3. Tiempo robado | Tom Riddle. ✔️

19.

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Tom devolvió la mirada a Casiopea, con una expresión ilegible. Después de un momento, se acercó lentamente a la chimenea donde ella estaba sentada.

—"¿De verdad quieres traducir estas runas?", —preguntó, con una ligera incredulidad en su tono. Casiopea se volvió para mirarle. Aunque no respondió, él vio en sus ojos que hablaba en serio. La miró un momento más. Luego ladeó la cabeza y dijo: — "De acuerdo, hagámoslo".

Sacó su varita del bolsillo y la dirigió a la chimenea, encendiendo el fuego. Luego convocó dos libros más, así como algunas hojas de pergamino y una pluma, y volvió a sentarse en el sillón.

Se inclinó para coger la piedra y la examinó durante un rato antes de decir finalmente:

—"Haré la segunda fila de runas".

Casiopea asintió en silencio. Tom copió cuidadosamente las runas en el pergamino, abrió uno de los libros y comenzó a traducir la primera runa.

Al cabo de un rato, Cassiopeia miró a Tom con el rabillo del ojo. Él estaba completamente inmerso en su trabajo y ella no pudo reprimir una sonrisa, dándose cuenta ahora de cuánto había echado de menos esto, cómo había echado de menos estudiar junto a él y ver esa mirada inocente de intensa concentración en su rostro.

Sus pensamientos volvieron a la conversación de antes. Sinceramente, no esperaba que él se quedara a ayudar con la traducción. Después de todo, era consciente de que las Runas Antiguas nunca habían sido su asignatura favorita, a pesar de que era naturalmente excelente. Pero, de nuevo, no había ninguna asignatura en la que no hubiera sido mejor que todos.

Ella sabía que tarde o temprano él iba a investigar hacia dónde desaparecía y que necesitaría una explicación convincente cuando llegara el momento y ya estaba preparada desde hacía tiempo.

Aunque no había sido absolutamente sincera sobre su paradero, tampoco había mentido. De hecho, hacía tiempo que había empezado a visitar al profesor Mangroves. Él le había mostrado los numerosos artefactos que había reunido en sus viajes a Irlanda. Todos estaban cubiertos de complicadas runas antiguas que, según él, nunca había visto antes. La curiosidad de Cassiopeia se había despertado al instante, junto con la comprensión de que aquello era la tapadera perfecta para su ausencia mientras daba clases.

Había pasado bastante tiempo con el profesor Mangroves, plenamente consciente de que era mucho más fácil realizar un Encantamiento de la Memoria con éxito en el viejo profesor, lo que proporcionaría una memoria de hierro fundido que resistiría la inquisición de Tom si había algo de verdad en el fondo del recuerdo que ella plantó en su mente.

—"Creí que iba a ayudarte, no que iba a hacerlo todo yo sola", —comentó Tom de repente, interrumpiendo su hilo de pensamiento.

La mirada de Cassiopeia se disparó de nuevo, sólo para ver a Tom mirándola, con su habitual sonrisa en el rostro. Cuando sus ojos se encontraron, él volvió a centrar su atención en el libro que tenía delante y Cassiopeia reanudó también su traducción.

Ya era más de medianoche cuando Tom cerró finalmente su libro con un fuerte golpe.

— "Ya he terminado. ¿Y tú?"

Cassiopeia terminó de garabatear unas palabras en su pergamino y se lo acercó.

—" Igual ".

Tom tomó el pergamino y miró las notas durante un rato.

— "Parece que esa traducción tiene sentido". — Le tendió sus propias notas y Cassiopeia las leyó con atención.

—"Mangroves estará encantado cuando le diga que has ayudado con las runas. ¿No quieres acompañarnos la próxima vez?"

Tom enarcó una ceja.

—"Supongo que esa pregunta es sólo retórica", — sonrió Luego se levantó.— "Supongo que eres consciente de que odio las Runas Antiguas". Hizo una pausa.— "Así que prefiero que elijas otra cosa la próxima vez".

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Las semanas pasaron y Cassiopeia se acostumbró cada vez más a su nueva vida. No sabía si Tom le había hecho una visita al profesor Mangroves para comprobar su historia, pero no volvió a preguntar por su paradero. Siguió visitando al profesor, discutiendo las runas y las traducciones con él y refrescando en secreto su Encantamiento Memoria.

El profesor nunca mencionó a Tom pero, de nuevo, si Tom había estado allí seguramente también había alterado la memoria del anciano.

El año escolar pasaba bastante rápido y sus alumnos avanzaban bien. Todos eran muy inteligentes, lo que hacía que enseñarles fuera muy divertido. Por supuesto, eso se debía probablemente al hecho de que sólo tenían la oportunidad de asistir a la escuela aquellos hijos de muggles que habían demostrado tener un talento inusual durante el programa en los asilos.

Sin embargo, había algunos niños que destacaban especialmente.

En tercer año había un chico de pelo castaño oscuro y ojos inteligentes que había llamado la atención de Cassiopeia desde el primer momento en que lo vio. No sólo su aspecto, sino también su sed de conocimiento, le habían recordado la forma en que Tom había sido una vez.

Cuando mencionó al chico, Ben, a los demás profesores, todos se deshicieron en elogios. Pero Ben no era el único que era más hábil con la magia que los demás. También estaban Livia y Max en cuarto año, así como Jonathan y Anna en quinto.

Cassiopeia sabía que las tareas que había establecido para las respectivas clases no suponían un reto suficiente para estos chicos. Sin embargo, ya había llegado al límite de lo que se podía enseñar en esta escuela. Las instrucciones de la escuela prohibían claramente impartir más conocimientos a los niños y Cassiopeia había decidido respetar las normas por una vez.

Estaba sentada en la sala de profesores con Percival y Lance cuando escuchó una conversación en voz baja entre ambos. Obviamente estaban discutiendo sobre algo y Cassiopeia no pudo evitar escuchar.

—"Te lo dije, son los tres al máximo. Cuantos más sean, más arriesgado será", —siseaba Lance.

Cassiopeia no pudo escuchar lo que Percival le contestó pero obviamente no estaba de acuerdo porque Lance negó con vehemencia con la cabeza y siseó:

—"Si involucras a más de ellos te arriesgas a exponerte no sólo a ti sino a todos nosotros. Déjalo ya".

Esta vez la respuesta de Percival fue audible

—"Pero ellos también merecerían algunas lecciones extra..." —Su voz se desvaneció al darse cuenta de que Cassiopeia los estaba observando.

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