Capítulo 18

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Lo que nos queda

  Ha sido como un completo cambio de mundos, aquella oscuridad infinita ha sido remplazada por la agradable luz lunar de la noche. Realmente no es que les molestara tanto ese oscuro atrapante, pero en su sincera opinión este cambio es de preferir. Frente a los cuatro jóvenes se presenta la forma de acceder a la otra mitad de la montaña, un puente de hierro de una extensión lo considerablemente larga como para entender que no es posible llegar al otro lado de un salto.

  Después de tantas horas caminando, cayendo a lugares poco seguros, peleándose con animales salvajes y saliendo de trampas tontas por fin han llegado al punto donde se irán de esta parte de la montaña e irán a la otra mitad, donde se encuentra el examinador de esta prueba tan básica esperándolos.

  Es cierto que la dificultad de esto no ha sido lo más impresionante del planeta, es más, si lo vieran todo en retrospectiva podrían darse cuenta que lo que habían enfrentado hasta este punto no era gran cosa, solo usando un poco de lógica y sentido común pasaron todo, ¡pero que aun así se hayan tardado tanto en llegar hasta aquí es algo simplemente penoso! 40 minutos, eso es todo lo que les queda para llegar o de lo contrario todos estos problemas que han tenido habrán sido para nada.

Volviendo a la situación actual: apenas van a la mitad del puente, avanzando de manera casual para no ser tomados por sorpresa en caso de algún enfrentamiento inesperado.

  Tienen bastante prisa, pero no significa que van a ir de cabeza sin pensar en su bienestar.

  —Bueno, parece que no hay nada peligroso aquí.

  —Qué alivio poder tener un momento de tranquilidad.

  —Y qué fortuna que sea por aquí, ¡qué increíble vista!

  —Recordar que no estamos de paseo Jessica.

  La mencionada cierra los ojos para obligarse a poner una sonrisa, a lo que se vuelve a su compañera arquera.

  —¿No puedes dejarme disfrutar tranquila cierto?

  —Yo solo estoy recordando nuestra situación chica, tranquila. —desinteresada de la acusación Ada levanta levemente las manos, sonriendo burlonamente. Jessica suelta un largo suspiro y se encoge de hombros, esta chica no muestra tener remedio.

  Por otro lado, Zenón y Paul van detrás de ambas, observando aquel pequeño intercambio de palabras silenciosamente. Esas dos no parecen llevarse mal hasta donde han visto, pero lo que sí se nota es que tienen formas de pensar distintas. Los dos compartieron mirada y también se encogen de hombros, mejor dejar eso pasar.

  Zenón vuelve a echarle un vistazo a todos los alrededores fuera del puente, sin poder dejar pasar aquel pensamiento que tiene desde que comenzaron a caminar por aquí, tal vez ya era hora de mencionarlo.

  —Es increíble…

  —¿Eh? ¿Qué cosa? —cuestiona Paul.

  —El cómo este puente es la única conexión entre las dos partes de esta montaña, es decir: solo mira. —los tres acatan su orden y se ponen a observar cada dirección, entendiendo su punto inmediatamente—. No hay pequeñas secciones combinadas, no hay ramas o rocas sobresaliendo en de la tierra, ¡no hay ni un solo rastro de que ambas partes alguna vez fueron una! En las imágenes que yo he visto de esta montaña no recuerdo que hubiera alguna separación, pero parece que desde siempre ha sido así, como si se tratara de un perfecto corte realizado por un cuchillo, ¿cómo es posible esto?

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