Tom Riddle fanfic; Entre las sombras tú y yo

Borgin & Burkes

Querido Lector,

Esta a punto de comenzar el nuevo curso en Hogwarts, y como cada año el callejón diagon se repleta de jóvenes que se disponen a comprar su material escolar y a reencontrarse con sus viejos compañeros. Bueno o al menos casi todos, porque me ha llegado una nueva lechuza informando de que a cierta señorita Carrow le han dejado plantada. Parece que este año vas a tener que cargar con tus libros tu solita, puede ser que el señor Riddle haya encontrado una nueva reina de las serpientes.

Tal vez no me conozcáis pero yo si se quien es cada uno de vosotros. Temblad estudiantes porque he llegado. Recordad, no podéis ocultarme nada mientras permanezcáis en el castillo.

Un mágico saludo.

Mrs Hogwarts

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Londres, 30 de Agosto 1943.

¿Cómo había podido olvidarlo? Bajó apresuradamente por las angostas y lóbregas calles londinenses.La neblina cubría la vía, que se encontraba prácticamente vacía. Tan solo podían disiparse unas ténues siluetas a lo lejos. Sus secuaces lo esperaban con anhelo.

- Bien venido a Borgin y Burkes señor Riddle.- Dijo el anciano dependiente.-

- Llegas tarde.- Reprochó Nott.-

- Nadie ha pedido tu opinión.- Pronunció Tom con calma.- ¿Ha conseguido el artilugio que le pedí?

- Aquí tiene. Espero que lo encuentre de su agrado.- Le entregó el encargo, mostrando una sonrisa maliciosa.-

-¿Un diario? Dígame Borgin: ¿Qué espera que haga con esto? ¿Dígame le parezco una adolescente? - estaba decepcionado.- creó que mis instrucciones eran claras.

- No lo subestime, se trata de un poderoso atrapa-maleficios. Absorbe cualquier embrujo, siempre que pertenezca al área de las Artes Oscuras, después, con el paso del tiempo,el hechizo se intensifica.

- Esperó que no me decepcione.
Tom había mantenido la compostura. El señor Borgin no era consciente de la relevancia del asunto. Ese objeto simbolizaba el primer paso que daría el joven hacia la grandeza y la vida eterna. Por ese motivo, debía mantener la mayor discreción posible, nadie podía enterarse de su plan, ni si quiera los que en la sala se hallaban presentes.

El cascabel que se encontraba sobre la puerta emitió un ligero ruido, no estaban solos.

- Buenos días.- Saludó una joven de cabellos dorados.- ¿Podría indicarme si me encuentro en el callejón Diagon?- Todos rieron, exceptuando a Tom, quien la miró con desprecio.-

- Esta usted un tanto perdida, por lo que veo.- El viejo vendedor sonrió mostrando su putrefacta dentadura.-¿Ha visto algún niño por aquí? ¿Escolar? ¿Muggle?

- No...- estaba perpleja.-

- Pues está claro que no encuentra en el lugar adecuado. Váyase, antes de que me arrepienta de haber prestado ayuda a una sangre sucia.- La mirada muchacha se torno severa, todos los que se mofaban guardaron silencio.-

- Le advierto no vuelva a hablarme de ese modo, si aprecia su vida.- Le apuntó con la varita.- ¿y ustedes se consideran magos oscuros?

- ¿Disculpe?

- Un diario como canalizador de Magia oscura .- Lo miró fijamente.- Ridiculo. ¿Que haréis después, montar una fiesta de pijamas?

- Le recomiendo señorita que salga de mi tienda ahora mismo.

- Me temo que no será posible.

- Haz caso a Borgin y vete de aquí, este no es lugar para ti.- Respondió con severidad, el más apuesto de todos.-

- ¿Ah no? ¿Y eso a que se debe?

- Sería una pena tener que estropear un rostro tan bello.-Susurró, empuñando la varita.- O quizás no.

- Ya veo... Un placer, Tom.- Respondió con una sonrisa ladina, dio media vuelta y se dispuso a salir.-

- ¡Sangre sucia! ¿Cómo sabes mi nombre?

Marie no contestó. Enfurecida salió del establecimiento. Habría matado a ese impertinente de Tom con sus propias manos. Desde la muerte de su madre odiaba a los muggles y que le hubiesen llamado sangre sucia solo empeoraba las cosas.