20- Calma

1.4K 210 70
                                        

No os quitare mucho de vuestro tiempo de lectura, pero quería agradeceros de todo corazón porque leáis mi historia. Se que no es la mejor y hay mucho, MUCHO, que mejorar; pero trabajaré en mejorar y traeros lo mejor. Gracias por todo

----------------------------------------

La próxima vez que abrí los ojos vi el techo apagado del salón. ¿Por cuanto tiempo había dormido? Me enderecé con pereza e iluminado solo por una pequeña lámpara de mesa estaba Satou leyendo un libro. Tan inmerso en su lectura que no parecía haber notado que le estaba mirando, no quise interrumpirle y preferí quedarme callado mientras aun me despertaba. 

Pasaron unos minutos hasta que dejó un marcapáginas entre las hojas y cerró el libro. No se molestó en girarse hacía mi, en cambio solo suspiró y se estiró. Había un extraño entorno hogareño que le rodeaba, era agradable verlo relajado. Por fin posó su mirada en mi y se percató de que había estado observándolo. Un suave color carmesí brillo sobre sus mejillas en la oscuridad.

-Oh, hey Kusuo. Veo que ya te has despertado

-¿Cuanto tiempo estuve dormido?- rasqué mis ojos pero los volví a cerrar con pereza. Él miró al gran reloj de nuestro salón antes de responder.

-Unas 3 horas- asentí. Nos quedamos en silencio pero aun podía sentir su mirada clavada en mi, estaba a punto de hablar de nuevo cuando le escuché reírse. Abrí los ojos para verle tapándose la boca, intentado evitar que su risa saliera.

-¿Qué?- fue lo único que pude decir. Aún con la mano en la boca señaló hacia mi cabeza, sin entenderle cogí mi teléfono a ciegas y encendí la cámara. Mi móvil daba la luz necesaria para que pudiera ver mi reflejo, tenía el pelo hecho un desastre. Tierra trágame. 

Rápidamente arreglé mi cabello para que se viera medianamente bien y apagué el teléfono. Volví a mirar al chico a mi lado y no pude evitar quedarme mirándolo. Su pelo estaba revuelto, no tanto como el mío, pero de una manera que le quedaba bien; sus mejillas lucían un suave carmesí mientras él intentaba ocultar su sonrisa. La sala estaba oscura pero el brillo de sus ojos me hipnotizaba. Me reí también. 

Nuestro pequeño trance de paz no duró mucho, el momento en el que la sala quedó en silencio el ambiente se tensó. Era una situación extraña y no me podía imaginar como lo estaba pasando Satou, o que hacer para consolarlo. Tampoco estaba claro el siguiente paso, huyó de su casa pero, ¿ahora qué? De reojo vi su cara oscurecerse, no era difícil notar que ya estaba  exhausto mentalmente, por lo que tuve que pensar rápido. Lo que decidiéramos hacer sería una decisión de mañana, por ahora Satou solo debía descansar debidamente. 

Me levanté y en un abrir y cerrar de ojos tenía al castaño en mis brazos. Se sorprendió tanto que casi se cae. 

-Necesitas descansar

-P-Puedo caminar Kusuo, anda bájame- se quejó pero yo ya estaba de camino a mi habitación, en la de invitados estaba su hermano así que tendría que sacar un futón para él. 

Al llegar baje a Satou y abri el armario en busca del futón, mientras él aún se quejaba, pero no estaba allí. Me disculpe y salí para cuestionar a mi madre.

-¿El futón?- arrugó el entrecejo -oh, creo que nos lo dejamos en casa de los abuelos.- me miró expectante, normalmente me teletransportaría en un segundo y lo recogería, pero no sabía si mis poderes habían vuelto. No le había contado a mi madre sobre la perdida de mis poderes, no quería preocuparla más de lo necesario.

-Oh, iré a comprar uno..-

-No hace falta- una voz salió a mis espaldas. Me giré y ví a Satou asomándose por la puerta. -Perdón, no quise espiar en la conversación- se mordió el labio -pero no es necesario que compren uno, puedo dormir en el sofá.

Aburrido / Saiki x SatouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora