Capítulo 11: Cuéntame de ti

158 10 189
                                    

NESSA

—Así que...vas a salir esta noche? —me pregunta Mary observándome de manera intrigante.

Cuando he llegado a casa junto a Maddie, a mi amiga se le ha salido de una manera para nada sutil, que a dónde iba a salir esta noche para poder ayudarme con lo que me pondría, dejándome en claro que vendría más tarde. Por supuesto que eso Mary lo escuchó una vez Maddie se fue, y ahora me encuentro en esta extraña situación con ella mientras como mi almuerzo.

—Eso creo.

—Específicamente, ¿a dónde irás y con quién? —continua con su interrogación mi nana, parece una detective o algo así.

—Voy a salir con un amigo, y no sé a qué lugar aún. —respondo y esta me mira muy poco convencida.

—Bien, pero quiero que me avises cualquier cosa. —indica, a la vez que me sirve limonada en un vaso. —Y ten tu celular a la mano, o si no me veré obligada a decirle a tu padre. —se cruza de brazos dándome una advertencia y la miro resentida.

—No me mires así, jovencita. Es por tu bien. —dice.

—Vale, ya entendí.

Si estuviera Aiden aquí, de seguro me habría cubierto para escaparme sin que nuestros padres se enteren o me hubiese llevado él mismo para asegurarse que no me pase nada—me voy más por la segunda opción—ya que dice que él siempre será mi hermanito protector. Lo extraño mucho, a decir verdad, no solo lo extraño a él, sino a papá también. El que Mary lo haya llamado en la mañana, me hizo recordar lo preocupado que ha sonado por mí.

—Nana, ¿sabes cuándo vendrá papá? —mi pregunta salida de la nada, toma por sorpresa a Mary, la cual voltea a verme con tristeza.

—No lo sé mi niña, pero esperemos que pronto. —contesta y no puedo disimular mi rostro de decepción.

—Sé que lo extrañas, pero debes entender que está ocupado con el trabajo y pienso que apenas tenga un tiempo libre vendrá a verte sin duda. —se para dándome un beso en la cabeza como siempre lo hace.

—Eso espero.

—Prométeme que estarás un poquito mejor y no tan triste. Me duele verte así mi niña.

—Lo prometo nana. —digo para calmarla, odio que Mary se ponga mal por mi culpa. Ni siquiera sé porqué he sacado el tema de papá en primer lugar, pero ya está hecho.

—Bien, ahora ve a dormir un rato que se te nota cansada. —sugiere Mary y le hago caso subiendo a mi habitación y lanzándome sobre mi cama para quedarme dormida de inmediato.

Percibo que alguien está sobre mí tocándome la cara, por lo que me muevo con fuerza para que se quiten de encima logrando que la persona caiga de mi cama. No me importa, me acurruco más con la cobija y esta es jalada de mis piernas. ¡Pero déjenme dormir!

—¡YA DESPIERTA! —escucho que me gritan al mismo tiempo que me lanzan un cojín a la cara demasiado fuerte.

—Auchh! —me quejo de dolor, quién se atreve a lastimar mi hermosa cara y levantarme de mi siesta.

—Deja de quejarte, y abre los putos ojos. —vuelve a hablar la persona, pero que fastidiosa voz.

—Que te den! —respondo y vuelvo a arroparme con la cobija. No duro mucho porque jalan de mí haciendo que me pegue contra el suelo.

—¡¿Pero qué mierda?!

—Al fin, ya era hora que despertarás.

—Ah Maddison, joder has sido tú. ¿Pero qué haces aquí?

Contigo todo es diferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora