02. Un egocéntrico simpático

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𝔰𝔥𝔞𝔫𝔨 /𝔖ℌ𝔞𝔫𝔊ℌ𝔨/ (𝔫). 𝔘𝔫 𝔞𝔪𝔦𝔤𝔬 𝔢𝔫 𝔢𝔩 Á𝔯𝔢𝔞

Newt tenía una peculiaridad que me causaba curiosidad

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Newt tenía una peculiaridad que me causaba curiosidad. Cojeaba. Era demasiado notorio, y cuando aceleraba el paso, la renguera era aún más evidente. Me preguntaba qué le había pasado.

- Esta es la caja –señaló el cubículo de metal con puertas oxidadas-. Cada semana nos llegan provisiones, y una vez por mes llega un nuevo Habitante –informó-. Siempre son chicos, así que como ya habrás deducido, eres la primera chica.

- Muy halagador –comenté tratando de tapar mi incomodidad con humor.

- Por allá están los jardines –señaló el huerto-. Yo trabajo allí. Y más atrás están los bosques, donde están los animales y te puedes ir a relajar o cualquier cosa que quieras. Si llegas muy lejos hallarás el cementerio.

Ralenticé mi caminar. Esto era un lugar lleno de adolescentes en medio de la pubertad, y algunos eran incluso más pequeños. ¿Por qué necesitarían un cementerio? Preferí no saber la respuesta a esa pregunta.

- Los carniceros trabajan allí –señaló una pequeña granja con establos de animales-. Si te gusta la sangre, ese es tu lugar.

Negué la cabeza con una mueca de asco. Matar animales no era una opción para mí.

- Por allá, la finca –señaló las viviendas lastimosas-. Esa cosa es tres veces más grande que la primera vez que llegó alguien. No es linda pero cumple su función. Todos dormimos allí –dijo-. ¿Alguna pregunta?

- ¿Debo dormir allí también? –pregunté.

- ¿Cómo crees? –respondió-. Estos larchos nunca han visto una chica, no que recuerden, si te enviamos allí sería como dejarle una oveja a unos lobos. Ni de broma.

- Gracias a Dios –suspiré aliviada.

Era evidente que los habitantes de aquí saben sobrevivir, lo han hecho bastante bien para ser muchachos, solo me preguntaba qué hacíamos todos aquí. ¿Era alguna especie de castigo?

- ¿Quiénes nos pusieron aquí? –le pregunté mientras caminábamos por el patio.

- No lo sabemos –respondió con la cabeza gacha-. Tenemos electricidad, agua, todo lo que necesitamos. Pero no sabemos de dónde viene o garlopadas como esas. Sólo la usamos.

- Es una mierda –dije sin darme cuenta que lo dije en voz alta.

- Lo es –concordó-. De momento, trabajarás todos los días en algo diferente hasta que hallemos en lo que eres buena –me dijo-. Si quieres puedes dar un paseo mientras voy con Alby a discutir dónde puedes dormir.

Asentí y lo vi alejarse.

Me volví a fijar en su renguera. ¿La habrá tenido de antes? Lo dudaba, algo en mi interior me decía que no era así. Comencé a caminar en otra dirección y las miradas curiosas no pasaban desapercibidas. Supongo que el no haber visto una chica realmente les afectaba.

La Chica Del Laberinto -NEWTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora