Era la primera vez que Nilo veía a alguien morir. Aunque ya había visto sangre anteriormente. En el hacha de Kalam. Aquella tarde en la que descubrió que su héroe había aniquilado a su mejor amiga Maya y que se había excusado diciendo que se lo había ordenado Shirfain.
La bruja comenzó a marearse. Recordar aquello le provocaba náuseas. ¿Por qué debía guardar aquel secreto?
«Kalam, ¿por qué? Necesito librarme de él».
Pero el padre de Claythos no podía ser el malo, ¿o sí? No tendría que estar pensando en ello, sino hacer lo que hacían todas las criaturas mágicas. Culpar a Shirfain. Sí, todo era su culpa. Maya seguiría viva de no ser por él. Igual que Volga y su hijo.
Estaba algo asustada. Observó como Claythos se arrodillaba ante el cadáver del guardián y empezó a sacudirlo.
—¡Segte, despierta! Venga, siempre te quedas dormido en los momentos más inoportunos. ¡Segte!¡Levántate! Debes ir a ver a tu hermana, holgazán.
Su voz se cortaba por momentos. Entonces, Arquio se acercó al cuerpo.
—¿Qué has hecho, Caeran?
—Lo que debí haber hecho hace ya mucho tiempo. —Alzó la espada— Señor, espero que esto le sirva para demostrar mi lealtad.
Nilo no entendía nada. Ya le resultaba complicado comprender de qué les servía a los humanos acabar con los seres del bosque, pero ahora se le imponía un rompecabezas. ¿Por qué matarías a uno de los tuyos?
—Caeran, has obrado por tu propia voluntad sin que yo te hubiese ordenado nada. El libre albedrío es algo que no puedo tolerar. —Dirigió una mirada al hijo de Kalam— Dame eso.
Claythos, haciendo caso omiso a las palabras del guardián jefe, abrió el cuaderno. Antes de que Shirfain le reprochase su conducta se puso a leer.
Volga, todavía conservo un mechón de tu hermoso cabello en el cofre de madera. Sé que mis acciones me conducirán a un fatídico final. Aguardo ese momento para reencontrarme contigo en la Caja de los Dones.
Creo que me está empezando a gustar la falsa imagen que tienen de mí las demás personas. Seguiré con este espectáculo.
Nuestro hijo es cada vez más fuerte. Yo, por otro lado, continúo con la alquimia. Cada día intento perfeccionar el brebaje que convierte a los seres mágicos en humanos.
Te prometo que lo conseguiré. Por nosotros.
Cuando el guardián terminó de leer, Nilo vio las miradas consternadas de los allí presentes.
¿Por qué era aquello tan complicado? Se suponía que Shirfain era el malo, ¿no? ¿El hijo de Volga seguía vivo? Eran demasiadas preguntas.
—Genial, has echado todo a perder —se limitó a decir el jefe de los guardianes.
—¿Qué significa esto? —inquirió Claythos.
—Significa que yo debo ser el malo. Por ese motivo me he esforzado todos estos años. Por ser peor que el guerrero del lobo, lo cual es imposible cuando él ha matado a setenta y dos brujas y yo solamente a veintitrés. Cuando yo he amado a una bruja y él ha engañado a dos.
—¡¿Qué?! —Las palabras de Nilo abandonaron sus labios alarmadas, tras haber estado buscando una salida durante todo aquel tiempo.
Sena le hizo una seña para que se callase y dio un paso adelante.
—Eso es mentira, Shirfain —exclamó—. Kalam nunca haría daño a nadie.
Sin saber el motivo exacto, la bruja de cabellos castaños se echó a llorar. El peso de aquel recuerdo. Se vio a sí misma buscando a Maya para jugar. Ante sus ojos se erguía la figura de Kalam. Entonces, vio el hacha. Y acto seguido, la sangre.

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Cenizas
FantasyTras perder a su padre, Claythos debe emprender un viaje en busca de la Bruja Nigromántica, la única persona capaz de salvarlo. Como guardián que es, tiene altamente prohibido enamorarse, mucho menos de un ser del Mal. Por ello, tendrá que elegir en...