₀₃

388 30 0
                                    

   Llevaba cinco minutos despierta, pero las sábanas parecían querer aferrarse a mí hoy más que cualquier otro día. 

Por lo general, no soy la chica que se quedaría a tu lado luego de follar, prefería cortar comunicación y dejarlo como lo que había sido, solo un polvo. Pero no quería... digo, podía hacerlo. Debía ganarme su confianza, que me contara esa información.

Sentí su mano dejando suaves caricias en mi espalda y me giré para encontrármelo de frente. Le sonreí, me acerqué y dejé un beso lento en sus labios, que él se encargó de profundizar sujetando mi cintura con su mano.

- Buenos días - me dijo con una voz de recién despertado que me hubiera bajado las bragas de no ser porque estaba desnuda.

- Buenas - dije tiernamente, acariciando su cabello con suavidad - ¿Cómo has dormido?

- De puta madre, ¿tú?

- Igual - le sonreí y me levanté sin pudor alguno. Me puse una de sus camisas bajo su atenta mirada y lo miré - ¿Puedo usar tu baño?

Él se limitó a asentir mientras se levantaba, dejándome apreciarlo mejor.

¿Con ese pedazo de hombre me había acostado yo? Vaya, parece que no me permití a mí misma disfrutarlo anoche, porque madre mía...

- Es la puerta que está en frente - dijo mientras señalaba al pasillo.

- Amm... sí, claro, gracias.

Me sentí enrojecer, por lo que caminé rápidamente hasta donde él me había indicado. Una vez allí hice mis necesidades, me lavé la cara e intenté que mi cabello luciera algo aceptable.
Al salir, el ruso estaba en la sala, con un pantalón de deporte en su sofá acostado, mirando las noticias.

Me senté a su lado, y apoyé la mano en su pierna juguetonamente.

- ¿Y cuál es tu cargo en la poli?

- Soy inspector - me respondió tirando de la mano que tenía sobre él, hasta que estuve encima suyo.

Apoyó la mano en mi trasero y lo apretó ligeramente.

- Bueno, pues estoy segura de que llegarás lejos. No sé, tal vez a comisario. Es que me ha parecido que el que estaba contigo anoche, el que estaba tan ocupado en su Whiskey que ni siquiera me saludó, tiene más madera para superintendente - bromeé para luego sonreír.

Me acerqué y lo besé lentamente. Su agarre en mí se intensificó y eso solo me hizo gemir.

Es que, vamos, cualquiera lo haría de estar en mi lugar. Este tío es un Adonis.

- ¿Quieres que te lleve a tu casa? - habló al separarse.

Yo lo miré ya estando de pie y asentí.

Esperé en una silla por unos cuantos minutos, mirando en silencio el CV falso que yacía en mis manos, esperando por que la jefa del lugar no encontrara nada raro en él.

Cuando me llamaron, sentí los nervios recorrer mi cuerpo por completo. No era un empleo vital para la misión, claro que no. Sino que era algo mucho más importante para mí, mi primer empleo real. Sin que nadie metiera dinero de por medio.
Sabía que para ser médica se necesitaba mucha preparación, pero yo había aprovechado mis tiempos libres en la mansión para leer libros de medicina y, además, era alguien que aprendía muy rápido. 

Después de una breve entrevista, me aceptaron. ¡Estaba en fase de prueba! La alegría que sentía dentro de mí no podía ni explicarla. ¡Estaba dentro! Bueno, casi, pero eso no importaba en ese instante. Embriagada por la emoción del momento sentí la necesidad de llamar a... a... ¿Viktor? No entendía, en ese entonces, por qué quería llamarle, claro que viéndolo en retrospectiva todo cobra sentido.

Al abrir la lista de contactos del móvil solo pude ver un contacto, y me impulsó de nuevo a la realidad. Yo no estaba ahí para ser feliz, o tener la vida que quería, yo tenía una misión que cumplir y eso haría.

Sentí un ligero toque en mi hombro y volteé para encontrarme con una mujer que, según yo, llevaba unos pocos meses trabajando allí. Ella me sonrió amablemente y yo le devolví el gesto.

- Los policías han tenido un atraco y necesitan ayuda, equípate y te espero en una ambulancia - dijo mirándome a la cara, yo seguí sonriendo y comencé a caminar hacia donde estaba todo lo que necesitaba - Soy Lara, por cierto.

- Lys.

Tras lo que parecieron unos largos minutos, nos encontrábamos en el local en el que había sido el tiroteo. Sin quererlo, busqué esa cabellera gris que me había atormentado en el camino hacia aquí, para saber si se encontraba bien. Al verle recostado contra una pared, cogí lo necesario y me acerqué a él.

- A ver si va a ser verdad que voy a tener que ocuparme de ti luego de cada atraco - bromeé, poniéndome de cuclillas a su lado.

Él volteó a verme y pude distinguir una débil sonrisa en sus labios.

- Lys - murmuró a punto de caer en un sueño profundo.

- Ha perdido mucha sangre, necesitamos llevarlo al quirófano - dije en cuanto mi jefa se había acercado a mí para ver qué le pasaba a Viktor.

Ella asintió de acuerdo con mi veredicto y trajo una camilla para llevarlo hasta la ambulancia. Por otro lado, yo me acerqué a un viejo que parecía ser el superior por su vestimenta.

- Disculpe, señor, ¿alguien más necesita asistencia médica?

Él me miró con cara de pocos amigos, y me asustó más que mi jefe. 

- No - respondió seco, mirándome de arriba a abajo.

- De acuerdo, que tenga un buen servicio - comenté, para luego darme la vuelta y comenzar a irme de ahí. Quería huir lo más lejos de ese anciano lo más rápido posible.

- ¿Te conozco? - preguntó a mis espaldas, con una voz profunda.

- No lo creo, señor. Llegué hace unos pocos días.

Él se quedó unos segundos mirándome, como queriendo recordar en dónde me había visto.

- Coño, tú eres la chica con la que estaban molestando esta mañana a Volkov los inspectores Ivanov y Rodríguez - dijo muy seguro, y detrás de él pude ver a Conway reteniendo una risa, con sus labios en una tensa línea.

Mis mejillas se encendieron sin saber yo muy bien la razón.

- Yo... soy una amiga de Viktor - respondí simple.

- Ya te digo yo que si te deja llamarle Viktor debes ser más que una amiga para él - comentó, desde detrás del viejo, Conway. O como yo lo identifico, el antipático.

Ignoré ese comentario, le sonreí amablemente a ambos y retomé mi camino. Con la cabeza más enredada que antes.

Ataraxia - Viktor VolkovDonde viven las historias. Descúbrelo ahora