - Joder.
Últimamente le había visto muy cansado, demasiado diría yo. Iba más horas a la comisaría y volvía considerablemente tarde. Esperaba que con este viaje se relajara un poco.
Me tiré a su lado y le abracé. El aroma que desprendía de su cuerpo era atrayente, así como el que desprende un pastel recién horneado.
- Tal vez debamos dormir ya. Mañana toca madrugar.
- O tal vez no... - me contradice en un susurro ronco.
Cada milímetro de mí se estremeció al escucharle hablar así de forma tan repentina. Y temblé bajo sus manos cuando giro levemente para tomarme de la cadera y posicionarme a horcajadas sobre él.
Sus manos se deslizaron con seguridad hacia mi trasero, y allí apretó levemente. Dejé escapar el aire ante su acto y me moví levemente sobre él.En su rostro se formó esa sonrisa tan incitante que lo adornaba siempre que ambos estábamos de acuerdo en hacerlo.
Se sentó, haciendo que quedásemos cara a cara, mirándonos a los ojos. Su mirada se dirigió a mis labios y, sin pensarlo, los besó con deseo.
Bajó su boca a mi cuello y hombros, dejando un rastro húmedo desde la mandíbula hasta la clavícula. Mientras seguía besando esa zona, tiró de la camiesta amplia que llevaba, indicando que quería que me la sacara.
Levanté mis brazos y Viktor la retiró, volviendo rápidamente a lo que estaba haciendo antes.
Él se dejó caer para atrás, quedando acostado y llevándome a mí con él. Me tomé un momento para admirar su trabajado torso, aprovechando que no tenía algo que lo cubriese. Él al igual se tomó su tiempo para fijarse en mi conjunto de encaje negro que llevaba esa noche.Parecía que me lo hubiera puesto a propósito para esta situación, pero simplemente me parecía muy cómodo y me gustaba usar ese tipo de ropa interior... por si acaso.
Con la delicadeza con la que se manipula algo hecho de cristal, colocó un mechón de mi cabello rubio, que caía por el lateral de mi rostro, detrás de mi oreja.
El corazón me latió más rápido de lo normal por ello. No acostumbrábamos hacer cosas así de tiernas en estas situaciones. Como respuesta, y para hacerle saber que eso no me parecía mal, acaricié su rostro y dejé el beso más tranquilo y cargado de sentimientos que le había dado a alguien jamás.- Te quiero - susurré sobre sus labios, sintiendo cómo acariciaba mi espalda con su mano izquierda.
- Y yo a ti, Небеса.
Sonreí ante ese mote y me incliné nuevamente para besarle.
Nuestra historia recién estaba comenzando, y quería vivirla hasta el final, siempre y cuando este fuera a su lado.
⚜
- Te dije que debíamos dormir anoche - le reproché con la respiración acelerada por haber tenido que correr por todo el aeropuerto.
- Tú también querías, así que no me culpes a mí - varias personas se giraron a verlo y yo reí ante ello.
La mochila que llevaba por fin dejó de rebotar contra mi espalda cuando llegamos a la zona de abordaje. Había varias sillas y, a un lado, tiendas de comida y de ropa. Me acerqué a la primera para comprar una botella de agua.
Escuché el sonido del móvil de Viktor detrás de mí. Él se acercó, dejó un beso en mi mejilla y susurró un "Ya vuelvo" rápido.
Intenté escuchar que era lo que decía, pero se había alejado lo suficiente como para que yo solo entendiera que estaba frustrado y preocupado por sus gestos.
La cajera carraspeó y yo volteé a verla, era la siguiente en la fila. Le entregué la botella y unos chicles que había cogido segundos atrás.
- Tranquila, seguro no es nada - afirma mientras me sonríe la mujer.
Le sonreí y pagué rápidamente. Me acerqué a donde estaba mi novio y esperé a que terminara de hablar.
- Darwell, yo entiendo pero... - su jefe lo interrumpió y él esperó a que le dejara un espacio para decir algo más. Sin embargo, el otro colgó la llamada.
Parecía, sin exagerar, que quería estrellar el móvil contra el suelo. Tenía los ojos llenos de lágrimas.
- Cariño - le llamé en un susurro. Acunó mi cara con sus manos - ¿Qué ocurre?
- Yo... - respiró profundamente - Yo no voy a poder viajar. Darwell me ha dicho que la mafia a la que estuvimos investigando estos días ha dado señales y hubo un tiroteo. Todos los polis que asistieron, fueron abatidos. Él me ha pedido, no, me ha obligado a quedarme para seguir con el caso.
Sentí un nudo formarse en mi garganta y ejercer presión allí. Asentí en respuesta y le abracé.
- Te juro que yo no quiero, Lys.
- Entiendo, Viktor, no te preocupes - limpié sus lágrimas, que comenzaban a resbalar por sus mejillas y dejé un breve beso en sus labios - Volveré, te lo prometo. Mientras tanto, tú encárgate de patear traseros criminales, ¿sí?
Ambos reímos, pero era más bien una risa triste. Él asintió y volvió a abrazarme, me levantó del suelo y juraría que estaba intentando guardarse el aroma de mi cabello.
De pronto, por los altavoces anunciaron que ya podíamos abordar el avión. Me dejó nuevamente con los pies apoyados sobre las baldosas y me besó lenta y prolongadamente.
Ese fue el beso más depresivo que di jamás.
- Te quiero - susurró.
- Me guardaré esto para cuando vuelva - le dediqué una sonrisa triste y comencé a caminar hacia la puerta.
Nunca había sentido tanto frío como cuando me separé de él. Y yo le había prometido volver, pero ¿y si encontraba a mis padres, a mi familia, y me quedaba con ellos?
En ese instante, cuando veía al avión elevarse por mi ventanilla y dejando atrás a mi primera familia, entendí que el amor es lo que te hace feliz pero, a su vez, también es el único que puede doler de esta forma. El amor es el único que puede hacerte sentir que te vas a desgarrar por dentro.
Y, tal vez, me equivoqué. Ese parecía ser el final de nuestra historia, no el principio.
⚜
ESTÁS LEYENDO
Ataraxia - Viktor Volkov
Fanfiction『Solo una persona tan rota como tú, puede saber qué tanto lo estás. Solo una persona tan rota como tú puede entenderte tanto. Y solo un persona tan rota como tú te enamora de la forma que él lo hizo. Porque no te aleja el miedo de lastimarle sin...