Capítulo 8

37 3 0
                                    

El interior de la casa está levemente iluminado gracias a unas velas que Natasha encontró en el ático de esta. Una sensación acojedora envolvía el lugar, ya que el frío de la noche no lograba colarse en el interior, provocando una sensación muy confontarble. Pero la situación en la que nos encontrábamos, hacía que todo eso no importara, al menos no para mi esposa y para mí, que sabíamos lo que se estaba desarrollando alrededor nuestro, de la amenaza que nos acecha.

Los murmullos de Robert resonaba en toda la sala de estar, mientras le contaba algun cuento a su hija, que sonreía grandemente y juntaba sus pequeñas manitas, para parecer emocionada con lo que sea que le contaba su padre. Claire (quién en un principio pensé que se llamaba Clarysse) estaba sentada en una esquina sin prestarle atención a nada ni a nadie, y Natasha estaba prestando atención a lo que le contaba Robert a su pequeña hija.

Ajenos totalmente al peligro, tranquilos en la total ignorancia.

Sabía que lo que había visto Sam en el bosque no era un venado o un felino, yo mismo había visto la sombra de alguien escondiéndose en la densa oscuridad del bosque. Y Sam también lo sabía. Y me lo confirmo cuando volvimos a cruzar miradas una vez más.

A estas horas de la noche, y con tan poca visibilidad sería casi suicida irnos de aquí. Ya que estoy seguro, que la casa debe de estar rodeada, y a donde vayamos ahora nos encontrarán.

Estamos en una situación muy peligrosa, nos encontramos encerrados en esta casa que nos prometía ser nuestro refugio temporal, y lo peor de todo, es que posiblemente esas personas que nos acechan son Los Saqueadores.

-Bloquea las entradas de la casa. - le digo a Sam, en un susurro. - Diles a las chicas que te ayuden.

Sam asiente con la cabeza y se dirige hacia las chicas para ponerlas al tanto de la situación.

Mientras tanto, yo me acerco a mirar por una de las rendijas de la casa. No veo movimiento afuera, pero sé que están allí, afuera, acechandonos como buitres.

-Robert. - Lo llamo en un tono de voz bajo, pero que él puede escuchar perfectamente.

Él nota el tono de mi voz, y sabe que algo malo sucede. Así que le dice a la pequeña que lo esperé sentada en el sillón.

No le digo nada, hasta que no llega a mi lado, alerta ante cualquier peligro.

-¿Qué está sucediendo? - pregunta en un tono bajo, al igual yo, no quiere alarmar a la pequeña.

De reojo veo como Sam ya parece haber terminado de explicar la situación a las chicas, y ahora se encargan de bloquear todas las entradas de la casa.

-Estamos rodeados. - respondo yendo al punto, no pienso andarme con rodeos. - Creo que son Los Saqueadores.

La tensión en Robert aumenta ante lo que le acabo de decir, luego dirige su atención a su hija, que ahora está abrazando un conejito de peluche que Sam encontró hace tres días y se lo regaló. Está claro que para Robert, la seguridad de su hija es lo primero.

Me agrada este sujeto.

-¿Estás completamente seguro? - me pregunta un poco dudoso, con esperanza de que no sea más que imaginaciones mías.

Lejos de ofenderme porque no me crea, le digo lo que vi en el bosque, ya que comprendo el por qué de la duda, ya que él está aterrado por lo que le pueda llegar a pasar a la pequeña.

-Estoy seguro. Sam vio sombras moviéndose en el bosque. Y yo también las vi. - respondo volviendo a ver por las rendijas. - No es un animal, porque tiene forma humana, y no es un caminante, porque es demasiado astuto para esconderse en las sombras a gran velocidad. No cabe duda que ahí afuera hay alguien vigilandonos. - Miro hacia donde está Sam, bloqueando la entrada principal con el sillón en el que anteriormente estaba sentada la pequeña. - Lo que no te puedo a asegurar es que sean Los Saqueadores, o cuántas personas en total hay vigilando la casa.

LiderazgoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora