11.

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La verdad empezaba a asustarme.

¿Cómo era posible que todo lo que les pasaba a mis cercanos era malo?

Es decir desde hace un tiempo todo había empezado a ir en decadencia.
Y como si no fuera suficiente me encontraba otra vez en esa desesperante sala de espera, me sentía nervioso y el pequeño deja vu de la última vez que estuve allí me invadió. Si me sumergía un poco en mis pensamientos aún pensaría que estaría allí por mamá y que en cualquier momento ella saldría de la sala de emergencias y juntos nos iríamos a casa o pasar por un helado antes de eso, sin embargo no era así. Me encontraba allí ahora por mis amigos, no por mi mamá.

La noche anterior, cuando volvían de la fiesta a la que habían ido muy emocionados, un maníaco ebrio les chocó y para nuestra desgracia no lograron salir ilesos de tal accidente.

Era como si tuvieramos encima una mala racha.

Los ví salir entonces, suspiré cuando los observé a los dos y me permití sonreírles, el hecho de verlos me hacía sentir un poco más tranquilo, a pesar de sus aspectos.

Ned venía en una silla de ruedas, que una enfermera conducía, tenía un collarín y varios moretones en el rostro.
Mientras que MJ solamente tenía un cabestrillo en su brazo izquierdo y un golpe en la cabeza, ya que tenía allí un pequeño parche.

Me acerqué rápidamente para abrazarlos.

—Con cuidado —dijo la enfermera ya que la euforia con la que me acerqué era para lastimarles, dándome cuenta me frené ante ellos.

Abracé a MJ primeramente tan suave como pude ya que no quería lastimarla.

—¿Cómo estás MJ?

—Viva, lo cual no sé si es bueno o no...

Reí por la broma de MJ y ahora era turno de mi mejor amigo, me agaché y lo tomé en un abrazo fuerte pero delicado al mismo tiempo.

—¿Cómo estás tú?

—Bien, si puedo caminar no te preocupes, solo que prefiero ya sabes el tour premium. De la que te salvaste, Pete, que bueno que no fuiste.

—Ni lo digas, me da miedo pensarlo, pero ya no hay que pensar en eso... Solo hay que pensar que están bien.

Entonces los padres de ambos llegaron al lugar y fueron ahora ellos los que se acercaron a mis amigos para saludarlos.

Me sentí cohibido, tonto, solo.
Ellos tenían a su familia y yo... Bueno.

Miré al pasillo y allí estaba él.
El hombre que me había hecho el amor esa misma noche que sucedió todo eso.
Lo miré, él ya me miraba quien sabe desde qué momento y le sonreí, él me sonrió también de manera cómplice.

Me acerqué a él con timidez.

—¿Cómo están?

—Están bien, por suerte. Parece que no fue nada grave... Estaba muy asustado por ellos, no sé qué haría si algo les pasara a ellos también.

—Vamos —dijo indicando que saliéramos al parqueo del hospital. —¿Tú cómo estás?

—Un poco triste —me sinceré con él.

Me sentía tan bien caminando a su lado, era como si estuviera bien cuidado.

—¿Por la última vez que estuviste aquí?

—Sí.

—Entiendo, está bien estar triste, lo sabes verdad.

—Yo lo sé, pero tampoco es bello.

Falling. (STARKER)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora