Prólogo

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— ¡Ahhg! —exclamó Husk con desagrado, despertándose con resaca... a las 2 de la madrugada— necesito... algo para refrescarme —tambaleante se puso de pie desde su cama, para salir por la puerta e ir a la bodega por algo para beber.

Debido a algunos incidentes ocurridos hace un par de semanas, Charlotte le había delegado la responsabilidad absoluta a Husk sobre lo que sale y entra de la bodega, por lo que si quería, podría hacer desaparecer algunas cosas del inventario.

La princesa es tan desorganizada que nunca se daría cuenta de esa clase de detalles, pero para ser justos, es más culpa suya por poner a un alcohólico como él a cargo de esa labor.

En fin, el gato entró finalmente a la bodega y fue directamente hacia el whisky barato, su favorito, pero cuando estaba a punto de borrarla del inventario, rápidamente se dio cuenta de que faltaba algo más...

Se quedó mirando extrañado la lista de espumantes al darse cuenta de que una botella del champagne más caro, exactamente el que Alastor trató de beber hace unas semanas, no se encontraba.

— Ese no fui yo... —dijo gruñendo.

No tenía sentido, son muy pocos quienes tienen acceso a la bodega, alguien tuvo que haberla robado y eso significaba que la princesa nuevamente haría un escándalo al respecto.

Furioso comenzó a investigar, observaba por todos lados el más mínimo detalle en las botellas y entremedio de las repisas tratando de encontrar algún tipo de huella. A medida que los minutos pasaban, Husk comenzaba a perder la paciencia, pues a pesar de buscar y rebuscar, no había nada sospechoso.

Finalmente, harto de no encontrar nada fuera de lo común, comenzó a sospechar de quienes sí tienen acceso a la bodega, comenzando por Alastor quien; aunque de no gustarle el champagne, es el principal sospechoso por lo de hace unas semanas. Así salió desde la bodega hasta las escaleras del hall.

Claro que, en el caso de que no haya sido él, probablemente lo estaría despertando. "Al diablo", pensó; él mismo se lo buscó, así que si él no era el problema, ahora el problema iba por él y lo tendría que ayudar a encontrar al responsable...

El alcohol es un asunto serio para Husk.

Para ser más discreto iba a tomar las escaleras, pero cuando estaba a punto de asomarse por la esquina al extremo del pasillo, lo alarmó el sonido del elevador, el cual estaba bajando desde el último piso.

La curiosidad pudo con él, por lo que encontró un escondite entre los soportes del techo para esperar a que llegue.

"¡Lo sabía!"

Palabras que se cruzaron por su mente cuando vio a Alastor saliendo del elevador apenas sus puertas se abrieron. Su primer instinto le dijo que salte sobre él para interrogarlo, pero con paciencia decidió quedarse en su lugar para observar qué es lo que tenía planeado; al fin y al cabo, el demonio de la radio tenía ambas manos en los bolsillos, ninguno de los cuales era lo suficientemente grande como para guardar una botella de champagne.

El gato no podía mover ni un solo pelo, pues las sombras de Alastor podrían percibir su presencia si tan siquiera respiraba muy hondo, por lo cual; inmóvil en su escondite, lo siguió con la mirada caminar hasta el fondo del pasillo del segundo piso, hasta detenerse frente una de las habitaciones para llamar a ella.

— ¿Charlie...? —era la voz de Vagatha proveniente desde adentro, cuando abrieron.

"¿Qué demonios, esto es por lo de la lanza?" pensó Husk, levantando una ceja.

— Me temo que no querida —contestó él.

— ¡Al...lastor! ¡¿Qué haces!? —Husk se quedaría a oír todo el chisme... solo que no le importaba, además, la voz de la demonio polilla es irritante para sus sensibles oídos— Habla de una vez ¿Qué diablos sucede, es que aunque yo no baje al hall tengo que blah blah blah...?!

El sexto circuloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora