(TW)
Lo entendí cuando Saiki no supo que decirme, yo tampoco sabía que pensar sobre la situación, sin embargo no necesitó usar palabras. Su mano aguantaba la mía con firmeza aunque a veces pasaba su pulgar por mi mano cuando me ponía nervioso y con suavidad limpiaba las lágrimas que se me escapaban a veces, que no eran muchas ya que intente permanece estable y no romperme delante suya. No podía sostenerle la mirada, siempre se me había dado mal, pero podía sentir sus ojos clavados en mi como si fuera lo único que importaba. Me sentí seguro.
No hizo preguntas cuando termine de hablar, solo se quedó haciéndome compañía a mi lado en silencio. Poco después llegó su madre, dijo que mi hermano estaba en la habitación de invitados durmiendo y por tanto la ducha ya estaba libre. No tarde en irme para huir del incómodo silencio que había creado. No quería darle pena o que me viera como algo frágil que se puede romper con el mínimo roce. Aunque él me miró con una mueca indescriptible, pero sus ojos me pedían que me quedara a su lado. Yo quería pero necesitaba salir de ahí, solo un rato.
La persona que me miraba en el espejo no era yo, no podía serlo. Esa persona daba repulsión, no importara por donde mirara. Asco y debilidad, pálido como la nieve y delgado hasta un punto enfermizo. ¿Cuándo me había vuelto así? Penoso, solo podía pensar que merecía todo lo que estaba pasando. No podía ni aguantar la mirada conmigo mismo, ¿Cómo podía yo querer ser feliz? No lo merezco. No merezco nada, no merezco amor ni amigos, no merezco a Saiki. No merezco respirar.
Miro mi reflejo de nuevo, ¿la gente de mi edad pasara por esto también? ¿Por qué yo? De las millones de personas que hay en el mundo, ¿por qué yo no podía reconocerme en el espejo? Ni si quiera me di cuenta de cuando empecé a cambiar tanto. Ni si quiera era un "glow up" como de los que a veces oía hablar a mis compañeras, había cambiado para mal. Me toqué la cara, apenas lo sentí, mis ojeras me hacían parecer un cadáver. ¿Cuándo fue la ultima vez que dormí?
Me gusta la soledad, creo que es buena a veces, pero odio estar solo con mis pensamientos. Siento como si hubiera una guerra constante en mi mente y no se de que lado estoy. Ojala se callaran al menos por un segundo.
Al meterme en la bañera, me di cuenta de que no había ninguna herida más grave de lo normal en mi cuerpo. Eso significaba que mi madre no llegó a golpearme con el bate, solo me desmayé del dolor por la paliza. No sabía como sentirme por ello, o como debía sentirme. ¿Aliviado? Es decir, no lo hizo, pero lo consideró y pudo haberme matado. Quiero pensar en positivo, quiero aferrarme a cualquier cosa que indique que mi madre aun era buena, como que no estaría pensando claramente por el estrés del momento. Pero se que no es así, solo intento darme esperanzas para no quedarme sin nada.
Metí la cabeza en el agua de la bañera.
¿Debía perdonarla, después de todo? ¿Era capaz de cambiar?...¿Todo el mundo merece una segunda oportunidad, no es así? ¿Incluso alguien como mi madre?
¿Por que ella había cambiado de esta manera? ¿Era mi culpa? A mi también me dolía que papá tuviera otra familia, pero me trague mi dolor y le sonreí al mundo como suelo hacer. ¿No hacía todo el mundo lo mismo? ¿Por qué mamá desquitaba su dolor conmigo? ¿Por qué? ¿Por qué?¿Por qué?
La cabeza me daba vueltas, no se si era por el revuelto de pensamientos navegando por mi mente o por el tiempo que llevaba aguantando la respiración.
Morir ahogado, he oído que es doloroso. Si muero ahora no tendré que aguantar a mi propia mente, no sería miserable ni feliz. No tendría paz ni dolor, flotaría en la nada para siempre.
...
Salí del agua, decepcionado por no ser capaz de dar el paso. Pero el sentimiento de Kusuo acogiéndome en sus brazos con tanto...cariño, me carcome por dentro. Me siento culpable y pienso en alejarme pero también egoísta al querer quedarme a su lado. Odio esto.
Saiki POV
En cuando desapareció por el pasillo caminando con dificultad pero sin pedir ayuda, empecé a asimilar toda la información.
Mientras escuchaba el relato de Satou, una avalancha de emociones crecía en mi. Podía reconocer sin duda el enfado, la rabia. Ver sus ojos aguarse al contarme como su madre le trataba encendía la llama de ira en mi interior y de algo estaba seguro, esa mujer iba a pagar por todo lo que había hecho. Su padre no era un santo tampoco, pero me ocuparía de él más tarde. Otro que era fácil de notar era la tristeza, por el simple hecho de que Satou no merecía eso. Me entristecía como alguien tan bello sufría tanto. La palabra que mejor lo definía mejor era injusto, y aun así no demuestra la barbaridad de la situación. No podía faltar el sentimiento de impotencia, de que podría haber hecho algo. Estaba seguro de que la culpa que punzaba en mi pecho no pensaba irse, se quedaría ahí retorciéndome el corazón y recordándome lo inútil que fui. Había algo más al que no sabría ponerle nombre, algo que me aplastaba cuando Satou parecía estar a punto de romperse. Cuando a mitad de una frase se le cortaban las frases. Cada vez que se paraba durante unos segundos para respirar y calmarse. A pesar de las situaciones dolorosas que relataba no se permitía llorar, a pesar de estar contándome como su vida se volvió un infierno él se mantenía serio. En esos momentos estaba confundido, quería que se sintiera seguro a mi alrededor, pensaba que lo había conseguido.
El aire que entraba en mis pulmones se sentía frio y pesado, y me comprimía por dentro. Quería gritar pero estaba bajo un mar que convertía cada sonido en un murmullo incomprensible. Abría la boca pero nada salía a pesar de que mi mente sonaba como una estación de tren llena de gente. No podía hacer nada, estaba inmóvil.
Mi madre se sentó a mi lado y acarició mi espalda gentilmente. No era necesario decir nada, ella lo sabía, si yo quería hablar lo haría y ella era consciente de eso. La abracé en busca de consuelo, quería ayudar a Satou pero yo mismo estaba perdido. Todo había pasado muy rápido y no me había dado tiempo a procesarlo. Ella pasó su mano por mi pelo, era su manera de decirme que estaba ahí para mi y no tenía idea de cuanto la apreciaba.
-Estoy cansado- Quería explicarle pero no encontraba las energía para hacerlo. Había sentido muchas emociones muy fuertemente en poco tiempo, no solo hoy, sino desde hacía unos días. Estaba exhausto, ¿Cómo podía la gente normal vivir con esto?
-Lo se cariño- hizo que la mirara, aunque sentía que caería dormido en cualquier segundo, me esforcé en mantenerme consciente. -Eres muy fuerte, y no lo digo por tus poderes o porque seas mi hijo. Lo digo sinceramente de todo corazón- enfoque la vista, era fácil ver cuando mi madre mentía, sin embargo ahora no lo notaba. Solo estaba ella mirándome con cariño y sinceridad, transmitiéndome paz.
-He parado meteoritos y volcanes, pero ahora me siento sobrepasado. No lo entiendo- era extraño ser vulnerable delante de alguien.
-Esto es diferente a meteoritos o volcanes, es una historia. Personas reales con sentimientos, recuerdos y pensamientos. Son situaciones complejas porque los humanos somos complejos. No podemos ser arreglados con facilidad. A veces se toman años para poder estar mejor, en casos se pasan su vida rotos. La gente que trata sus emociones y los arregla debe estudiar durante años. Cariño,- agarró mi cara con sus manos, acariciándome con el pulgar -hay cosas que no puedes hacer. Eso es normal, sigues siendo humano.- sonrió con gentileza y depositó un suave beso en mi frente. Esperaba poder comprender a las personas algún día y mientras tanto, ayudar a Hiroshi tanto como pudiera.
Por una vez, estaba tranquilo. Podía respirar sin que aquellos molestos sentimientos me cerraran los pulmones y antes de que me diera cuenta había caído dormido en segundos.
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Hello, primero que nada me quiero disculpar. He estado tres días sin escribir nada porque tuve gastroenteritis y estuve en el hospital. Estoy mejorándome ya así que no se preocupen, de nuevo lo siento!!
Se que este capitulo es algo lento y corto, pero quería centrarme en como se están sintiendo los chicos después del capitulo pasado. Necesitan terapia los dos.
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Aburrido / Saiki x Satou
FanfictionSaiki admira a Satou, él es perfectamente ordinario y Saiki envidia eso. A menudo lo espía desde lejos, sabiendo que si se acercara dañaria su normalidad. Pero un día, lo sigue hasta su casa y Satou parece...cambiar? Como si se apagara. "¿Realmente...