3. Tiempo robado | Tom Riddle. ✔️

32.

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Pasaron las semanas y cada día que pasaba las noticias en el Diario del Profeta empeoraban.

Las familias de sangre pura eran atacadas en sus casas o eran emboscadas en las calles por los seguidores del movimiento revolucionario, y a cambio los mortífagos y sus partidarios lanzaban violentos ataques contra los asilos y los miembros de las familias que se sospechaba que apoyaban la revolución. El derramamiento de sangre por parte de ambos bandos aumentaba a diario.

Lance había acorralado a Cassiopeia varias veces, tratando de convencerla de que se uniera a las fuerzas revolucionarias, pero hasta ahora Cassiopeia había podido escabullirse cada vez con una excusa u otra.

Sabía que lo que intentaban conseguir era correcto, pero eso no cambiaba el hecho de que nunca podría unirse a ellos.

No había forma de que luchara contra Tom, por muy equivocada que fuera su causa. No estaba de acuerdo con sus creencias y esperaba que la luz acabara venciendo a la oscuridad, pero sabía que nunca podría luchar contra el hombre al que amaba.

Un día, después de su última lección, Lance la retuvo una vez más.

—"¿Has pensado en nuestra conversación de la semana pasada?", — le preguntó atentamente.

Cassiopeia asintió con la cabeza e inconscientemente se tocó la manga de su brazo izquierdo, tirando de ella hacia abajo.

—"Sí, Lance, pero lo siento. No puedo". —Sonrió disculpándose.

—"Pero, Cass... Sé que eres una bruja capaz, y realmente necesitamos a todas las brujas y magos buenos que podamos conseguir. Los mortífagos son fuertes y poderosos. Será difícil ganar".— Lance frunció los labios.— "Sé que eres una sangre pura, pero he visto cómo has apoyado a Ben. No creerás que vale menos sólo por su sangre, ¿verdad?".

Cassiopeia resopló.

—"No, seguramente no creo en la supremacía de la sangre pura. Nunca lo hice".

—"Entonces, ¿no quieres mejorar las cosas para Ben y la gente como él?". — presionó Lance.

Cassiopeia suspiró.

—"Lo hago, no tienes ni idea. Pero aun así, no puedo unirme a vosotros".

—"¿Pero por qué?" — Lance la miró sin comprender.

—"Eso es complicado". —La voz de Casiopea se apagó y negó con la cabeza. —"Lo siento mucho, Lance".

Lance apretó los labios, con la decepción visible en sus rasgos. Asintió con la cabeza.

—"Quizá cambies de opinión. Ya sabes dónde encontrarme".

Cassiopeia lo vio alejarse, con un nudo en el estómago. ¿Por qué la vida tenía que ser así? ¿Por qué tenía que ser tan difícil?

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Era casi medianoche cuando Tom apareció silenciosamente ante las puertas de la mansión Houlton. Se dirigió rápidamente hacia la casa, evitando cuidadosamente el camino que conducía a la entrada. Desde que comenzaron los enfrentamientos hace unas semanas, había empezado a vigilar la mansión en secreto, con la intención de asegurarse de que Cassiopeia estuviera a salvo.

De pie, entre las sombras de los árboles, observó la mansión durante un rato. El salón estaba iluminado y podía ver a Casiopea moviéndose detrás de las cortinas.