Detective Hanagaki |MiTake/TakeMikey|

|Capítulo Diez: Modo supervivencia|

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Oscuridad.

Una pesada oscuridad invadía todo.

Aquello le trajo una sensación de deja Vu aunque ahora mismo no caía en cuenta de por qué.

Podía escuchar voces a la lejanía, no entendía de quienes eran o de qué hablaban pero le resultaron inquietantemente familiares.

— ¡V-Va a asesinarte! ¡Va a asesinarte!

— ¡C-Cállate Red!

— ¡Ya lo sabe! Vendrá por nosotros y nos va a despedazar miembro por miembro ¡Como a esos jodidos traidores! Seremos comida de perros cuando nos encuentre.

— ¡Ya te dije que te cierres la puta boca!

Se escuchó un gran impacto, como si le hubieran dado un golpe en el rostro a alguien. Aquel sonido fue tan fuerte que despertó un poco los sentidos del menor.

Abrió con lentitud sus ojos azules, su visión borrosa distinguió dos figuras al olfatear el aire entendió que eran dos Alfas, uno era Kiyomasa y el otro, uno de sus subordinados que sinceramente hace años que no veía, así que ni siquiera recordaba su nombre.

Volvió a cerrar sus párpados al sentir una extraña electricidad recorrer su cuerpo.

Quiso gritar del dolor, quiso retorcerse violentamente e incluso vomitar por las fuertes arcadas que sentía, pero era extraño porque... No podía manejar su cuerpo.

Takemichi no podía pensar por culpa del dolor. Apenas podía hilar ideas coherentes, sin duda no era su mejor momento, su Zeta no dejaba de llorar y aquello lo estaba volviendo loco.

— Tal vez si se lo devolvemos, Mikey nos perdone y nos deje vivir.

— ¿Crees que ese bastardo nos dejará con vida? No seas idiota, aunque lo devolvamos nos va asesinar.

— ¡Te dije que dejarás a ese Omega! Ahora por tu culpa estamos condenados.

— ¡Cómo mierda iba a saber yo que ese imbécil era tan importante para Mikey! Pensé que sólo lo tomó por diversión.

— ¡Da igual! Estamos perdiendo el tiempo, tenemos que solucionar esto ya ¡Más te vale tener un plan B!

— ¡Lo tengo! Sé lo daré a Hanma, estoy seguro que ese imbécil querrá a otro Omega para su bizarra colección. Estoy seguro que si se lo damos, él nos ayudará a escapar del país, así mataré dos pájaros de un tiro. Obtendré mi venganza y saldré impune de todo esto.

— ¡Más te vale que funcione! Mejor apuremos y hagámoslo cuanto antes, estoy seguro de que ese psicópata ya está detrás de nosotros.

— Eres demasiado paranoico. Antes de eso, quiero probar una cosa.

Takemichi sintió un tirón en su brazo, una mano fría y callosa lo sujeto con fuerza, quiso abrir los ojos por la curiosidad pero antes de que siquiera pudiera terminar de pensar en eso, una aguja perforó su piel, aunque no pudiera verlo sabía que era una jeringa.

— ¿Qué es eso?

— Un experimento.

Escuchó una risita burlona que estaba seguro que le pertenecía a Kiyomasa.

"Humillante"

Una sensación de miedo hundió su pecho, quiso llorar. Odiaba sentirse tan débil, odiaba estar en aquella situación, no entendía mucho pero sabía que no era nada bueno.