𝖢𝖺𝗉í𝗍𝗎𝗅𝗈 𝗇𝗎𝖾𝗏𝖾.

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Como no dijo nada sobre el vestido, Levi no sabía si se lo pondría. Así que se sintió complacido cuando pasó por su casa para recogerla y vió que lo llevaba puesto. Estaba exactamente como la había imaginado. Y sí, incluso la había imaginado frunciendo el ceño.

—Me alegro que te hayas puesto el vestido —dijo alzándose para darle un beso fugaz en la mejilla.

Por supuesto, la había visto en la boda por la mañana.

En aquel momento había tenido que hacer un esfuerzo por no estrecharla entre sus brazos y que todo el mundo pudiera verlo, pero estaba tratando de respetar sus deseos de llevar las cosas en secreto. Había sido una ceremonia sencilla pero preciosa, tan elegante como la propia novia. Hange había llorado abiertamente durante la ceremonia y la pequeña celebración que siguió, aunque había sentido curiosidad al ver a sus padres, que también habían asistido, se mantuvo firme en el lado del novio durante la celebración, lejos de la tentación. Incluso en ese momento tuvo que hacer un esfuerzo por mantener las distancias entre ellos.

Hange frunció todavía más el ceño durante un instante.

—¿Como supiste lo del vestido?

—Le pregunté a Mary.

—No era una película de Smith Pictures. Nunca he trabajado con ellos.

—Cierto. Pero Mary creció en Hollywood. Conoce a todo el mundo. Me dijo que este era el vestido más bonito que había visto en su vida. Dijo que era el que querrías llevar al menos una vez aunque te hubieras dejado los dedos cosiéndolo.

—Bueno, al menos tiene un gusto excelente —Hange sonrió a su pesar—. Y me alegro que siguieras mi consejo y no alquilaras una limusina.

Levi la guió hacia su Lexus.

—Hay una hora y media de camino hasta Beverly Hills. Si estuviéramos solos en el asiento de atrás de una limusina, no podría prometer tener las manos quietas.

Hange no sabía que esperar del baile de los Smith, un obsceno despliegue de riqueza, paparazzis en la puerta, un despliegue de estrellas… lo que no esperaba era que la recibieran como a una más. Al ser diseñadora de vestuario, estaba acostumbrada a quedarse entre bambalinas cuando frecuentaba la sociedad de Hollywood, pero esta noche estaba en los escalones superiores.

El baile anual de los Smith se celebraba en la mansión Smith, una impresionante mansión isabelina que ocupaba kilómetros y kilómetros de terreno de primera calidad en Beverly Hills. Toda la primera planta de la mansión había sido lujosamente decorada con corazones y lazos rojos que contrastaban con el elegante entorno.

Levi se sentía en su salsa en medio de todas las estrellas y parecía conocer a todo el mundo. Hange hizo su parte y habló de La Esperanza de Hannah con cualquiera que mostrara el más mínimo interés, y encontró a varias personas genuinamente intrigadas. Se dió cuenta de que se le daba mejor hablar de lo que pensaba, pero no era tan buena como Levi. Oírle hablar de La Esperanza de Hannah resultaba casi tan impresionante como verle actuar en escena. Era un genio y su genuino entusiasmo por La Esperanza de Hannah la hacía sentirse más vulnerable.

¿Por qué no podía ser Levi superficial y vanidoso?

Hange se excusó para ir al baño mientras Levi charlaba con la estrella de un programa de televisión. Cuando salió del cuarto de baño se dió de bruces con Mary Smith. Le sorprendió que la otra mujer la recordara. Sí, se habían conocido hacía una hora, pero sin duda ella no era más que un rostro entre la multitud.

—¿Estás disfrutando de la fiesta? —le preguntó la mujer.

—Es maravillosa —fingió Hange. Mary rió.

𝐍𝐨𝐭𝐚𝐬 𝐝𝐞 𝐚𝐦𝐨𝐫; 𝐥𝐞𝐯𝐢𝐡𝐚𝐧 [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora