El título de este capítulo representa todo mi sentimiento hacía mi madre en ese momento. Nos estábamos mudando a Maldonado, toda mi vida quedó atrás. Lucía quedó atrás, lejos..., a 400 kilómetros de distancia, pero no terminó nuestra relación ahí.
Al venir a Maldonado no mudamos a una casa en Laguna del Sauce, muy lejos de toda la urbanidad de Maldonado, en el medio de la nada, y para mi mayor desgracia mi madre decide inscribirme en un colegio privado y encima católico.
No tengo nada en contra de la religión, pero sinceramente mi fe se había evaporado. Teníamos que ir de uniforme y sí, nuevamente pollera, camisa blanca, corbata azul y zapatos negro. Qué cosa que me generaba fastidio era usar polleras y cosas apretadas. Odiaba vivir en Maldonado, odiaba ir a mi colegio, odiaba aceptar nuevos cambios. No quería saber nada de nadie, odiaba literalmente todo. En mi clase era como la "nueva y rara", todos se conocían desde chicos ya que en el colegio hay jardinera también y por lo tanto siempre iban quedando más o menos las mismas personas juntas. No hablaba con nadie, era callada, simplemente me sentaba y no pronunciaba ni una palabra, era muy tímida, pero tampoco tenía ganas de relacionarme con nadie. Simplemente quería mi vida de antes y odiaba la nueva, no puse nada de mí para integrarme o facilitarle las cosas a nadie. Quería dejar bien claro que odiaba estar ahí.
Como no me gustaba la pollera del uniforme usaba otro que era deportivo: pantalón y campera deportiva y remera. Me sentía mucho más cómoda así, aunque no se podía, pero no me importaba, lo hacía de todas maneras por más que me comiera una observación ..., o dos. Llamaban a mi madre todos los días por eso, así que salía de mi casa con la pollerita para dejar contenta mi madre, pero llevaba el uniforme deportivo en la mochila y me cambiaba.
Recuerdo que tenía unos compañeros de clase que me decían "Roberto" por ser tan poco femenina. Pero nunca me quitó el sueño lo que me dijeran, es como que no importaba mucho lo que me dijeran personas que no eran importantes para mí, era darles importancia innecesaria. Total, yo sabía lo que soy y lo que dejé de ser y ninguna persona me iba a decir lo que debía ser.
En el colegio era todo muy complicado, me veían como una mala influencia y no podía saludar a una chica sin que me complicaran la existencia llamando a mi madre.
A las cansadas, después de muchas discusiones, mamá logró que me dejaran usar el uniforme deportivo siempre sin complicar, con la condición de que al terminar el año me sacaban de ese colegio.
Llegar a mi casa siempre era un infierno, estaba cansada de estar en una vida completamente diferente a la que teníamos. Así que mi única actividad era estar en la computadora hablando con Lucía o esperar a que me llamara. Eso era lo único bueno de mi vida en ese momento.
Mi madre era como ese gran monstruo que me separó de mis "amistades". Todavía no sabía que Lucía era más que mi amiga. Lucía dos por tres venía a visitarme a Maldonado o yo a ella, a Treinta y Tres. Cuando venía a Maldonado me sentía muy bien porque veía que todo podía mejorar, pero cuando se iba me golpeaba de nuevo mi realidad y me caía de cara contra el piso.
Al pasar el tiempo con Lucía viniendo a quedarse seguido, sentí que debía decirle a mi madre lo que me estaba pasando. Era un secreto que me estaba pasando en la conciencia y le escribí una carta a mi madre explicándole que en parte me gustaban las chicas y que Lucía era mi novia hace mucho tiempo.
Soy de esas personas que se expresan mucho mejor escribiendo que hablando cara a cara, porque siento que puedo explicar mejor cada pensamiento y sentimiento que pasa por mi mente. Lo único que necesitaba era que me entendiera y no me odiara, así que escribí:
Tengo algo que decirte, y espero que me sigas amando de la misma manera, soy bisexual y en realidad Lucía no es mi amiga, es mi novia.
Pensé que me iba a detestar no por decirle que era lesbiana sino por el hecho de habérselo escondido tanto tiempo. Y no le dije que era lesbiana sino bisexual para no sé..., suavizarlo un poco. Al dejar esa carta me saqué no un peso de encima, sino una mochila llena de piedras, llevaba tanto tiempo pensando en el qué dirían y en el qué pasaría que simplemente decidí que no hay tiempo para perder en cosas así, solo hay que ser uno mismo sin importar el qué dirán los demás.
Pero obviamente sí me importaba lo que pensaba y llegara a sentir mi madre, era la única persona en el mundo que podía matarme o salvarme con solo una palabra.
Había dejado la carta en su cama y me había escurrido al liceo, me pasé pensando en eso toda la mañana. Apenas regresé, me hizo sentarme a conversar con ella. Yo estaba asustada por lo que me fuera a decir, temía que pudiese afectar toda mi vida.
Me preguntó si me gustaban las chicas y le dije que sí. Me dijo que no estaba mal y sentí como que el alma me volvió al cuerpo. Me aclaró que me iba a seguir amando y que no le cambiaba nada en mis sentimientos por las mujeres, mi sexualidad, con ser su hija. Siempre me iba a amar pasara lo que pasara, y que esto la había hecho entender un poco, cómo en un año parecía que le habían cambiado a su hija.
Le dije todo lo que sentía y sinceramente creo que fue la mejor decisión que tomé en mi corta vida. Lloramos juntas, nos abrazamos y allí me advirtió que mi vida no iba a ser fácil, que la sociedad aún no está lista para la gente que como yo se distingue del resto. Que tenía que prepararme para enfrentar discriminación, insultos y una vida difícil, donde me iban a cerrar puertas cuando quisiera trabajar y que ahora más que nunca debía hacer una carrera que me permitiera expresarme. En ese momento me pareció exagerado...
Después de decirle a mi madre cómo me sentía al respecto creí que ya podía mostrarme como soy. Me corté el pelo corto, tal y como me sentía cómoda. Le sacaba ropa a mi padrastro y me veía mucho más yo con la ropa de él que con la que me compraba mi madre. Creo que así fue como enterré a la "nena pink" que mi madre quería que fuera y empecé a hacer solo las cosas con las cueles me sentía bien.
Me empecé a vestir con ropa de hombre y no es que me "creo hombre" o "quiero ser hombre", soy mujer y me encanta ser mujer y jamás me operaría para ser un hombre, simplemente me parece que cada uno tiene que ser y vestir como se sienta bien y bueno, yo me siento bien vistiéndome así y estoy feliz de ese modo.
Así creí que las cosas podían mejorar y no estaba dependiendo de una chica sino de mí. Al ser la única estudiante de pelo corto y vistiéndome como hombre, en el colegio las cosas se empezaron a complicar aún más.
En mi colegio, la gente era bastante cerrada y aún más por ser un colegio católico. Se sumaba a todo que a mí se me notaba a miles de kilómetros, por así decirlo, que me encantaban las chicas.
Las personas me miraban como si fuera algo raro, pero sinceramente ser rara me gustaba, estaba bien para mí, no quería ser igual a las demás chicas, ni vestirme según las normas que la sociedad me imponía; para mí una etiqueta en la ropa no vale nada si tú no te sientes cómoda con eso. Yo solo quería ser yo y los demás no me importaban.
De a poco me fui haciendo amistades dentro de mi grupo, ahí conocí a tres chicas geniales y fueron mis amigas durante todo mi tiempo de estudiante allí.
Lucía, muy poco después de que había "blanqueado" todo con mi familia, tuvo un serio problema con la suya y quedó en la calle y mi madre le dijo que se podía quedar con nosotras. Pero lo mamá no sabía que era que la habían corrido de su casa por las drogas, la dejamos creer que había sido por ser homosexual.
Así que vino y se quedaba en mi cuarto. Y era genial quedarme con mi novia y que estuviera todo bien. Pero mi madre me mandó a dormir a un cuarto en que no estábamos solas, y me dijo "es lo mismo si tenes un novio nene, obviamente que no te voy a dejar dormir en el mismo cuarto que él". Jaja, aún recuerdo clarito esas palabras. Estaba bien, lo comprendía y estaba conforme con cómo estaban las cosas.
PD: Feliz cumple a Quimy, espero que la pases re lindo♥ Gracias por votar siempre. Te quiero.
Att: Caro.
ESTÁS LEYENDO
Yo no soy una chica Pink.
Teen FictionLucía Muraña tiene 19 años, es estudiante en bachillerato y vive en Maldonado (Actualmente en Montevideo). A los 14 años decidió compartir con su familia que era lesbiana. A través de la red Ask, llegó a responder más de 60 mil preguntas de todo el...