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Me estiré en la cama, haciendo sonar mis huesos. Intenté moverme, pero parecía estar retenida por unos brazos en mi cintura. Sin embargo, no me asusté, ya que se había vuelto parte de mi rutina despertar abrazada a él.
Habían pasado exactamente dos semanas desde que él vino a mi casa por la noche, para arreglar lo que sea que fuere que había entre nosotros.
Desde ese momento no se había querido separar de mí, exceptuando cuando él se iba a trabajar y yo me quedaba rondando por la casa como un alma en pena. A menudo le decía que sería buena idea adoptar una mascota, para que no estuviera tan sola durante esas horas, pero él parecía reacio a la idea de tener que cuidar de otro ser vivo.Me levanté con mucho cuidado de no despertarle a él y me senté en el sofá del living mientras comía unas ricas galletas de chocolate que había encontrado en mi despensa y que me habían alegrado la mañana. Revisé Twitter rápidamente para enterarme de lo que estaba sucediendo en la ciudad en estos momentos y hacer algo en el tiempo libre que tenía. Por lo que se veía, parecía haber un período de calma, como el que viene antes de una tormenta.
Unos golpes en la puerta llamaron mi atención y me dirigí hacia la misma. Al mirar por la mirilla, lo único que vi fue un cañón de un arma apuntando hacia el interior de la casa.
Me alejé unos cuantos pasos y resonó en mi cabeza el sonido de un disparo característico de un arma con un silenciador. La cerradura se quebró y la puerta se abrió como si estase invitando a entrar a la persona que está detrás de la misma.Un castaño muy conocido irrumpió en mi piso. No me sorprendía verle ahí, después de todo, lo había traicionado.
Miré de reojo la mesilla con algunas decoraciones que había a mi derecha un poco más atrás. Fingiendo que quería correr, "tropecé" con la pata de la mesa, haciendo caer un jarrón.Esperaba que eso hiciera el ruido suficiente como para despertar a Viktor.
- Quieta ahí - su voz salió arrastrada, se notaba el asco en ella.
Me giré aún en el piso, para verle de frente. Sus ojos parecían rabiosos, casi ardiendo en llamas por la ira.
- Vas a entender lo que le pasa a las personas cuando me traicionan - se acercó dos pasos, haciendo que yo tenga que mirar completamente hacia arriba - Solo estás viva porque yo así lo quise, ¿lo entiendes?
Oí pasos en el pasillo, pero él no dio señales de escucharlos.
- ¡No es mi culpa que el gilipollas de Sergei estuviera tan desesperado como para mostrarse por el día cuando sabía que lo estaban buscando!
Apretó su mandíbula, haciéndose notar que estaba realmente enfadado. Nunca le había visto así.
- ¡Ni tampoco es mi culpa que no haya hecho bien lo que le mandaste hacer hace años!
- ¡Cállate! - llevó sus manos a la cabeza, jalando levemente su pelo - Sí es tu culpa enamorarte. Yo jamás te entrené así, ¿qué es lo que tiene él? ¿Te ha enredado con palabras bonitas? - se burló para luego reír.
- Por lo menos yo no soy un gilipollas que tiene que secuestrar a una niña de siete putos años para tener a una mujer cerca.
Su respiración se hizo más pesada. Estiró el arma hacia mí, dispuesto a disparar.
- ¿Por qué crees que tus padres te abandonaron conmigo, asquerosa? No te querían, ni te van a querer jamás.
Abrí mis ojos muy grandes y escuché el sonido de un disparo.
Miré hacia atrás y vi a Viktor con una cara seria, mirando fijamente el cuerpo ahora inerte de Dimitri.
- Lys, ¿te encuentras bien? - arrojó su pistola al suelo y corrió hacia donde estaba yo.
Cogió mis brazos y me di cuenta que estaban llenos de sangre, al romper el adorno varios de sus trozos se clavaron y rajaron mi piel.
Solo me limité a asentir, todas las palabras se habían quedado atoradas en mi garganta. Por unos breves segundos, el ruso me abrazó fuertemente.
Comenzó a hablar por teléfono, y pocos minutos después, algunos policías y médicos estaban en todo nuestro piso.- ¿Estás segura de que no te duele nada más? - me preguntó Lara, en cuanto terminó de vendar mis cortes.
Moví mi cabeza de un arriba a abajo. Ella, al entender que no quería hablar con nadie se retiró. Minutos después, sentí el sofá hundirse a mi lado.
- Lys, ¿quieres hablar? - yo negué y el cogió mi mano - Sé que debe de haber sido difícil oír eso, pero lo hizo para joder, porque sabe lo mucho que te afecta el tema de tu familia. Nadie sería capaz de abandonar a una persona tan maravillosa como tú.
- Es que... Durante toda mi vida yo me convencí de que había sido raptada, pero nunca tuve pruebas de ello. ¿Qué pasa si tiene razón? - me removí incómoda, pues decirlo en voz alta no era lo mismo que pensarlo.
- Lo entiendo - guardó silencio y se limitó a abrazarme.
Estoy segura que de haber sido otra persona, me hubiera obligado a hablar. Sin embargo, él me comprendía tanto, que sabía qué necesitaba y en ese momento era pensar sobre qué hacer.
En mi cabeza se barabajan diferentes opciones. Podría marcharme a Francia para entender lo que había pasado hace años. O podía quedarme con las maravillosas personas que había conocido aquí, a las que consideraba familia.
Tragué salive y me animé a hablar.
- Ven conmigo a Francia - pedí en un susurro, él se separó y me miró incrédulo - Necesito saber qué fue lo que pasó y no quiero alejarme de ti. Por favor, acompáñame.
- De acuerdo.
Una gran sonrisa se postró en mis labios y me abalancé sobre él para abrazarle nuevamente.
- Gracias - suspiré y, sin pensarlo hablé otra vez - Te quiero.
- Y yo a ti, Lys.
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Ataraxia - Viktor Volkov
Fanfiction『Solo una persona tan rota como tú, puede saber qué tanto lo estás. Solo una persona tan rota como tú puede entenderte tanto. Y solo un persona tan rota como tú te enamora de la forma que él lo hizo. Porque no te aleja el miedo de lastimarle sin...