𝖢𝖺𝗉í𝗍𝗎𝗅𝗈 𝖽𝗈𝗌.

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En lo más alto de su carrera, cuando viajaba más de doscientos días al año, Levi había logrado flotar entre los husos horarios con la única ayuda de la cafeína. O se estaba haciendo viejo o la temporada fuera de circuito lo había cambiado.

Había viajado a San Diego tras visitar una obra benéfica en Texas, aunque ambas zonas no estaban muy lejos, se había despertado a las cuatro de la mañana hora local y no había logrado volver a dormirse. Así que se levantó de la cama, se vistió con ropa para correr y salió a la playa antes del amanecer tras tomarse solo un café.

La casa que había alquilado en Vista del Mar estaba situada en una zona desierta de la playa. Su asistente, Gunther, había ido un par de días la semana anterior para alquilar aquella modesta casa de una única habitación, aunque había otras con más espacio, Levi había optado por una más pequeña y más cerca del mar, encantado de tener la excusa para que Gunther y Erd se alojaran en el hotel en lugar de con él. Valoraba demasiado su intimidad.

Todavía faltaba una hora para que saliera el sol. Por ahora estaba solo en la playa sintiendo la arena bajó los pies al correr. Las olas rugían en sus oídos y la brisa le acariaba las mejillas pero todo aquello no bastaba para borrar sus palabras: «No es usted el hombre que yo pensaba que era».

Había desilusionado a mucha gente en su vida. Gente que confiaba en él. Gente a la que quería. ¿Era mucho pedir no desilusionar también a aquella benefactora?

Tal vez no fuera tan malo si no se tratara únicamente de su inesperada e inconveniente atracción hacia Hange Zoe lo que lo había mantenido despierto. La atracción sexual iba y venía. Antes de Petra se había dejado llevar por los placeres que las mujeres le ofrecían a manos llenas, pero desde entonces había aprendido a controlarse lo suficiente. El hecho de sentirse atraído por Hange no le importaba, el verdadero problema estaba en que una parte de él temía que Hange hubiera sido capaz de ver más allá en su alma y ver la verdad.

Nunca incumpliría sus expectativas. Nunca lo conseguía. Era capaz de dejar de lado todo lo demás. Últimamente se le daba bien enterrar sus sentimientos pero no podía olvidarse de aquello.

Cuando Petra murió se perdió en el dolor. Luchó con uñas y dientes para recuperarse, para salir de su desesperación y reconstruir su vida sin ella, pero lo cierto era que lo había conseguido con un principio muy simple; seguir adelante. Era como correr, se trataba de poner un pie delante de otro. No había que pensar, solo moverse. Olvidar el dolor de los músculos, olvidar los callos de los talones, olvidar la angustia de ver a un ser querido comido por el cáncer y no poder hacer nada para evitarlo. Seguir adelante.

Durante tres años había trabajado dieciocho horas diarias para poner en marcha la Fundación Petra Ackerman. Se había puesto en contacto con todas las personas ricas o influyentes que conocía y les había pedido apoyo o donaciones.

Había encontrado un trabajo que le apasionaba y se había entregado a él. Había visitado otras obras benéficas para ver como funcionaban. Nunca se quedaba en ningún sitio el tiempo suficiente para tomar aire. Había trabajado hasta la extenuación. Lo había hecho en honor a la memoria de su esposa, pero también le ayudaba a olvidarla.

Correr era lo único que le despejaba la mente. La música había tenido el mismo efecto sobre él en el pasado, antes de que Petra enfermara, pero el cáncer no solo se había llevado a su mujer, sino también todos sus anhelos musicales. En el pasado no podía pasar ni un solo dia sin tocar la guitarra. Cuando una canción le acariciaba la mente no importaba lo que estuviera haciendo. Todo aquello había desaparecido.

Levi ralentizó la marcha. Se detuvo un instante, se puso las manos en las rodillas y se agachó para llenarse los pulmones de aire. Luego dió la vuelta y se dirigió hacia la casa andando.

𝐍𝐨𝐭𝐚𝐬 𝐝𝐞 𝐚𝐦𝐨𝐫; 𝐥𝐞𝐯𝐢𝐡𝐚𝐧 [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora