3. Tiempo robado | Tom Riddle. ✔️

29.

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Tom regresó a su guarida y se dirigió a su estudio. Apenas había tomado asiento cuando sintió que la Marca Tenebrosa de Nott se activaba. Un ceño fruncido cruzó sus rasgos. Por la forma en que ardía, pudo ver que Nott no la había activado voluntariamente. Reprimió un suspiro. Era de madrugada. ¿En qué demonios se había metido este tonto a estas horas?

Tom se levantó de nuevo y se concentró en el paradero de Nott. Obviamente estaba en algún tipo de claro. Tom se concentró y se apareció, reapareciendo en las cercanías de Nott.

Inmediatamente se encontró con una pelea en la que no parecía que Nott tuviera la sartén por el mango. Nott estaba tirado en el suelo, tratando desesperadamente de defenderse de media docena de oponentes, uno de ellos arrodillado sobre él, presionando su brazo izquierdo contra el suelo, la manga enrollada, el contorno negro de la Marca Tenebrosa destacando sobre la piel, por lo demás pálida, de Nott. Observando la escena con una rápida mirada, Tom frunció el ceño.

El mago que sujetaba el brazo de Nott al suelo miraba frenéticamente a su alrededor, obviamente tratando de determinar si Lord Voldemort iba a responder a la invocación de la marca.

Tom apretó los dientes. Si habían pretendido que aquello fuera una trampa, él les enseñaría que hacía falta algo más que la captura de uno de sus mortífagos y la activación de su marca para tenderle una emboscada.

Sacó su varita y se acercó silenciosamente al grupo de magos por detrás. Cuando estuvo lo suficientemente cerca, blandió su varita hacia ellos, y una ola de serpientes ardientes salió de su varita y se dirigió hacia sus oponentes, atacándolos. Los magos se giraron, distraídos momentáneamente por el imprevisto ataque.

Nott pudo aprovechar la repentina confusión y lanzó una ráfaga al hombre que estaba arrodillado sobre él. Se puso en pie. Los otros hombres estaban conjurando escudos, tratando de salvarse del ataque de Tom, pero las serpientes ardientes simplemente cortaron sus escudos como si fueran de papel. Tom lanzó su varita a uno de los hombres, golpeándolo con la maldición asesina.

Al ver la luz verde cegadora, Nott también blandió su varita, derribando a otro de los hombres que estaba ocupado intentando luchar contra las serpientes que se enroscaban en sus extremidades.

Mientras tanto, Tom había golpeado con su varita a otros dos atacantes, al tiempo que desviaba las maldiciones que le lanzaban con un movimiento de la mano. Los hombres cayeron al suelo sin vida. Tom lanzó una mirada a Nott, que había conseguido lanzar con éxito la Maldición Asesina a otro de ellos.

Finalmente, sólo quedaba el mago que había estado arrodillado sobre Nott. Nott entrecerró los ojos hacia el hombre y estaba a punto de lanzarle la Maldición Asesina, cuando Tom le lanzó una mirada de advertencia. Nott bajó la varita y, en su lugar, Tom lanzó su varita hacia el hombre.

—"Crucio". —La voz de Tom no era más que un siseo.

El hombre cayó al suelo, con el cuerpo retorciéndose de dolor. Tom mantuvo su varita apuntando firmemente a su víctima, mientras dirigía su mirada a Nott. Por encima de los gritos del hombre, gruñó:

—"¿De qué va esto, Nott? ¿Cómo has acabado en este lío? ¿No te he enseñado nada? Dejar que tus enemigos tengan acceso a tu marca. ¿Qué clase de error es ése?".

Nott se estremeció.

—"Lo siento, mi señor".

Tom se rió sin humor, y sonó frío y cruel.