Un fanfic de Maze Runner
"Sea lo que sea que quieras hacer, no intentes ser una superheroína"
"Y esta es Lorena, novato" señalé al rubio.
"Andrea, ese es nombre de mujer" el chico rodó los ojos.
"¿Estás diciendo que un hombre no puede tener ese n...
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Podía ver a través de los monitores cómo el chico por quien más me había preocupado estaba en medio de un horrible laberinto, sin sus recuerdos. Me había olvidado, y el dolor en el pecho se hizo más grande cuando ni siquiera fue capaz de reconocer al cabeza hueca de Minho.
CRUEL está lleno de mentiras.
Me engañaron todo el tiempo, nunca me dijeron el verdadero propósito del laberinto, mucho menos me dijeron que les quitarían todos sus recuerdos a mis amigos y los enviarían allí. Claro, debí suponerlo. Para todos ellos solo éramos estúpidas variables.
Una parte de mí sabía que debía detener todo eso, porque no hacíamos lo correcto, pero sabía que no podía hacerlo sola. Vi cómo los operaban y me sentí como la persona más miertera del mundo en nuestro último encuentro. Ellos me odiaron, y el momento sigue vivo en mi mente.
- ¿Me enviaran allí también? -preguntó el pequeño Chuck con temor en sus ojos.
Le acaricié el cabello con cariño.
"No quiero volver a verte". Las palabras de Newt seguían vivas en mi memoria, y dolían como en el momento en que me las dijo. Aunque han pasado casi dos años. Su mirada de decepción. Miré al pequeño Chuck con lástima.
No. No le iba a suceder lo mismo a él. Y estaba decidida a ayudar a los demás a salir de allí. Hace unos meses, desertó una científica muy importante y se unió a una banda de rebeldes; Mary Cooper. Ella era mi esperanza.
- No, Chuck -le respondí con una sonrisa torcida-. No lo permitiré.
Resiste ricitos de oro, espérame.
Una sacudida del suelo fue lo que me hizo despertar. Abrí mis ojos en medio de la fría oscuridad, con aire vaciado y polvoriento. Apoyé sus manos, confundida, para ponerme de pie. Inútilmente, pues parecían no funcionarme. Sentía mis extremidades dormidas, con un cosquilleo constante que me impedía moverlas correctamente. Toqué mi cabeza al sentir un líquido escurrirse por mi cara. No podía ver con claridad qué era exactamente, pero dada la situación en la que me encontraba, no me sorprendería que eso fuera sangre.
El simple hecho de estar sangrando me hizo entrar en pánico. ¿Qué estaba pasando? Intenté recordar cómo fue que llegué a parar a ese... ¿cubículo? Pero nada venía a mi cabeza. Quise pensar a quién acudir por ayuda, tal vez a mis padres o algún amigo lo bastante solidario para venir por mí, pero lo único que mi cabeza podía ilustrar era imágenes fugaces de personas sin rostro. Lo cuál era aterrador. Ni siquiera recordaba mi nombre o apellido.
No tardé en llegar a la horrible conclusión de que no sabía nada. No tenía idea de dónde venía, ni quienes eran mis padres, ni nada relacionado con mi vida antes de haber despertado. Tuve que haberme golpeado demasiado fuerte la cabeza como para no acordarme de nada. Por más que intentaba, lo único que llegaba a mi cabeza era el funcionamiento general del mundo. Nada de personas. Lo único que le faltaba a mi pánico era frustrarse.
