El Trono
Rafa se sentó en lo alto del frío trono, mirando al Zeno arrodillado con un destello de ira en sus ojos. Según los informes que había recibido, Zeno había entrado en territorio humano por su cuenta, sin saber lo peligroso que era.
Los sanguinarios de la cima de la cadena alimentaria siempre pensaron que los humanos eran tan inofensivos como las ovejas, pero en realidad los insidiosos humanos ya habían desarrollado muchas formas de enfrentarse a ellos.
En este sentido, Rafa realmente admiraba la inteligencia de los humanos, que eran tan débiles, y sin embargo eran capaces de utilizar su inteligencia para matar a seres superiores.
Pero los sanguinarios como Zeno, que se habían criado en la ciudad real, pensaban ingenuamente que podían hacer cualquier cosa. A veces Rafa se preguntaba si había hecho lo incorrecto, que no debería haber retenido al joven Zeno en la ciudad real, sino que debería haber dejado que estos simples niños vieran los peligros del mundo exterior mucho antes.
Rafa miró en silencio a su hijo más querido, que tenía un orgullo que le encantaba, aunque ese orgullo a veces le cegaba.
Rafa: "Zeno, los humanos no son tan fáciles como crees, es muy peligroso que te escapes solo sin informar".
La mente de Zeno lo despreciaba, ¿los humanos? Pensando en los humanos que había visto en la aldea, blandos, simples e incompetentes, por no hablar de un humano solo, un grupo de ellos no sería rival para él. Al decir esto, Padre sólo intentaba mantenerlo en la Ciudad del Rey para que siguiera siendo un juguete en sus manos.
Todos vieron al príncipe cuando lo miraban, sólo Anna vio a Zeno. Una sonrisa levantó el rostro de Zeno al pensar en la hermosa Anna, y rápidamente la escondió para que nadie lo notara.
Por fin entendió lo que significaba ser libre, hacer lo que le diera la gana, sin escuchar a nadie y mucho menos pedirle permiso a su padre.
Anna era su libertad, una elección que hizo de corazón, libre de cualquier interferencia.
Zeno levantó la cabeza, el descaro en sus ojos apenas disimulado: "Tenga la seguridad, padre, de que tengo la fuerza para poder defenderme".
Rafa entrecerró los ojos, sin sorprenderse de que Xeno no pudiera escuchar sus palabras.
Su rostro era frío: "Es una orden, a partir de hoy no podrás volver a poner un pie fuera de la Ciudad del Rey, y te vigilare desde ahora".
Los ojos de Zeno se abrieron de par en par con incredulidad y se levantó rápidamente del suelo, enfrentándose a Rafa con lo que casi podría calificarse como una gran falta de respeto.
Xeno: "¡Con qué derecho, no tienes derecho a restringir mi libertad!"
Rafa frunció sus finos y pálidos labios, con una ira atronadora que se agolpaba en sus ojos rojo oscuro, pero tuvo que reprimir su temperamento. La mano en el reposabrazos se tensó ligeramente, y si el trono no hubiera sido de un material especial, ya se habría convertido en polvo.
Por mucho que favoreciera a sus hijos, la majestuosidad del Rey de la Sangre no debía ser desafiada.
Rafa chasqueó los dedos y dos sombras negras aparecieron instantáneamente frente a Zeno, arrodilladas en el suelo. No quería malgastar más palabras con Zeno, algún día entendería lo que estaba tratando de hacer y valoraría sus esfuerzos.
Rafa dijo con voz grave: "Vigila a Su Alteza y no permitas que ponga un pie fuera del reino".
Sombra Oscura: "¡Como usted ordene!"
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El objetivo del té verde siempre está mal
Novela JuvenilDerrotado en la batalla, Yue Chu es arrastrado a otro mundo por el sistema, que le asegura que si puede romper la relación entre los dos protagonistas y evitar que el mundo se destruya, podrá revertir el trágico final de su mundo original. Yue Chu...