EXTRA: TRES

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Alfa y Omega estaban juntos en la cocina, cuando Nanon se había ido antes para sacar ropa antes de tomar el baño que el Alfa iba a preparar. La cesárea sería en tres días y querrían pasar juntos sus últimos momentos de relajación antes del nacimiento de sus bebés. Nanon se acercó a la escalera cuando sintió un dolor en su bajo vientre que casi lo hizo caer de no ser porque pudo sostenerse de la baranda. El dolor pasó luego de un minuto, cuando Ohm se acercó a él con los cafés que preparó antes para tomarlos mientras estaban en la tina.

El Alfa corrió al verlo encogido cerca del primer escalón, pero antes de que alguien pudiera decir algo, el Alfa vio como un líquido mojó las piernas del Omega, que solo andaba una camisa larga puesta, y hacía un charco en el suelo. Ni alguna vez preguntó que era al ver la cara de terror que tenía su pareja, por lo que solo pudo sentarlo en el sillón y correr hacia la habitación por una toalla para limpiarlo, un pantalón suelto de pijama para cubrir sus piernas, un suéter para cubrirlo y el bolso que tienen listo para la cesárea.

Importándole poco el estar con ropa simple de estar en casa, corrió con su Omega en brazos, luego de limpiarlo y vestirlo, hasta el auto, donde lo dejó acostado en el asiento de copiloto, para luego correr por las llaves y el bolso antes de desde directamente al hospital.

Nanon soltó el primer grito de dolor solo un par de minutos después de que salieran de la propiedad, y el Alfa agradeció al casi nulo tránsito de ese día, porque no creía poder estar cuerdo por mucho tiempo más. Llegó en veinticinco minutos, luego de que Nanon le gritara que no podía solo saltarse algún alto y que se toparan con al menos tres semáforos en rojo.

Al entrar al hospital con su Omega, cuatro enfermos corrieron con una camilla hacia ellos y luego de que él dejara ahí a Nanon, se lo llevaron a otra habitación. Llamó a sus amigos y familiares para avisarles del nacimiento, llenó los papeles con la información de su Omega y luego solo pudo dirigirse a la sala de espera, ya que no era posible que el presenciara el nacimiento de sus bebés.

Luego de media hora, todos sus amigos y familiares estaban ahí, y esperaron junto a él veinte minutos más hasta que salió una de las enfermeras que presentó la camilla para llevarse a Nanon.

— ¿Familiares de Korapat Kirdpan?

— Nosotros — Dijeron todos, acercándose a ella.

— El joven Kirdpan está bien, aunque quiere que el padre de sus cachorros esté con él. Los bebés están siendo pesados ​​y revisados, así que apenas están listos serán llevados a la habitación.

— ¿Entonces puedo pasar a ver a Nanon?

— ¿Eres su pareja?

— Sí, lo soy.

— En ese caso, ven conmigo.

Caminaron hasta el final de un extenso pasillo, hasta detenerse en la habitación veintiocho. La enfermera abrió la puerta y dejó al Alfa entrar antes de retirarse y decir que pronto vendría con los bebés.

— Hola, mi precioso Sol — Se acercó a la camilla donde vio a su Omega descansar — ​​¿Cómo te sientes?

— Creo que un camión pasó sobre mí y no me di cuenta. Estoy tan cansado.

— Duerme un poco, mi amor, yo me quedaré aquí cuidándote.

Besó la frente de su Omega antes de que este cerrara sus ojos y se dispusiera a descansar. Esperó junto a él hasta que veinte minutos después entraron dos enfermeras, cada una con una pequeña cuna que traían a sus cachorros en ellas. Despertó suavemente a su Omega para que pudieran admirar juntos a sus bebés por primera vez.

— Aquí están sus bebés, ¿ya saben los nombres? Debemos firmar las actas de nacimiento.

— Son preciosos, Alfa — Dijo Nanon, mirando al bebé que su Alfa puso en sus brazos, y luego viendo a la hermosa que estaba en los brazos de su novio.

Mi omega huele a lo que me gusta || OhmNanonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora