9.

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Estaba en casa después de tanto, después de todo lo que había pasado. Sentía como si hubiese pasado más de un año fuera de aquella casa, más de un año sin estar dentro de aquella habitación en donde ella, incontables veces entró para darme un beso de buenas noches, para luego a las seis treinta despetarme, o en las fatídicas noches que me acompañó para que pudiera conciliar el sueño mientras ella me protegía como nadie más lo haría. Estar allí, dentro de aquella casa, significaba ahogarme en el mar de recuerdos que tenía acechando mi cabeza cual cazador a su presa.
Y casi al mismo tiempo pensaba en que no queria ser una carga para el señor Stark. Eran demasiadas cosas para mí.

Y dolía, dolía demasiado.

Me tomé un breve, quiza no tan breve, intante para sentarme en la cama de mi habitacion y llegar a la maldita conclusion de que, a diferencia de la última vez que había estado allí, ahora mamá no estaría abajo, esperando por mí para darme un dulce beso en la frente y sonreírme a pesar de que ella estaría destruida como desde hacía mucho tiempo.

Suspiré y traté de asesinar esas malditas ganas de tirarme al suelo a llorar, sin embargo lo único que pude evitar fue tirarme al suelo y gritar mil porqués al ser que se suponía se la había llevado, y esperaba que de haber sido así, ella estuviese muy bien allí al lado suyo, porque su único pecado había sido amar a un maldito.

Llené la mochila de mi ropa y demás cosas que usaría, también tomé una maleta que mamá me había regalado cuando fuimos a Hawaii después de años de peleas, me preguntaba por qué demonios jamás me había enterado de que mamá había hipotecado la casa, sinceramente sentía como si todos estuviesen en mi contra en ese momento, me sentía más que derrotado si es que había una categoría más abajo de esa.

Pero pensé en él, en ese ser hombre. Me sentía tan afortunado de tenerlo pero también me sentía mal por todo lo que había pasado en tan poco tiempo, en mi corta vida.

­­— Puedes vivir acá, te aseguro que soy un buen compañero y que voy a cuidarte bien.

Por alguna razón me parecía tierno que quisiera, según sus propias palabras, cuidarme, la verdad sí quería que lo hiciera porque en su cama y en su presencia me sentía menos mal que en otras situaciones, quizá era solamente la falta de mi padre lo que me hacia querer tantas cosas con él, sin embargo sabía mejor que nadie que lo mucho que me gustaba no tenía absolutamente nada que ver con ese hombre, era loco compararlo con Tony.

Cerré la puerta de aquella casa pensando que sería la ultima vez que saldría de ella, que todo ese capítulo de mi vida se había acabado como un libro cuando la ultima palabra es leida, no quieres hacerlo, y duele, pero da satisfaccion inefable. satisfaccion al fin y acabo.

Nuevamente pensé en él y las ganas de llorar amainaron como la lluvia después de un fuerte aguacero.

[...]

Al fin había vuelto a la universidad y todos me miraban como si fuese el bicho raro, es decir jamás fui el chico súper popular, pero ahora no quería serlo, porque todos sabían lo que había pasado en una semana y ese era el motivo de mi popularidad.

Oía fácilmente como murmuraban acerca de la muerte de mi madre y exclamaban sosos comentarios de lástima que me hacían sentir mucho peor.

Ned y MJ los miraban feo e incluso les sacaban el dedo para que supieran que tenían que dejar de hablar de mí como si no estuviera, en realidad casi solo MJ lo hacía.

Sabía que incluso ellos se sentían así conmigo, como si hablar como antes podría lastimarme en aquel momento, como si un cristal estuviera alrededor de mí y en cualquier momento ese iba a ceder para luego cortarme con cada pieza de aquel cristal.

Falling. (STARKER)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora