Los ojos me duelen cada vez que intento abrirlos, y cuando por fin lo consigo, una luz que me ciega me atraviesa los parpados y vuelvo a cerrar los ojos. Lo último que recuerdo, son unas botas negras que caminaban hacia mi despacio. ¿Dónde estoy?, no lo sé. Intento incorporarme pero me duele todo el cuerpo y la cabeza me da vueltas.
-Buenos días bella durmiente- escucho decir a alguien y no consigo ver quien es, mis ojos se están empezando a abrir.
-¿Que? - pregunto sin poder asimilar nada con claridad. Intento abrir los ojos, y cuando lo consigo me quedo sin respiración al instante. Un chico con el pelo rubio canela y con los ojos azules más profundos que el mar y más claros que el mismo cielo despejado, me mira directamente a los ojos, lleva un pircing en el labio inferior, pero eso no le quita y ni mínima pizca de la belleza, es hermoso.
- Has estado durmiendo casi tres días, te has debido de dar un fuerte golpe en la cabeza.- Dice y levanta las cejas esperando una respuesta.
-Eh, pues...- intento decir, pero no me salen las palabras. ¿Qué me pasa?- ¿Qué?, ¿Dónde estoy?, ¿Quién eres tú? - Él lo único que consigo formular, estoy hecha un manojo de nervios, no sé dónde estoy ni que hacer.
-Son demasiadas preguntas - dice, "venga ya"- pero contestare, te has dado un fuerte golpe en la cabeza y pero en unos días se te pasara,- para un segundo y sigue diciéndome- Estas en mi humilde casa y yo soy tu salvador- dice y se le forma una enorme sonrisa en sus labios carnosos.
- ¿Mi salvador? ¿Pero tú que te crees?- digo
-Yo he sido el que te ha recogido cuando te estabas quedando sin conocimiento en medio del bosque, el que te ha traído a mi casa y el que te ha ayudado, por decirlo de alguna manera, puede que salvador no sea la palabra más adecuada para describirlo, pero no se me ocurre otra.- dice. Le miro a los pies, lleva las mismas botas que las que vi en el bosque aquel día.
-Ah.-digo, no sé qué más decir, es un momento bastante incómodo.
-¿A dónde te dirigías?-dice, intento responder, pero respiro un par de veces antes de contestar.
- A Frey- digo.
-! ¿A FREY? ¡Tú estás loca, a que vas, ¿a qué te maten?,¡están en plena guerra!- dice y creo que se ha puesto rojo por el susto.
- Voy a buscar a mi madre- digo con toda la calma posible.
-Ah.- dice y la cara se le entristece.
-¿Qué pasa?- pregunto.
-Nada, es que tú tienes la suerte de tener madre.- dice y se me parte el corazón al instante, ahora lo entiendo todo, porque lleva pantalones caídos y rotos y la camiseta manchada de barro.
-Enseguida lo sabré.-digo y creo que pilla la indirecta. Sabré si sigo teniendo madre encanto la encuentre.
-Lo siento mucho.- Dice.
Intento incorporarme mientras el chico mira una libreta negra, cuando me pongo de pie tambaleante digo.
-Vale, ¿en qué pueblo estamos?- pregunto.
-¿Que en que pueblo estamos?-dice- no estamos en ninguno, sal afuera y compruébalo.- dice.
Mientras mis pues empiezan a caminar hacia la puerta, me empiezo a fijar en la casa, ramas de árboles y hojas, lámparas de aceite, y comida natural, cuando salgo afuera mis sospechas son ciertas, estamos en medio del bosque, en medio de algo que no conozco.
De repente el chico me agarra por la camiseta y me echa para atrás.
-Si das un paso más, te caerás-dice y miro al suelo, "¡Que! "Estamos encima de un árbol. ¿Cómo voy a bajar? ¿ Cómo se sujeta esta casa?- se lo que estás pensando, bajaremos por unas escaleras que están gusto ahí abajo, ¿las ves?-dice leyendo mis pensamientos.- Y esta casa la construí yo cuando apenas tenía 13 años, no creo que se vaya a caer justo cuando tu estés aquí.- dice y sonríe burlona mente.
-Vale- digo asimilando lo que acaba de decir- ¿Cómo voy a llegar a Frey?- pregunto, pero no espero respuesta alguna después de la respuesta que he tenido antes, sin embargo, me la da.
-Yo te acompañare, sin mi ayuda, no aguantarías ni un solo día- dice, y le lanzo una mirada asesina.- Además, ya no tienes comida, y no te sabes ubicar.- dice y me mira.
-Vale, pero ahora dime cómo te llamas- digo. Si no se ni su nombre no voy a poder confiar en él.
-Soy Luke.- me dice y me da la mano.
-Yo soy Sheila.-digo.
Pasamos unas cuantas horas hablando de su vida, de cómo tuvo que buscarse la vida cuando vivía solo en casa, y de cómo su madre se suicidó por culpa de que su padre se acostase con otra, de cómo tuvo se sobrevivir 1 año entero a la pobreza absoluta y de cómo le pegaba su padre cada vez que lo veía por la calle, era una historia triste y me partía el corazón. No tenía por qué pasarle todo eso a él, también hablamos de mi vida, que era completamente distinta, de sus gustos, como las fresas, o la música, y los míos, los estudios o la comida, somos completamente polos opuestos, pero físicamente no.
- Y este es mi diario, en el que escribo absolutamente todas las cosas.- dice y me enseña una libreta negra, atada con cuerdas de bambú.
-¿Qué tipo de cosas escribes? - pregunto intrigada.
- Secretos, sentimientos, de todo.- dice sonriéndome y yo le devuelvo la sonrisa.
-¿Puedo verlo?- pregunto.
-Con el tiempo se verá.- dice y se da la vuelta pasa guardarlo.
- ¿Entonces me vas a ayudar a llegar a Frey?- pregunto.
- Si tú quieres si.- dice y asiento.
- Pues entonces tendrás que coger provisiones- digo y me siento al lado de él y asiente en modo de respuesta.
-Se está haciendo tarde.- dice poniéndose tenso y se le cambia el humor al instante.
-Vale.- digo
- Mañana nos vemos, puedes dormir en esta hamaca y dormiré en la de al lado.- dice, y veo que se le ha cambiado la expresión por completo.
ESTÁS LEYENDO
Nunca ¿verdad?
Teen FictionSheila, una chica de 18 años, que vive con su madrastra en un pueblo apartado de todo lo que conoce. Sheila, tendrá que llegar a su antiguo pueblo, pero la guerra, no podrá detenerla. ¿Conseguirá Sheila lo que quiere?, ¿Sabrá como actuar en caso de...