VEINTISÉIS

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Cuando llegaron al supermercado, ambos bajaron del auto, se tomaron de las manos y caminaron hasta la entrada del mismo. Agarraron un carrito de compras y fueron directamente al pasillo de los snacks.

— Bien, ¿qué deseas, Sol?

— Cualquier galleta o barrita está bien.

— ¿Incluso de avena?

— Mmm, sí, galletas de avena con frutos rojos suena muy bien.

— Entonces de esas, barritas con trocitos de chocolate también, uh, estas que tienen jalea de fresa en el centro son buenas.

— Yo quiero estos palitos con queso, por favor, eh y esas barritas con sabor a naranja — Metieron algunas barritas más.

— Bien, creo que con esos estamos bien, ahora los líquidos. ¿Quieres algo más de agua?

— Leche de fresa o vainilla, por favor. ¿Podemos llevar yogur y cereales? Me gusta desayunar eso después de un celo.

— Claro, también podemos llevar algunas frutas, ah y jugo de naranja.

— Bien, entonces vamos por las frutas para poder irnos.

Caminaron hacia el área de las frutas y verduras y comenzaron a elegir sus favoritas. Nanon estaba pensando si llevaría cerezas cuando sintió a alguien detrás de él.

— Así que, ¿ahora le ayudas a tu jefe con las compras para el celo?

Se volteó y se sorprendió al ver a Hana. No parecía el tipo de persona que ponía un pie el supermercado.

— No creo que eso sea de tu incumbencia.

— Claro que sí, ese hombre es mío, todo lo que tiene que ver con él me importa.

— Bueno, no soy un objeto, pero si fuera de alguien, definitivamente sería de Nanon — Habló Ohm detrás de la Omega.

— ¿El secretario sin futuro? Eres mío amor, no bromees así solo por no hacerlo sentir mal.

— Este secretario tiene más futuro del que imaginas, y es mi Omega, dirígete hacia él con respeto.

— ¿Tu Omega? ¡Tu Omega soy yo Ohm! Me perteneces, nos vamos a casar y ser felices.

— Mi Omega es Nanon, la única persona con la que me voy a casar es con él. Deja de humillarte Hana, entiende que nunca me has gustado y nunca vamos a ser nada.

— ¡Hana! Te lo advertí, que dejaras de intentar que Ohm esté contigo a la fuerza, ¡estás enlazada! Deja al pobre hombre con su Omega. Nos vamos, ya buscaré donde enviarte para que aprendas a que no todo lo que uno quiere se puede obtener, y que no puedes obligar a las personas a darte todo lo que quieras. Te irás en dos días, así que será mejor que vayas alistando tu maleta porque sólo te daré lo necesario para ayudarte.

— ¡Papá, no! Ohm es mío, él lo va a entender padre, déjame quedarme con él.

— Necesitas ayuda, estás mal. Lo siento joven Chittsawangdee, si hubiera sabido que usted estaría cerca, no la hubiera traído.

— No se preocupe, señor Cho, pero si nos disculpa, debemos retirarnos.

— Sí, claro, nosotros igual. Con su permiso, tendrán buen día.

— Igualmente.

Se dirigieron a pagar las y luego caminaron hacia el auto con sus cosas en esas nuevas bolsas de tela reutilizables y mucho más fáciles de cargar. Pusieron todo en los asientos de atrás antes de que Nanon se excusara diciendo que olvidó comprar algo.

Mi omega huele a lo que me gusta || OhmNanonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora