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Mi pierna subía y bajaba rítmicamente mientras esperaba en la silla de la oficina de Viktor a que los policías volvieran sanos y salvos, con mi hermana en brazos.
Llevaba aproximadamente seis horas allí y no había comido nada. No podía. Se me había cerrado el estómago en cuanto vi a los chicos salir por la puerta trasera de comisaría con sus carabinas y trajes especiales. Tenía miedo, muchísimo.No era una persona que admitiera este tipo de cosas, pero el hecho de no saber nada de nadie por horas me carcomía por dentro y me hacía sentir muy mal. No podía afirmar si estaban bien o sí, por el contrario, debía de llamar a los EMS para que fueran al lugar en el que se hallaba toda el jaleo.
Los papeles que yacían desperdigados por el escritorio no me habían llamado la atención hasta que la pared enfrente de mí dejó de ser interesante. Los tomé y leí por encima lo que estaba escrito en ellos. Estrategias, mapas y frases sin sentido se encontraban allí.
Revisé sus cajones y me encontré con una foto mía sonriendo juguetonamente a la cámara, junto a la cual se encontraba una pistola policial y una radio. Cogí esta última rápidamente y la encendí.Escuchaba disparos y unos cuantos gritos del otro lado, haciéndome poner más nerviosa. Respiré aceleradamente y esperé a escuchar algo que me indicara lo que estaba pasando.
- ¿Quién sigue en pie? - preguntó de repente Viktor. Su respiración era veloz y se notaba que corría - Louise se encuentra conmigo, necesito refuerzos.
- ¿Dónde estás?
- Estamos de camino.
Solo tres voces hablaban, eso significaba que el resto estaba abatido y que, probablemente, necesitaran más ayuda.
Corrí hacia la armería y golpeé la puerta con mi hombro para abrirla. La cerradura cedió y me cambié rápidamente por ropa negra y un chaleco antibalas. Además, tomé algo de munición para la pistola que había en el cajón y un francotirador.
En el estacionamiento, solo quedaba un coche blindado. Me subí a él y manejé lo más rápido que pude al lugar que habían marcado con un gran círculo en el mapa de la oficina. Al llegar, a una de las montañas que rodeaban la antigua casa monté el arma larga y esperé hasta notar algún movimiento.Divisé una cabellera rubia escondida detrás de una pared, y otra peliblanca detrás de una columna. Un hombre vestido de negro parecía buscarlos y se acercaba peligrosamente a ellos.
Me acomodé mejor y contuve la respiración por algunos segundos. Apunté y apreté el gatillo.Sonreí al ver caer al hombre y me di la libertad de reírme cuando la voz desesperada de mi novio preguntó por la radio quién había efectuado ese disparo.
- De nada, cariño. No tienes porqué agradecer - me burlé, y volví a concentrarme en el lugar.
Soltó una larga cadena de insultos en ruso y volví a reírme, para luego abatir a otro de los hombres que los buscaban.
Escuché unos pasos detrás de mí y llevé lentamente una mano a la pistola que yacía debajo de mi pecho, escondida por los pastizales. Sin hacer mucho ruido le quité el seguro.
Otro crujido se hizo oír a mis espaldas más cerca. Rodé hacia un lado y, con la certeza de que le acertaría a la cabeza, disparé sin apuntar. Lo siguiente que vi fue un cuerpo cayendo inerte casi encima de mí.
Me separé y, haciendo caso a los gritos de mi radio, volví a mi puesto. Tres hombres se acercaban con cautela hacia donde estaba Greco con Ivanov. Puse mi ojo sobre la mira correctamente y disparé.
En cuanto uno de los hombres estuvo abajo, mis amigos comenzaron a disparar y les dieron a los restantes.
Barrí con ayuda del francotirador los alrededores para asegurarme de que nadie estuviera en peligro. En la elevación colindante había otro chico cumpliendo con la misma función que yo.
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Ataraxia - Viktor Volkov
Fiksi Penggemar『Solo una persona tan rota como tú, puede saber qué tanto lo estás. Solo una persona tan rota como tú puede entenderte tanto. Y solo un persona tan rota como tú te enamora de la forma que él lo hizo. Porque no te aleja el miedo de lastimarle sin...