Tom Riddle fanfic; Entre las sombras tú y yo

La morada de la bruja

Hola soy Mrs. Hogwarts vuestra nueva reportera del diario del Profeta bajo el mandato de Rita Skeeter. Recordad que por el precio de tan solo diez galeones podréis obtener un maravilloso ejemplar de la escandalosa vida de nuestro querido mago tenebroso, Lord Voldemort. Desenmascaramos sus más oscuros y siniestros secretos en nada menos que 500 páginas. Se nos ha contado la historia de Tom Riddle y de sus fechorías, pero nada sabemos acerca de su vida íntima, de sus pasiones y de su relación con la misteriosa Marie Kyteler de la que hasta ahora jamás habíamos oído hablar. Con la colaboración de la revista Corazón de Bruja (Dirigida por Petunia Lestrage).

Recordad, vuestros secretos jamás estarán a salvo mientras yo permanezca en el castillo.
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29 de Agosto de 1943. Bosques de Albania.

- Newt ¿no nos hemos alejado mucho de la aldea? Nos hallamos en unos bosques siniestros y está oscureciendo, no me gustaría encontrarme con esa vieja arpía una vez haya anochecido. - El hombre bajito y regordete, miraba si cesar a los árboles espectrales como si de las sombras fuese a aparecer cualquier tipo de criatura demoníaca.

- Jacob, debemos encontrar al unicornio antes de que ella lo haga.

-Pero...-El señor Scamander le lanzó una mirada impasible.- ¿Quien me mandaría a mí meterme en este mundo de magos?

Caminaron durante largas horas a través de la espesura. La noche se cernía sobre ellos, el sonido espectral del viento y del murmullo de los animales era aterrador. Perdida ya toda esperanza de dormir bajo techo los hombres se sentaron a descansar.

- Estoy convencido que esa vieja verrugosa obsesionada con la belleza esta durmiendo. Ni que fuera la bruja de Blancanieves.

- ¿Blancanieves? - Preguntó en voz alta el magizoologo.-

- Es cierto... olvidaba que los magos no leéis los mismos cuentos que los nomag. ¿Como se llamaban esos cuentos? El de la varita, la capa y la piedra.

- No pienso leerte más historias antes de dormir. - Rio el pelirrojo.- Los cuentos de Beddle el Bardo.

En aquel mismo instante disiparon una tenue luz entre la maleza. Jacob se dirigió animadamente hacia ella.

- ¡Mira, pasaremos la noche ahí! - gritó entusiasmado al ver la pequeña choza.- Vamos no te quedes rezagado.

- No creo que sea conveniente entrar.

-¿Por qué dices eso?

- Tal vez... Podría tratarse de la morada de la bruja.
Dicen que la bruja tiene un terrible poder, todo el que la mira queda prendado de su belleza. Una vez, los hombres, sometidos, al hechizo, los tortura, hasta que desesperados le ruegan que acabe con sus vidas. Es entonces cuando la hechicera arranca sus almas, para alimentarse con ellas y así permanecer eternamente joven.

- Y de vez en cuando bebe sangre de unicornio para mantenerse joven. ¿Por casualidad no dará manzanas envenenadas a las jóvenes que son más bellas que ellas? - Newt miró a su amigo cextrañado.- ¿Y un espejo mágico que habla? ¿Tampoco? Bueno, veamos si es la casa de Maléfica.

Jacob entró en la morada sin pensarlo dos veces, después de las aventuras vividas los últimos años no tenía miedo de una bruja loca a la que había decidido llamar "maléfica".Allí pudo ver un gratificante fuego encendido, a su lado una humilde mujer de pelo cobrizo se calentaba las manos:

- Marie, tenemos compañía- nadie contestó.-

- Disculpe la impertinencia, pero le ruego que nos permita hospedarnos esta noche en su casa, si es tan amable. Mi amigo y yo nos hemos perdido.

- Claro, pase.-  La mujer se giró, Newt quedó prendado de su belleza de inmediato.

-¿Qué busca por estos parajes señor Scamander? ¿He oído hablar mucho de usted y sus... hazañas?

- yo.. no recuerdo haberme presentado.¿Cómo conoce mi nombre?

- Yo sé muchas cosas, pasadas, presentes y futuras, además de que se ha hecho mundialmente famoso.- Se dirigió caminando sensualmente hacia el hombre.-

-Es usted tan hermosa. Podría permanecer el día entero contemplándola.- Dijo, hechizado.-

- Béseme.- Ordenó la malvada bruja mientras sacaba de su bolsillo su varita.

Jacob contemplaba la escena con cara de asco. Desconocía por qué extraña razón a él no le parecía ni lo más mínimamente atractiva aquella arpia, tenía la nariz ganchuda y el rostro cubierto de verrugas.

No iba a permitir que nadie hiciese daño a su compañero. Había llegado la oportunidad de usar la daga que le regalaron hace años, la cual estaba impregnada con agua bendita. Se abalanzó brutalmente sobre ella clavando el puñal directamente en su corazón.

-¡No!- se escuchó un grito- maldito muggle- susurró una muchacha encolerizada.

-¿Quién anda ahí?- preguntó el hombre temeroso, pero no hubo respuesta alguna.

Newt que había salido del hechizo hizo un gesto de silencio.

- Asqueroso muggle y traidor a la sangre- Una joven que apenas llegaba a la quincena bajó las escaleras, empuñando temblorosa su varita.-

- ¿Tú también eres bruja?- ella ignoró la pregunta.-

- Te voy a matar, muggle. ¿Ves a la mujer que yace muerta junto a ti? Era mi madre.

- Por favor...

- Avada...

En aquel instante apareció un anciano en la habitación, el cual rápidamente se dispuso a detener la situación:

-¡Expelliermus! - exclamó quitándole la varita de las manos a la joven.

- No me mate, se lo ruego.

- No se me ha pasado por la cabeza. Jacob, Newt, por favor, dejarnos solos. - Ambos desaparecieron.-

Marie, permaneció inmóvil.

- Por cierto no me he presentado, soy Albus Dumbledore, profesor de Hogwarts, escuela de magia y hechicería.

-¿Escuela? ¿de magia? Ignoraba que existiera.

- Será tu nuevo hogar, si así lo deseas. Pero debo advertirte de que el uso de la magia negra está terminantemente prohibido.

- Yo... A diferencia de mi madre detesto ese tipo de magia.

- ¿ Y la maldición que pretendías lanzar a ese muggle?

- eso era diferente, merecía morir.

- No seas ligera a la hora de adjudicar vida o muerte, pues ni los sabios pueden discernir esos extremos. La venganza no te habría reportado ninguna satisfacción, más bien lo contrario. A demás toda magia oscura...

- Tiene un precio, lo sé, lo sé.

- Dicho esto ¿quieres venir conmigo?- Preguntó tendiéndole la mano.-

- Sí, no me queda nada aquí.

Cogió su mano y los dos se desvanecieron, dejando vacía la morada de la bruja.