23- Compañia

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-Woow Saiki es muy malo en este juego- una risa infantil llego a mis oídos. Podría ganarte mil veces si quisiera pero mi madre definitivamente me mataría. Y aunque no lo admitiría nunca en voz alta, el niño parecía una versión pequeña de Hiroshi y no aguantaría verlo triste. 

-Es solo que estoy teniendo mala suerte, en la siguiente te ganaré- se rio de nuevo pero esta vez mi pequeño "enfado" se disipó. 

-Vaya, parece que se lo están pasando bien- mi madre traía con ella una bandeja llena de galletas y dulces. Los ojos del pequeño se iluminaron de inmediato y crei ver un poco de baba resbalar por su barbilla. -Entonces supongo que no tendrán ganas de comer lo que preparé- posó su mano en su frente dramáticamente. El niño saltó de su sitio y corrió hacia mi madre, abrazando su pierna.

-¡Nooo! Madre de Saiki yo si quiero comer- mi madre se rio y dejó la bandeja en la mesa, entonces me di cuenta que había traído gelatina de café y la agarré antes de que el niño la viera.

-Llámame tía Kurumi- revolvió el pelo del niño a mi lado que ya había comenzado a devorar la comida, ¿si quiera masticaba?

-¡Gracias, tía Kurumi!- giró su mirada hacía mí y vi que se le apagaba un poco -¿Cuándo va a despertar Hiro?- la pregunta dolió como una puñalada y me quitó el apetito. El ambiente estaba tenso y casi no podía mantener contacto visual con el niño en frente mía, no podría aguantar sus ojos llenos de preocupación. 

-Ire a ver como está, ¿ok?- me levanté y subí por las escaleras, revisando la hora en el proceso. Creo que el cansancio juntado con el estrés del momento fue lo que hizo que se quedara inconsciente por tanto tiempo. Normalmente aprovecharía que estaba dormido para ir a ocuparme de esa bruja, pero quería estar ahí para cuando Hiroshi despertara. 

Aunque en ese momento el seguía dormido, agarré mi silla y me senté a su lado. Sus cejas estaban levemente fruncidas. De nuevo algo fuera de mi control, no puedo hacer que sus pesadillas desaparezcan.

Agarré su mano, a pesar de nunca haberme gustado el contacto físico cuando estaba con él era como un imán que me atrajera y no pudiera controlarme. 

-¿Ku..suo?-  mi cabeza voló hacía arriba, encontrándome con los ojos de Satou. Por un momento no supe que hacer, era como si me hubiera congelado. Pero de repente el imán se sentía más fuerte que nunca y antes de darme cuenta había aplastado a Satou con mis brazos.

-No vuelvas a asustarme así.- estaba siendo infantil pero no me importaba. Enterré mi cabeza en su cuello. -Idiota- sentí su mano acariciar mi pelo y deseé que el abrazo nunca terminara. Pero claro que no podía ser así y a regañadientes me separé, aunque sin soltar su mano. 

-¿Cómo te encuentras?- sus ojos se clavaron en las sabanas.

-No...estoy seguro. Siento como si nada de lo que ha pasado fuera real, o al menos eso quiero creer- forzó una sonrisa pero se disipó tan rápido como vino. Apreté su mano y en respuesta me miró con una sonrisa decaída. -¿Puedes llamar a mi hermano? 

-Seguro- con pesadez me levanté, saliendo del cuarto. Tras avisarle a Haru sobre su hermano vi como el niño corrió sin cuidado escaleras arriba con una sonrisa enorme y algo me apretó el pecho sabiendo las noticias que iba a recibir. Me senté junto a mi madre y seguí comiendo mi aperitivo, que, sorprendentemente, estaba intacto. 

Pude disfrutar de mi comida tranquilo hasta que alguien llamó a la puerta y decidí ir a abrirla yo dado que mi madre ya había hecho mucho por mi ese día. Giré el pomo de la puerta y me encontré...

-¡Tu! ¿¡Cómo te atreves a dejarme con la intriga!? ¡¿No sabes lo preocupada que estaba?! ¿¡Para que tienes un teléfono si no coges las llamadas!? ¡Idiota!- habló tan rápida que apenas pude entenderla mientras me agitaba por los hombros. Puse los ojos en blanco.

-¿Qué quieres Aiura?- por fin me soltó y empezó a mirar detrás de mi hombro como en busca de algo.

-¿Donde está Satou? ¿Está bien?- me miró -¿Debería echarle un mal de ojo a su madre?- susurró esa parte con una cara demasiado seria.

-¿Qué? No— - en medio de la oración me di cuenta de que había alguien detrás de la chica, reconocería ese pelo desaliñado azul en cualquier lado. - ¿Qué hace él aquí?

-Temía que la Unión Oscura le hubiera atacado por su cercanía a mí, y una serie de pistas me trajo hasta tu casa. Fue aquí que— su monologo fue cortado por la peliverde.

-Lo encontré de camino y cuando le dije que venía a ver a Satou me rogó que le dejara acompañarme.- Kaidou se puso rojo de la vergüenza y yo solo pude suspirar mientras les dejaba entrar.

-Ahora está hablando con su hermano, vais a tener que esperar. - justo mientras decía esas palabras una puerta se abrió de golpe y un llanto resonó por toda la casa. Supongo que no se tomó bien la noticia. -O no- les guie hasta la habitación donde Satou se encontraba. Decidí entrar yo primero para avisar al chico, que al verme se limpió con prisas las pequeñas lagrimas que escapaban sus ojos.

-Oh, u-um hola Kusuo- evitó contacto visual conmigo mientras me sentaba al borde de la cama. 

-Haru solo... necesita tiempo. Es solo un niño.

-Lo se- apretó la sabana entre sus manos -Él es un niño y yo solo soy un estúpido adolescente, ¿cómo se supone que cuide de él solo?- apoyé mi mano sobre la suya, notando como la relajaba. En la superficie estaba intentando reconfortar a Hiroshi, pero por dentro solo pensaba en como a hacer sufrir a la bruja que lo puso en esta posición. 

-No estas solo-  por fin miró a mi dirección, le sonreí -Tienes visita- señalé con la cabeza la puerta del cuarto, por donde se asomaron Aiura y Kaidou. El segundo practicamente se tiró sobre Satou.

-¿Kaidou? ¿Q-qué haces aquí?- el chico, aun confundido, le devolvió el abrazo.

-Eres mi amigo, estaba preocupado cuando desapareciste de la nada- hasta yo me sorprendí al escuchar a Kaidou hablar de manera tan genuina. Satou intentaba contener su sonrisa antes de ver a Aiura.

-¿Y tu eres...?- la chica, demasiado emocionada en mi opinión, empujó a Kaidou de la cama para acercarse ella.

-El nombre es Aiura Mikoto, soy amiga de Saiki y los amigos de Saiki son mis amigos.- sonrió ampliamente -He escuchado muchísimo de ti, nunca he escuchado a este chico- me señaló - hablar tanto. Ni si quiera estoy exagerando, de verdad, Saiki estaba super obse- le puse la mano sobre la bocaza antes de que dijera una estupidez. 

-Me la voy a llevar un rato- avisé a Satou, acto seguido arrastré a Aiura fuera de la habitación hasta el salón ignorando las quejas de la chica. 

Derrotada, se dejó caer en el sofá en silencio. Pero no me importaba, si a alguien se le daba bien la ley de hielo era yo, por lo que continué comiendo sin prestarle atención a sus constantes suspiros. Finalmente parece que se hartó y me miró de reojo. 

-Toritsuka también estaba preocupado, pero no quiso venir. Ese idiota no se atreve a mirar a tu novio después de haberlo llamado aburrido tantas veces- escupí el agua que estaba bebiendo. Me giré hacia la chica y empezó a reírse histéricamente. -Dios no sabía que podrías poner caras así- continuó riéndose mientras me levanté para limpiar el agua esparcida por la mesa. 

-Espera...- se quedó mirándome fijamente y maldecí mentalmente- ha pasado algo entre vosotros- mi cara se volvió roja y eso fue suficiente respuesta para ella. -¡Lo sabía! Me pido ser dama de honor en vuestra boda- chilló tan fuerte que me sorprendí de que no se rompieran mis ventanas.

-Aun no lo hemos hablado

-Todavía- rodé los ojos. Hablamos un poco más hasta que Kaidou bajó por las escaleras diciendo que Satou estaba cansado y se había dormido. Me despedí de ellos antes de subir al cuarto donde se encontraba el castaño. Sonreí para mi mismo y me tumbé a su lado.

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Me he acordado de esta historia ahora y este capitulo ya lo tenia escrito del año pasado, asi que lo publicare por la gente que aun lee esta pequeña historia. Dudo mucho que termine esto pero gracias por leerlo <3

Aburrido / Saiki x SatouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora