3. Tiempo robado | Tom Riddle. ✔️

3.

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Cassiopeia había pospuesto una y otra vez el contárselo a Tom durante casi un mes. Pero a medida que pasaban las semanas había visto cómo Tom se ponía cada vez más tenso. Cassiopeia nunca le había visto tan preocupado y sabía que no podía ocultarle la información por más tiempo, por muy reticente que fuera.

Después de la cena se dirigió al salón de la mansión Houlton. Sacó su varita de la túnica y la presionó cuidadosamente contra la cicatriz de su brazo izquierdo. Se concentró en la sensación de ardor que se extendía por su brazo, observando pensativamente cómo la marca cambiaba de color una vez más. El negro apenas había alcanzado el último centímetro del contorno cuando Tom ya estaba de pie frente a ella. No dijo nada, sólo la miró.

Casiopea le devolvió la mirada.

— "No esperaba que llegaras tan rápido".

Tom enarcó una ceja, con una sonrisa de oreja a oreja.

— "Hace tiempo que no usas la marca voluntariamente. Tenía curiosidad por ver qué te hacía tocarla".

Cassiopeia desvió la mirada y movió su peso con incomodidad.

—"Recordé algo de hace mucho tiempo. Algo que quizá quieras saber". — Su voz era ligeramente ronca. Como Tom no reaccionó, se aclaró la garganta.— "Alguien me habló una vez de un giratiempo que podría enviarte al pasado durante un siglo. No sé si funciona porque aún no estaba terminado y nunca se probó". —Su voz se desvaneció.

—"¿Quién?" —La voz de Tom sonó más dura de lo que había pretendido.

Cassiopeia frunció los labios.

—"Alguien en Albania".

Tom frunció las cejas.

—"¿Albania?"

Cassiopeia permaneció en silencio durante un momento. Luego dijo en voz baja:

—"Creo que lo sabes".

Los ojos de Tom se entrecerraron al instante. Al momento siguiente tenía su varita en la mano.

—"Muéstrame". —Al darse cuenta de lo contundente que había sonado añadió, sin convicción, —"Por favor".

Cassiopeia lo miró. Su rostro había perdido por una vez la habitual expresión inexpresiva y su enfado se manifestaba claramente, a Cassiopeia no le apetecía en absoluto dejarle entrar en su mente en ese estado. Todavía recordaba lo mucho que le había dolido cuando él le había desgarrado la mente con rabia todos esos años atrás, después de que él no hubiera conseguido borrar su memoria. Sin embargo, sabía que ahora no podía echarse atrás. Apretando los dientes, asintió y se apoyó en la pared detrás de ella, cerrando los ojos. Apenas había bajado sus barreras mentales cuando sintió que Tom entraba en su mente. Rápidamente, ella empujó el recuerdo que él quería al frente de su mente.

Cassiopeia estaba sentada en la mesa de la cocina de la cabaña de Floris, con el codo sobre la mesa, apoyando la barbilla.

Observaba a Floris, que estaba sentado frente a ella. Él estaba tanteando con cuidado un objeto diminuto y de aspecto delicado en sus manos. Después de observarlo durante un rato, finalmente le preguntó:

—"¿En qué estás trabajando?".

Floris levantó la vista, con un brillo intenso en sus ojos azules. Una sonrisa traviesa se dibujó en sus labios.